(Maite López Martínez) Si algo resulta importante para la promoción de una canción o un artista, es el videoclip, un producto en el que se encuentran música, medios de comunicación e industria discográfica y, en general, con un claro objetivo comercial. Como todos sabemos, son pequeñas producciones audiovisuales que acompañan la interpretación de un tema y su eficacia está más que probada. Ciertamente, algunos son verdaderas obras de arte y, en todos los casos, logran la atención del público al que van dirigidos.
'Donde sólo con mirarte me da risa', de Migueli
Lamentablemente, en la música cristiana, estos videoclips brillan por su ausencia, aunque sean más necesarios que nunca. La razón principal es que ningún artista cristiano desarrolla su actividad creativa y su carrera musical con fines comerciales. Otra de las razones es que producir un buen videoclip, aunque sea con intención evangelizadora, cuesta una importante cantidad de dinero que casi nadie se puede permitir. Por eso, cuando encontramos alguno que merece la pena, hay que felicitarse y aprovecharlo para disfrutarlo y difundirlo.
'Globalización alternativa', del P. Jony
En España, parca en estas manifestaciones, cabe destacar pocos que sean dignos de hacerse notar, pero los hay. El primero de ellos es Desaprender la guerra, de Luis Guitarra; le sigue de cerca Donde sólo con mirarte me da risa, de Migueli; y, finalmente, Globalización alternativa, del P. Jony. Cumplen una función educativa y social de primer orden, pues su valor permanece más allá de la vinculación directa al lanzamiento de un disco o álbum. Todos ellos están disponibles en YouTube y en sus correspondientes webs oficiales, y son excelentes ejemplos (cada uno en su estilo y en su género) de la fuerza que puede cobrar el mensaje cristiano, dicho de modo oportuno y bello, con las categorías culturales del momento.
En el nº 2.720 de Vida Nueva.
