Stephen Hawking contra Dios

Periodistas, teólogos y científicos rechazan la obsesión del astrofísico con negar al Creador

(Juan Carlos Rodríguez) El astrofísico Stephen Hawking, junto a su colega Leonard Mlodinowen, ha escrito el último epílogo del debate entre ciencia y Dios. Lo ha hecho en The Grand Design (Bantam Dell), que salió a la venta el pasado 9 de septiembre en Gran Bretaña. En sus páginas, Hawking vuelve a obsesionarse con la negación de Dios como origen del universo y afirma: “Ya no es necesario invocar a Dios como la figura que apretó el botón que puso en marcha el mundo”.

Y ello porque el catedrático emérito de Cambridge se reafirma en su nuevo libro, que se podría traducir como El magnífico diseño, en la llamada “teoría M” o “teoría del todo”: “Dado que existe una ley como la de la gravedad, es posible afirmar que el universo se pudo crear y fue creado de la nada”. El oleaje ateo, sin embargo, está siendo frenado y respondido por un amplio número de autores, desde periodistas a teólogos, y, por supuesto, también científicos.

Primero, algunas de las incontables reacciones. Juan Antonio Herreros Brazas, profesor de Ética Social en el departamento de Estudios de Religión de la Universidad California State, afirma: “Hawking hace la afirmación de que el universo ‘se creó a sí mismo de la nada’, por generación espontánea. Es el ateísmo llevado al límite de la desesperación. No es un argumento científico propiamente dicho, sino un posicionamiento ideológico”. Desde el punto de vista teológico, el padre Rubén Tejedor Montón insiste en este argumento: “Hawking comete, una vez más, un error de bulto que hace que sus teorías se tambaleen. Y es que la existencia de Dios es un tema intratable científicamente”.

Por eso también han hablado físicos, como César Nombela, ex presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas: “La ciencia puede explicar muchas preguntas propias de su competencia, pero probar la existencia de Dios es otro terreno“. Como científico y creyente, Nombela reconoce “aplicar la ciencia en todas las situaciones racionales; pero no es irracional creer que existe un creador que dio lugar a las mismas leyes de la naturaleza y que da respuesta a las preguntas de la existencia humana“.

Falsos estereotipos

Y es que la ciencia sí cree en Dios. Ahí están, por ejemplo, libros recientes para probarlo, como Los científicos y Dios (Trotta), con el que Antonio Fernández-Rañada, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Real Sociedad Española de Física, prueba “la falsedad del estereotipo de que los científicos se oponen necesaria y radicalmente a la experiencia religiosa

Francisco Soler Gil ha repasado la amplitud del debate en Dios y las cosmologías modernas (BAC) y en Dios y la materia (Áltera), en el que afirma: “Convendría no perder de vista este otro hecho: la mayor parte de los fundadores de la ciencia moderna, no sólo fueron cristianos, sino que fueron personas con un interés por la religión llamativamente superior al de la media de su época”.

No es necesario nombrar a Newton, Einstein, Maxwell, Planck, Schrödinger o, injustamente olvidado, al sacerdote y físico belga Georges Lemaître, padre de la teoría del Big Bang.

Más información en el nº 2.721 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea el reportaje íntegro aquí.

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