Los obispos belgas agradecen el “coraje” de las víctimas

(María Gómez) De vuelta de su visita ad limina en Roma (3-8 de mayo), los obispos de Bélgica han escrito una carta pastoral a los fieles católicos para restablecer la confianza que éstos hayan podido perder en la jerarquía tras los escándalos de pederastia en la Iglesia y, en concreto, tras la dimisión del obispo de Brujas, Roger J. Vangheluwe, quien admitió que abusó de un joven. “Reconocemos que los responsables de Iglesia no han tomado las medidas suficientes ante el drama de los abusos sexuales a menores y la extensión de sus secuelas –dice la carta–. Los abusadores han recibido una nueva oportunidad, mientras que las víctimas llevan en sus carnes heridas que no se cicatrizaban. A todas las víctimas de abusos sexuales les pedimos perdón, tanto por la agresión como por el trato inadecuado”.

Lejos de quedarse en las disculpas, los obispos y administradores diocesanos de Bélgica animan a las víctimas: “Agradecemos que encuentren el coraje de romper el muro de silencio contando lo que les pasó. Esperamos que su voz ayude a que obtengan el reconocimiento y la curación a las que aspiran. Expresándose, hacen posible, además, un camino de purificación y conversión en el seno de la Iglesia”.

El Episcopado reitera su postura ante la pederastia, en la línea marcada por Benedicto XVI. Aseguran que la seguridad y la protección de los niños está “por encima de cualquier otra consideración” y que aplicarán “todavía más severamente los criterios de admisión al orden [sacerdotal] o a cualquier otra responsabilidad en el seno de la Iglesia”.

En un ejercicio de clara autocrítica, se comprometen para el futuro: “No queremos ignorar, no más, que la raíz de estos abusos no se reduce a los individuos problemáticos. La cuestión toca igualmente al ejercicio de autoridad. Por eso la Iglesia debe emprender un examen de conciencia para evaluar las formas de ejercicio de autoridad que pueden conducir a los abusos de poder sobre menores. Esto va a requerir coraje y humildad, sobre todo por parte de los obispos y otros responsables de la comunidad eclesial”.

En el nº 2.709 de Vida Nueva.

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