Editorial

Turismo sexual, una lacra que erradicar

Compartir

Publicado en el nº 2.718 de Vida Nueva (agosto de 2010).

El turismo sexual es una realidad lacerante, que se vive de forma preocupante en países en vías de desarrollo. Los datos que hoy aporta Vida Nueva en el trabajo que publicamos son un claro exponente de esta lacra contra la que luchan los gobiernos y que ha sido denunciada por la Iglesia en diversas ocasiones y por motivos distintos.  En este ámbito, destaca el que usa a menores de edad para los fines vacacionales. La pederastia tiene en algunos lugares un “paraíso“ que actúa al margen de la ley o aprovechando los sistemas corruptos de convivencia. Diversas personalidades y colectivos trabajan para erradicar esta lacra, pero todos los esfuerzos son pocos ante su avance, dada la intensa movilidad que ha propiciado un mundo globalizado. Hay ejemplos realmente sorprendentes, como se puede leer en la información que hoy ofrecemos. Países como Kenia, que tiene una legislación especialmente dura con los casos de abusos a menores, tiene, no obstante, la cifra de 30.000 niñas que, según  The New York Times, se dedican a la prostitución en Mombasa, sin contar otros muchos enclaves turísticos del país. Pero esta realidad es sólo un botón de muestra. En otros países como Tailandia, que se había convertido en uno de los paraísos elegidos para el turismo sexual, se ha frenado por actuaciones gubernamentales decisivas. En Camboya sigue siendo una auténtica plaga, y en Filipinas es práctica habitual. En otros países occidentales también se han dispuesto medidas excepcionales, como es el caso de España, para atajar esta acción delictiva que ataca al corazón de la dignidad de la persona; y con mayor razón cuando se trata de menores. En este sentido, se ha sabido esta misma semana que en nuestro país las políticas en defensa de los menores víctimas del turismo sexual son eficaces. En el informe elaborado en los Estados Unidos se ha dado la máxima puntuación a la política española para erradicar la trata de blancas. El Ministerio de Igualdad ha sido felicitado por su labor llevada a cabo a través de la llamada ‘Operación Azul’, que pone en práctica la aplicación de diferentes acciones para erradicar los abusos a menores en las cadenas de prostitución. En España, pese a los datos ofrecidos, el problema se acentúa por la avalancha de inmigración y por las secuelas de la crisis económica.

La Iglesia en algunos de estos países no ha estado con los brazos cruzados y ha asumido su voz profética para denunciar esta plaga. La Conferencia Episcopal de Sudáfrica puso en marcha un Secretariado que estudiara la explotación sexual, difundiendo información y aconsejando a la gente sobre cómo evitar convertirse en víctimas de estas mafias y proteger, así, a las personas más vulnerables. Especialmente, esta llamada se hace con motivo de acontecimientos internacionales, como ha sido el caso de los obispos sudafricanos antes de la celebración del Mundial de Fútbol. También los obispos canadienses, con motivo de los Juegos Olímpicos de Invierno en Vancouver, a través de la Comisión de Justicia y Paz, advirtieron del riesgo de que algunos pudieran encontrar en estos eventos una ocasión para lucrarse a costa de la dignidad de las personas. En este sentido, denunciaron toda trata de blancas, tanto en el ámbito sexual, como en el laboral.

En momentos en los que se pide a la Iglesia una apuesta por erradicar el delito de la pederastia en sus filas, el resto de instituciones, gubernamentales o sociales, deben ponerse las pilas para realizar el esfuerzo conjunto capaz de defender los derechos de los menores que son explotados sexualmente allá en donde se ceba la injusticia con los más pobres.

————

INFORMACIÓN RELACIONADA