Conservar la memoria

(Camilo Maccise– Ex presidente de la Unión de Superiores Generales)

“Hoy en día, con los medios modernos de comunicación, ya no es posible practicar la ‘condena de la memoria’, ni dentro ni fuera de la Iglesia, pero existen otras formas de cancelar el recuerdo de la vida y la muerte de esos profetas y mártires haciendo creer, por ejemplo, que el asesinato de Angelelli fue un accidente”

Recientemente, se celebró el 30° aniversario del martirio de monseñor Óscar Romero y el 34° de monseñor Enrique Angelleli. También el centenario del nacimiento de D. Hélder Câmara. Estas celebraciones han hecho recordar a otros muchos profetas y mártires de la Iglesia latinoamericana, como los jesuitas asesinados en El Salvador y las decenas de cristianos que ofrecieron su vida por su fidelidad a Jesús y al Evangelio. Su denuncia profética cuestionó a quienes detentaban el poder y violaban los derechos humanos.

A algunos de ellos se les trató de aplicar una práctica de la antigua Roma: la damnatio memoriae (condena de la memoria), que consistía en eliminar todo lo que recordara al condenado. Así, por ejemplo, el Gobierno de Brasil emprendió una campaña en contra del propio D. Hélder mientras vivía y obligó a los medios de comunicación social a silenciar su nombre. Por eso, mientras él era conocido fuera de su país, pocos sabían de su existencia dentro de él. En el interior de la Iglesia se trató también de hacer olvidar su obra en Recife por medio de un sucesor de mentalidad ultraconservadora.

Hoy en día, con los medios modernos de comunicación, ya no es posible practicar la “condena de la memoria”, ni dentro ni fuera de la Iglesia, pero existen otras formas de cancelar el recuerdo de la vida y la muerte de esos profetas y mártires haciendo creer, por ejemplo, que el asesinato de Angelelli fue un accidente o que el martirio de monseñor Romero y de muchos otros fue consecuencia de su intromisión en la política.

Por eso es importante conservar la memoria de quienes entregaron su vida por su fe en Jesucristo y “por las obras de justicia por amor a Él”. Así continuarán interpelando a la Iglesia y al mundo a lo largo de la historia.

cmaccise@vidanueva.es

En el nº 2.719 de Vida Nueva.

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