Pastoral Obrera y movimientos católicos de trabajadores respaldan la huelga general

Aunque critican a los sindicatos, creen que es moralmente legítima

(José Luis Palacios) La Jerarquía eclesiástica, hasta el momento, no se ha pronunciado sobre la huelga general convocada por los sindicatos CCOO y UGT para el 29 de septiembre en contra de la reforma laboral aprobada por el Gobierno del PSOE. Sí lo han hecho algunas delegaciones diocesanas de Pastoral Obrera y movimientos católicos de trabajadores. “Hay razones suficientes para la huelga”, señala a Vida Nueva María Pino Jiménez, presidenta de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), quien asegura que “las últimas medidas del Gobierno tratan de satisfacer a los mercados; lo que se pretende es que los trabajadores se queden sin protección alguna y se vean obligados a aceptar las condiciones de trabajo que generen más beneficios para el capital”.

“La Iglesia –añade Jiménez– siempre ha defendido la primacía del ser humano sobre el capital y el propio Benedicto XVI en la encíclica Caritas in veritate nos recuerda que el primer capital a salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad, que es el autor, centro y fin de toda la vida económico-social”. Pero la dirigente de la HOAC no se engaña: “Es verdad que un día de huelga general no va a solucionar los problemas de los trabajadores ni la situación de los empobrecidos, pero entendemos que esta huelga es el inicio de un proceso en el que los trabajadores nos comprometemos a tomar conciencia y prepararnos para defender la dignidad humana”. En ningún caso, su conformidad con la protesta laboral significa un cheque en blanco a los sindicatos, pues considera que “su futuro va a depender de que los trabajadores más pobres sean su núcleo, fundamento y orientación, y de que desde ellos se planteen la solidaridad con todos los pobres del mundo”.

En la misma línea crítica con los sindicatos se ha pronunciado la Comisión Nacional de las Hermandades del Trabajo, que en un comunicado señala que “en la actualidad, la afiliación sindical es mínima (se habla del 5% de los trabajadores), de lo que se deduce que todo el aparato sindical, en una gran parte, es pagado por las subvenciones estatales. No obstante, y dado que nuestro Ideario defiende un sistema de asociación laboral, auténtico, representativo, responsable y libre, creemos que debemos conceder el beneficio de la duda al actual movimiento sindical”. Sin embargo, la copresidenta de esta organización apostólica, Marisa San Juan, es categórica al hablar de la huelga del 29-S: “Es justa y necesaria como defensa de unos logros, que no privilegios, que con la reforma laboral se han perdido”. Y porque, además, “debe ser también un acto de protesta ante la injusticia que suponen las actuaciones de nuestras autoridades, que para combatir esta enorme crisis, sobrevenida por actuaciones inconscientes, interesadas, egoístas e idolátricas del mundo financiero, actúan sobre la parte más débil de la sociedad…”.

Buscar otro modelo

Para el director del Departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal, Fernando Díaz Abajo, “los cristianos estamos llamados a mirar la realidad y la reforma laboral, desde una perspectiva bíblica y, más en concreto, desde los pobres, a quien Jesús convierte en jueces, tal y como podemos ver en Mateo, 25, 31-45. Y esa mirada nos devuelve una imagen como la que Benedicto XVI manifiesta en la Caritas in veritate, cuando dice que hay que revisar en profundidad la orientación de la economía, su sentido y sus fines”. Las palabras a las que hace referencia el director del Departamento episcopal se encuentran en el punto 32 de la tercera encíclica de Joseph Ratzinger y, entre otras muchas cosas, dice que “reducir el nivel de tutela de los derechos de los trabajadores y renunciar a mecanismos de redistribución del rédito con el fin de que el país adquiera mayor competitividad internacional, impide consolidar un desarrollo verdadero”.

Toxo, líder de CCOO, en un acto de apoyo a la movilización obrera

Díaz Abajo cree que hay que “buscar caminos para que el modelo de producción y consumo sea otro que permita vivir y cultivar la vida personal, familiar, cultural, social y religiosa, que son imprescindibles para que la persona pueda desarrollarse de acuerdo a su dignidad, como hija de Dios, y para que la sociedad pueda construirse sobre los cimientos de la justicia y la libertad”.

Igualmente considera que, a pesar de la mala imagen que transmiten los sindicatos, a veces más que justificada, también “hay en su seno hombres y mujeres honrados que son un testimonio de servicio a los pobres del mundo obrero, muchos de ellos cristianos, que necesitan una palabra de aliento de la Iglesia en su compromiso por humanizar, por evangelizar, el mundo obrero”. En su opinión, “hay razones para la huelga, se han agotado las vías razonables de negociación, y se dan las condiciones que la Doctrina Social exige para que la huelga sea moral y legítima, del mismo modo que entiendo que haya quien, en conciencia, crea que no debe secundarla”.

Delegaciones diocesanas de Pastoral Obrera como las de Canarias, Ciudad Real, Coria-Cáceres, Madrid, Sevilla y Zaragoza han expresado su comprensión de los motivos que han llevado a los sindicatos a convocar la huelga general, aunque en algunos casos sus obispos se han desmarcado de esos pronunciamientos (ver recuadro).

Un prelado que sí se pronunció fue el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, quien en una cita con los líderes provinciales de UGT y CCOO les transmitió su preocupación “por las consecuencias que la falta de trabajo y el deterioro del mundo de las relaciones laborales tienen de manera directa sobre los trabajadores y sus familias”, además de invocar a “tantos trabajadores explotados y no representados cuya amarga condición pasa desapercibida tantas veces a la sociedad”. Sanz, recurriendo al número 304 del Compendio del magisterio social recopilado por el Pontifico Consejo de Justicia y Paz, explicó que “la huelga, según la Doctrina Social de la Iglesia, es moralmente legítima cuando es un recurso inevitable para conseguir un beneficio proporcionado en relación al bien común”.

Por otra parte, la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal no interrumpirá su primera sesión del curso por la huelga. Citados sus miembros desde mucho antes de conocerse la convocatoria sindical, del 28 al 30 de septiembre, no está previsto que traten la reforma laboral. No obstante, es lógico pensar que en la rueda de prensa final se aborde la cuestión. Tampoco hay por el momento fecha para difundir la anunciada instrucción pastoral sobre la crisis y la situación económica de nuestro país, cuyo borrador fue elaborado por el Departamento de Pastoral Social.

————

DESMARQUE EPISCOPAL


Las delegaciones de Pastoral Obrera de Coria-Cáceres y de Sevilla mostraron, en sendos comunicados, su adhesión a la movilización sindical, que creían justificada. Sin embargo, sus respectivos obispos no tardaron en desmarcarse de esa postura. El primero fue el arzobispo Juan José Asenjo, quien, en una nota oficial, aclaró que ese apoyo no representaba “la postura oficial de la Iglesia en Sevilla, pues la archidiócesis no se identifica con opciones políticas concretas”.

En similares términos se expresó el obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro, quien señaló que la postura de la Delegación de Pastoral Obrera “no significa que la Iglesia diocesana ni el obispo digan a la huelga que sí, ni que sí ni que no”, pues sólo era “responsabilidad” de esa Delegación.

En el nº 2.722 de Vida Nueva.

————

INFORMACIÓN RELACIONADA

Compartir