Atrio de los Gentiles: al encuentro de creyentes y no creyentes

El subsecretario del Pontificio Consejo de la Cultura habla sobre esta iniciativa promovida por Benedicto XVI

(Melchor Sánchez de Toca– Subsecretario del Pontificio Consejo de la Cultura) El Atrio o Patio de los Gentiles era el gran recinto que se abría en el Templo de Jerusalén, al que podían acceder los no judíos que deseaban orar al Dios único, aun cuando no pudieran participar plenamente en el culto judío. En aquel inmenso espacio se colocaban en apretada multitud los cambistas y los vendedores de animales para el sacrificio, paseaban los curiosos, se sentaban los escribas y maestros de la ley, con quienes se entretenían en conversaciones doctas los visitantes del Templo.

A este espacio de frontera, de límite con lo sagrado, pero también de encuentro, se refirió Benedicto XVI en su discurso a la Curia romana el 22 de diciembre de 2009, precisamente al hablar de los no creyentes. Éstas fueron sus palabras textuales: “Creo que la Iglesia debería abrir también hoy una especie de ‘patio de los gentiles’ donde los hombres puedan entrar en contacto de alguna manera con Dios sin conocerlo”. Y continuaba aún: “Al diálogo con las religiones debe añadirse hoy sobre todo el diálogo con aquéllos para quienes la religión es algo extraño, para quienes Dios es desconocido”.

Esta sugerencia del Papa, acogida inmediatamente por el Consejo Pontificio de la Cultura, se transformó pronto en un proyecto denominado, precisamente, el “Atrio de los Gentiles”. Si bien podría parecer una novedad, en realidad, con esta iniciativa, el dicasterio no hace sino continuar la misión que tiene encomendada desde sus orígenes, es decir, desde la fundación del Secretariado para los no Creyentes en el año 1965: mantener viva la cuestión de Dios como problema central de la existencia, una cuestión que interroga profundamente a creyentes y a muchos de los que se llaman ateos o no creyentes, que no saben bien cómo responder.

El Atrio de los Gentiles, pues, está abierto a quienes buscan a Dios o se interrogan por él. Ello excluye de antemano los fundamentalismos de ambos bandos, tanto al ateísmo panfletario e irreverente que se mofa de la cuestión de Dios, la actitud jactanciosa e insolente que piensa haber liquidado a Dios con frases de ingenio o pacotilla pseudocientífica, como también a quienes piensan que de los ateos no hay nada que aprender y que lo único que tienen que hacer es convertirse o desaparecer.

Armonía a dos voces

El Atrio de los Gentiles busca, precisamente, crear armonía a partir de dos voces, aun cuando estén en las antípodas sonoras, como el bajo y el soprano, que no necesitan difuminar sus contornos para hacer algo bello. El diálogo que proponemos, como todo diálogo en la Iglesia, parte de la afirmación de la propia identidad, del compromiso con la verdad, que desencadena el deseo de buscarla con mayor plenitud aún y no se contenta con medias verdades.

El Atrio de los Gentiles, bajo la dirección del P. Laurent Mazas, encargado del diálogo con los no creyentes del Consejo de la Cultura, comenzará su actividad con una serie de encuentros, que tendrán su gran inauguración en París, en marzo de 2011, en tres lugares emblemáticos de la gran tradición de pensamiento laico: la UNESCO, La Sorbona, la Académie de France. Al gran encuentro en París seguirán otros, ya programados, en Bolonia y en Estocolmo. Está previsto también organizar un encuentro en Madrid, un diálogo a dos voces sobre la cuestión de Dios. El deseo del Consejo sería, sin embargo, que cada Iglesia o cada comunidad creara su propio Atrio de los Gentiles.

Más información en el nº 2.723 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea el artículo completo aquí.

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