Joseph Tobin: “Los religiosos no pretendemos construir una Iglesia paralela”

‘Vida Nueva’ entrevista al nuevo secretario de la Congregación para la Vida Consagrada

(Texto y fotos: Darío Menor) Joseph Tobin,  ex superior general de los redentoristas, es el nuevo secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Este estadounidense de 58 años tendrá que lidiar ahora con las tres “patatas calientes” que afronta su dicasterio: las visitas apostólicas a Irlanda, a los Legionarios de Cristo y a las congregaciones femeninas de los Estados Unidos. En los tres casos destaca que se trata de oportunidades para ayudar y animar, y no de inspecciones de corte policial.

– ¿Piensa usted que durante una época una parte de la jerarquía vaticana se olvidó de la Vida Consagrada?

Es una pregunta delicada. La impresión es que más de un pastor, tanto dentro del Vaticano como fuera de él, quería apostar por los nuevos movimientos laicales. Éstos son un fruto del Espíritu Santo, pero ello no significa que la Vida Consagrada no tenga más futuro en la Iglesia. El problema es que a veces nos falta un conocimiento mutuo. Para que los pastores hablen con los religiosos y religiosas tienen que conocerlos, y viceversa. Los religiosos no pretendemos construir una Iglesia paralela, sino una Iglesia, como dice san Pablo, que es un cuerpo de Cristo, un tesoro de dones pero con un solo Espíritu.

– En los próximos meses deberá afrontar varias cuestiones delicadas, como las visitaciones apostólicas a los Legionarios de Cristo, a las congregaciones femeninas de los Estados Unidos y a las diócesis y congregaciones irlandesas afectadas por casos de pederastia. Usted, de hecho, era uno de los visitadores que tenía que viajar a Irlanda, responsabilidad que ha debido dejar por su nuevo cargo. ¿Qué va a ocurrir con la Iglesia de aquel país?

Durante el último año he convivido en Irlanda con mis hermanos redentoristas y de otras congregaciones, y he comprobado que existe un ambiente de tristeza, dolor y veneno. Yo soy de ascendencia irlandesa; para nosotros es la cuna de la cultura y de la fe. Es tremendo ver el efecto que han provocado en los católicos los escándalos sexuales y los abusos en la administración de los pastores.

– ¿Cómo cree que se puede salir de esa situación?

El Santo Padre, en su Carta a los católicos de Irlanda, anunció la visita apostólica tanto a las diócesis, que llevan a cabo cinco obispos, como a las congregaciones, que realizan cuatro religiosos. Desde el punto de vista irlandés, esta visita se ve como un castigo para corregir y castigar a los pecadores. Sin embargo, en este dicasterio se ve más como una oportunidad para ayudar.

Examinar comportamientos

– Pasemos a la visita apostólica a las congregaciones femeninas de los Estados Unidos. Muchas de las superioras de aquel país están muy dolidas…

No se trata de un sentimiento sin base. Por un lado, existe el riesgo del predicador: lo importante no es lo que se dice, sino lo que se entiende. Cuando yo realizaba la visita a mis hermanos les decía: no vengo aquí como un policía, pero tampoco como un turista; vengo como un hermano que apuesto mi vida en un ideal. Creo que el punto de la Vida Consagrada es que hemos apostado la vida en algo y, por tanto, hay que examinar si se debe remediar algún punto de nuestro comportamiento de modo que seamos más fieles a la apuesta.

– ¿Podemos esperar nuevas visitas a congregaciones de otros países?

Ahora mismo no podría decir que sí o descartarlo. La Santa Sede cuida todas las vocaciones, pero pensar en vigilantes que van desde Roma para controlar la vida en otros países no creo que sea una estrategia muy cristiana.

– Vamos con el último de los polémicos asuntos a los que ha de hacer frente: los Legionarios de Cristo…

No he entrado todavía en el tema. Sé que es una situación muy dolorosa, sobre todo para ellos y para el pueblo de Dios, que queda escandalizado.

– ¿Cómo se explica que no hubiese antes una reacción ante la situación que se vivía? ¿Por qué no se intervino?

No me lo puedo explicar, y hacer una hipótesis supondría caer en el riesgo de repetir rumores. Lo que yo sé no se basa en hechos. Una conclusión que sí he sacado, y que va contra los que quieren pintar a Benedicto XVI como alguien que quería esconder cosas, es que el Papa se dirigió a esta situación cuando tuvo finalmente la posibilidad de pronunciarse y adoptar una solución definitiva respecto al padre fundador.

Vocaciones

– El descenso de las vocaciones es uno de los principales problemas que han de afrontar la mayoría de las congregaciones. ¿Cómo se debe encauzar esta cuestión, evidente de una manera muy especial en los países de Occidente?

Hace 50 años sí que había un problema muy grande de vocaciones entre los jóvenes africanos y asiáticos, pero ahora no. El desafío, por tanto, se da en Occidente. Creo que la meta de la Vida Consagrada no es duplicarse. Nuestra existencia y la prolongación histórica no deben ser las prioridades supremas. Debo decir, eso sí, que la Vida Consagrada ha de interrogarse sobre qué es lo que la hace menos atractiva para los jóvenes. También hay que respetar que éstos no son los mismos que los de generaciones anteriores, cuando se exigía el derecho a ser distinto.

Más información en el nº 2.723 de Vida Nueva. Entrevista íntegra para suscriptores

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