Extraños al encuentro

London river

(J. L. Celada) Nos cuesta reconocerlo, pero cristianos y musulmanes, occidentales y orientales, de la ciudad y del campo, “nuestras vidas no son tan diferentes”. Ésta es, posiblemente, la gran lección que nos deja London river, coproducción franco-británica-argelina acerca de la tolerancia como pilar fundamental para la convivencia, sobre un escenario de barbarie y sinrazón.

Sin embargo, hasta que uno de sus protagonistas acaba por admitir tan tozuda evidencia, el nuevo trabajo de Rachid Bouchareb recorre antes la peligrosa senda de los prejuicios. Demasiado frecuentes, aunque temerarios, compañeros viaje en estos tiempos de terrorismo global y aflicción personal. Justificados –argumentalmente, eso sí–, habida cuenta de dónde y cuándo sitúa la acción de su historia: Londres, 7 de julio de 2005, día en el que varias explosiones en la red de transportes de la ciudad dejaron un trágico balance de 56 muertos y varios cientos de heridos.

El cine estadounidense se ha venido asomando ya desde muy diversos frentes al 11-S con sus sobrecogedoras huellas del fanatismo islamista; no así la industria española del celuloide con el madrileño 11-M. Ahora, de la mano de este director parisino de origen norteafricano, le ha tocado el turno a otra fatídica fecha: el 7-J. Claro que aquellos atentados son sólo el pretexto, el punto de partida (además del telón de fondo) de un drama sencillo y contenido que reúne a los progenitores de dos posibles víctimas de ese infausto suceso.

Ella (la incomparable Brenda Blethyn), blanca, británica y anglicana, es la madre de una joven desaparecida por entonces; él (el malogrado Sotigui Kouyaté), negro, africano y fiel seguidor del islam, busca también a su hijo para poder regresar con buenas noticias a su tierra. Ambos se enfrentan a horas de angustia e incertidumbre, de silencios insoportables y sentimientos encontrados. Todo ello administrado con pulso firme y exquisito respeto (incluido el abundante material de archivo real de los hechos), si bien el realizador sucumbe a un cierto maniqueísmo (los recelos entre esta pareja condenada a entenderse siempre apuntan en una única dirección) que restaría credibilidad a su propuesta de no ser por la calidad de las interpretaciones y el sincero mensaje final de la cinta que pone en boca de su actor principal: “La verdadera felicidad es amar la vida”.

Mientras, uno y otra irán descubriéndose y descubriendo que, a pesar de sus diferencias de raza, lengua y religión, comparten idénticos motivos de alegría, temor o dolor, de los que sus respectivos rostros son el mejor altavoz. Casi en la misma medida en que London river lo es del Londres actual. Porque, incluso admitiendo la excepcionalidad del contexto elegido, la capital británica encuentra aquí un escaparate más próximo a la realidad del que han querido mostrarnos títulos como Notting Hill o Love actually.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: London river

DIRECCIÓN: Rachid Bouchareb

GUIÓN: Rachid Bouchareb, Zoé Galeron y Olivier Lorelle

FOTOGRAFÍA: Jérôme Alméras

MÚSICA: Armand Amar

PRODUCCIÓN: Rachid Bouchareb y Jean Bréhat

INTÉRPRETES: Brenda Blethyn, Sotigui Kouyaté, Francis Magee, Sami Bouajila, Roschdy Zem, Marc Baylis

En el nº 2.718 de Vida Nueva.

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