Crece, aunque lentamente, la corresponsabilidad laical

Mejor formados, cada vez hay más seglares con poder de decisión en la Iglesia

(Miguel Ángel Malavia) Cada vez son más las diócesis que otorgan un mayor protagonismo y responsabilidad a los laicos. Un ejemplo de esto es Sigüenza-Guadalajara, donde su obispo, José Sánchez, en una carta pastoral, ha señalado que, de cara a la liturgia, se está “planteando muy en serio comenzar en este curso con la formación de seglares para ser colaboradores del sacerdote en las celebraciones y para presidirlas en su ausencia”. El prelado recalca “la necesidad” que la Iglesia tiene de los laicos, hasta el punto de asegurar que “este mundo, cada vez más secularizado, (…) sólo puede ser evangelizado adecuadamente por los propios seglares”.

Recalcando la condición de ‘sacerdote común’ de todo laico, para él, el “papel de colaborador en el ministerio” sacerdotal ha de darse también en los ámbitos que parecen propios de éste, como “la Liturgia, la enseñanza oficial de la Iglesia y el servicio a la comunidad cristiana, con especial atención a los más débiles y necesitados”.

Pero esta invitación a la corresponsabilidad de los laicos, ¿está generalizada en el conjunto de la Iglesia? En España, ¿son muchas las diócesis que se plantean concretar este reto? Antonio Cartagena, secretario de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS), explica a Vida Nueva que es “un tema que interesa y se estudia en todas las diócesis”. Al menos desde un punto de vista teórico, ya que, “en la práctica, una parte del clero lo entiende como una simple colaboración, siendo el responsable final de las iniciativas siempre un sacerdote”. En su opinión, por cuestión de capacidad de maniobra y recursos, esta pastoral “está más avanzada en las diócesis grandes”, destacando la labor realizada “en Madrid, Barcelona o Sevilla, que es pionera en este sentido, contando con 80 grupos de laicos formados por unas 800 personas”. Al igual que en la capital hispalense, en Alicante la cuestión seglar es prioritaria, como demuestra la convocatoria de un congreso diocesano que tendrá lugar, entre el 12 y el 14 de noviembre, con el fin de abordar la función del laicado. Otras diócesis interesadas en el tema, según Cartagena, serían “las aragonesas, que están avanzando tras un tiempo de cierto parón”.

El secretario de la CEAS reconoce que a las diócesis más pequeñas “les es más difícil trabajar esta pastoral, pues, en la mayoría de los casos, sus delegados están inmersos en otras tareas, no pudiéndose dedicar en exclusividad a ello”. En este punto, aprecia una evolución, lenta pero progresiva: “En los últimos 20 años ha crecido el número de delegados diocesanos de apostolado seglar que son, ellos mismos, laicos. Hoy, un tercio del total en las diócesis son seglares”. Camino Cañón, presidenta del Foro de Laicos, apunta a esta revista que “cada vez hay más delegados diocesanos laicos, en todo tipo de delegaciones específicas y tanto hombres como mujeres, lo que también es importante”. A su juicio, “vamos en muy buena dirección, desarrollándose acciones de peso en muchas diócesis; lo que, a su vez, puede servir de estímulo para las que aún no se han incorporado a esta senda”.

A la hora de tratar de establecer el grado de responsabilidad de los seglares, es importante que éstos estén suficientemente formados. Antonio Ávila, director del Instituto Superior de Pastoral de Madrid, reconoce que “la formación teológica de los laicos, a los niveles más altos, es muy poca en comparación con la del clero, generalmente masculino”. Algo en lo que tiene mucho que ver el que, “en España, a diferencia de otros países, la teología es prácticamente inexistente como carrera universitaria”. Por esta razón, los niveles formativos se dan en “cursos de capacitación”, a los que los asistentes acuden generalmente por razones diversas: “Algunos vienen porque en su día abandonaron la fe, siendo ahora la suya un búsqueda seria, fundamentada e individual por profundizar en ella. Y otros proceden de comunidades religiosas, como parroquias, congregaciones o movimientos, con el fin de poder desarrollar luego un servicio de animación pastoral en sus respectivos ámbitos. También hay que mencionar a los profesores de Religión. Entre éstos, los hay que vienen por una búsqueda personal, fruto de una experiencia de fe, y otros que desean completar su formación”.

En cuanto a las franjas de edad de los seglares que, en su mayoría, buscan una mayor formación, Ávila señala dos principales: “Los jóvenes de entre 20 y 25 años, generalmente universitarios y sin responsabilidades económicas ni familiares; y los adultos que ya gozan de más tiempo libre, bien por ser ya sus hijos independientes o por tener una menor carga laboral. Ambos grupos comparten una mayor autonomía en su vida diaria, pudiendo dedicar más esfuerzo a su crecimiento espiritual”. El profesor de Teología en la Universidad Pontificia de Comillas Pedro Fernández Castelao, desde su condición de laico de 35 años, casado y con dos hijos, señala también como muy esperanzadora la promoción de los laicos de entre 30 y 40 años: “Su situación es más difícil, pero suelen ser gente que tiene mucho interés y hace muchas preguntas, sobre aspectos doctrinales, espirituales, litúrgicos… A lo mejor no pueden apuntarse a un curso de un año, pero sí buscan cursillos de una semana o conferencias sobre un tema específico. Muchos son matrimonios preocupados por cómo transmitir la fe a sus hijos”.

Por experiencia propia, el teólogo gallego observa “un creciente interés, habiendo una generación de laicos seria, adulta y fuerte” en su búsqueda de conocimientos sobre el ser cristiano y el modo de situarse en la Iglesia. “No tanto a un nivel cuantitativo –añade–, pero la evolución positiva es clara entre quienes empiezan a formarse. Los que se inician en los cursos, los finalizan. Y esto repercute en su propia vivencia espiritual y eclesial, creciendo progresivamente”.

En definitiva, ¿hay motivos para la esperanza? “Absolutamente –concluye Castelao–. Soy muy optimista en que habrá un crecimiento cualitativo… y, a la larga, cuantitativo”.

————

PROTAGONISMO EN LA EUCARISTÍA


En cuanto a las iniciativas más innovadoras sobre la corresponsabilidad de los seglares, Antonio Cartagena ve muy positivo el que “algunas diócesis estén abordando la cuestión de los ministerios laicales”. “Depende de la perspectiva con la que se mire –aclara el secretario de la CEAS–. De hecho, la catequesis lo es en cierto modo. Está la opción de ver la colaboración como un servicio circunstancial o instituirla como un ministerio propio y ordenado”. Así, en Orense se aplica y en Bilbao se está estudiando “que los sacerdotes presidan la eucaristía del domingo y fieles laicos hagan lo propio, entre semana, con las llamadas celebraciones de la Palabra”. Pese a todo, “aún queda mucho por avanzar en este tema, habiendo mucha diversidad de acciones. A diferencia de Francia o Italia, donde esto está mucho más claro”. Algo con lo que está de acuerdo Camino Cañón, presidenta del Foro de Laicos: “La evolución está siendo significativa, pero queda mucho camino por recorrer”. Y es que aún hay muchas instituciones laicales “que están dentro de otras organizaciones más amplias y encabezadas por sacerdotes”.

En el nº 2.723 de Vida Nueva.

————

INFORMACIÓN RELACIONADA

Compartir