Los dominicanos, llamados a trabajar por la paz

(J. L. Celada) Los obispos de la República Dominicana han exhortado a sus compatriotas a ser “un pueblo de gente que trabaja por la paz” y a revisar la “conducta personal e institucional” para ver si cumplen con esa tarea o si, “por el contrario, somos sembradores de violencia”.

En un mensaje dado a conocer al término de su reciente Asamblea Plenaria, los prelados constatan con regocijo “el crecimiento de nuestro pueblo: mayor claridad en la conciencia, más compromiso en las tareas solidarias, mayor profundidad en la fe en Cristo y un gran empeño en la propia superación”. Sin embargo, a renglón seguido, ponen de manifiesto su “tristeza y honda preocupación ante la creciente escalada de violencia que vive nuestro país”, y se preguntan: “¿Cómo podríamos permanecer indiferentes ante la sangre derramada, o las múltiples y crecientes agresiones contra seres humanos, preferidos de Dios, por quienes Cristo derramó su propia sangre?”.

El Episcopado presidido por el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo, aprovecha la ocasión para recordar su mensaje del pasado mes de febrero (Desde la proximidad de nuestra gente), en el que ya denunciaba que “la vida ha perdido entre nosotros su grandeza e inviolabilidad. Estremece el número creciente de personas muertas violentamente por ajustes de cuentas, por violencia de género, por problemas internos en el mundo de la droga, por imprudencias en las carreteras o avenidas y por la presencia entre nosotros de sicarios asalariados y hasta por suicidios”.

Así las cosas, y tras apelar “paternalmente” al corazón de su pueblo para tratar “de corregir y de prevenir estas cosas que ofenden a nuestro Señor y envilecen y arruinan nuestra condición humana”, el texto episcopal concluye implorando la protección matenal de la Virgen María para que les “asista en la tarea de consolidar la paz entre nosotros”.

En el nº 2.717 de Vida Nueva.

Compartir