Se hace camino al rezar

(Carlos Amigo Vallejo– Cardenal arzobispo emérito de Sevilla)


“Se hace camino al rezar. Es decir, con sentido de peregrinación. Pues, ese discurrir por las calzadas hacia Compostela, es como signo de la travesía por esta vida hacia el santuario de Dios. En el equipaje, no olvidar poner el libro de los Evangelios, que es lectura imprescindible”

Si quieres llegar hasta Dios, deja que Dios vaya delante. ¡Qué buena recomendación! Es el mejor modo para sentir y percatarse de la cercana presencia de Dios en todo. Que una cosa es hacer la peregrinación al sepulcro del apóstol Santiago y, otra bien distinta y aventurada, es echarse al camino sin dimensión espiritual ni propósito de ganar el jubileo.

Se puede hacer el camino como si de una excursión se tratara. Rodearse de unos buenos amiguetes, pasar algunos días distintos y alegres, contemplar el paisaje y llegar a Santiago, que siempre es ciudad que gusta visitar. Algunos, más cultos y refinados, buscan huellas de antiguos usos culturales en peregrinos y demás compañías que venían a Compostela. Revuelven los arcones de los archivos para encontrar códices y papeles de interés, las músicas que cantaban, la historia de los lugares del recorrido.

Con estas y otras motivaciones por el estilo, los caminos se llenan de gentes dispuestas a no perderse el Xacobeo. Por cierto, palabra que en un principio indicaba, y casi nada más, la peregrinación a la ciudad del Apóstol, pero que ahora tiene connotaciones un tanto acomodaticias y como sustitutivo secularizante de la peregrinación al sepulcro del apóstol compostelano.

De lo que cada uno lleve en su mochila interior, es mejor no juzgar. Que la apariencia puede confundir en un doble sentido. Se hace el camino con auténtico sentido religioso y deseo de cambio y conversión espiritual, pero se lo recubre con ropajes excursionistas, para el disimulo y autodefensa ante las críticas a lo religioso y a ser tachado de personaje de un tiempo pasado. También el caso contrario: decir que se emprende por razones espirituales y quedarse en la cáscara del turisteo.

Otras motivaciones y comportamientos, que son los más, tienen un verdadero sentido cristiano de peregrinación, de conversión y penitencia, de buscar el perdón de los pecados y la gracia del jubileo. Con esta intención se ha iniciado, y esto es lo que se desea conseguir.

Se hace camino al rezar. Es decir, con sentido de peregrinación. Pues, ese discurrir por las calzadas hacia Compostela, es como signo de la travesía por esta vida hacia el santuario de Dios. En el equipaje, no olvidar poner el libro de los Evangelios, que es lectura imprescindible. Y los brazos siempre bien abiertos, pues Cristo, y de una manera insospechada, se va hacer presente en tus hermanos: es el milagro de la caridad y de la misericordia. Es que la peregrinación solamente puede hacerse rezando.

Decía el papa Benedicto XVI a los artistas que la verdadera belleza le da al hombre “una saludable ‘sacudida’, que lo hace salir de sí mismo, lo arranca de la resignación, del acomodamiento del día a día e incluso lo hace sufrir, como un dardo que lo hiere, pero precisamente de este modo lo ‘despierta’ y le vuelve a abrir los ojos del corazón y de la mente, dándole alas e impulsándolo hacia lo alto” (A los artistas, 21-11-2009).

En el nº 2.724 de Vida Nueva.

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