Grupo Tabira: el sueño cumplido de ser bautizado

Una comunidad de laicos en Bilbao acompaña a los inmigrantes en su proceso de fe

(Vicente L. García) La llegada creciente de inmigrantes provoca diversos fenómenos sociales, unos de rechazo y otros de acogida. Entre quienes se suman a esta segunda postura están los diversos movimientos y grupos cristianos. En la zona del Duranguesado (Vizcaya), una docena de laicos agrupados en la Pastoral Familiar Tabira han asumido la tarea de acoger y acompañar a estos nuevos ciudadanos, también en su proceso de integración en la comunidad cristiana. El 19 de junio, sin ir más lejos, Santa María de Uribarri se vistió de fiesta para celebrar el bautismo y la confirmación de varios nuevos miembros de la comunidad, procedentes de Senegal, Guinea y Bolivia.

El proyecto Tabira, que es también el de las Vicarías IV y V de la Diócesis de Bilbao, incluye a la localidad de Durango y los pueblos de Abadiño, Matiena, Iurreta, Garai, Izurza y Mañaria. “Nuestro primer objetivo es acoger, es decir, recibir a quienes se acercan en demanda de los sacramentos del Matrimonio y del Bautismo –explica Maite–. Queremos abrirles las puertas de su casa, porque eso es la parroquia, aunque muchas veces es una desconocida para ellos porque no la visitan con frecuencia”.

La iniciativa de acoger y acompañar el proceso de catecumenado de los inmigrantes surgió no como una iniciativa de la Unidad Pastoral, sino para dar respuesta a una petición de personas concretas que estaban interesadas en ingresar en la comunidad.  Uno de los factores más interesantes de este proyecto es que no se contacta con los inmigrantes para exponerles la posibilidad de un proceso de catecumenado, sino que son ellos los que se acercan, y lo que se intenta es responder de la mejor manera a las necesidades y a los deseos que ellos plantean. Entre las dificultades, está la obvia del idioma y las diferentes experiencias previas de los catecúmenos.

Entre los nuevos miembros que fueron bautizados en junio está Hubert, senegalés de 30 años: “Crecí en un pueblo en el que los mayores son animistas, pero la generación de mis padres ya es cristiana y he sido educado en la religión cristiana, aunque me falta profundización”. Es más o menos el mismo caso que el de Dou Dou (24 años) y Habib (32), que explican a Vida Nueva que las tradiciones familiares son animistas. “Lo que ocurre en la zona de la que procedemos en Senegal –cuenta el profesor Jean Baptist Diatta– es que la religión de nuestros mayores ha sido siempre la animista, pero el paso del animismo al cristianismo se realiza naturalmente”.

La motivación para recibir el sacramento del bautismo está antes de llegar a España, y en este sentido, no se debería ver en ella una intencionalidad de buscar un cierto amparo grupal o hasta legal. “Creo que puedo hablar por todos –se adelanta Hubert–. El bautizarnos es un sueño realizado, porque nos resultaba más difícil en África. A las parroquias nos acercamos por un deseo previo, porque creo que dejaríamos de ser cristianos si no necesitásemos la protección de la parroquia”.

Ceremonia multicultural

La celebración tuvo lugar en la Basílica Santa María de Uribarri de Durango, durante la misa de la comunidad del sábado a las 19 horas de la tarde, presidida por el vicario territorial, José Luis Iza, y concelebrada por el jesuita Juanjo Moreno y el párroco de la basílica, Jose Mari Kortázar. Fue una ceremonia de bautismo de nueve adultos, sencilla pero emotiva. Los catecúmenos, junto con sus padrinos, pidieron su acceso en la comunidad a la puerta de la basílica, y desde allí fueron en procesión hasta los primeros bancos, acompañados por el coro senegalés, que canto en la lengua diola. En el momento de las ofrendas se acercaron al altar telas y comida, y los senegaleses trajeron una representación de sus antepasados, que simbolizaba la sabiduría de su pueblo.

Más información en el nº 2.718 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, vea el reportaje íntegro aquí.

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