Chávez vuelve a la carga contra el cardenal de Caracas

El presidente venezolano buscaría polarizar el país y desviar la atención de otros temas en medio de un clima preelectoral

(Andrés Cañizález– Caracas) La arremetida pública contra el cardenal Jorge Urosa ha proseguido en Venezuela. El domingo 18 de julio, en su maratoniano programa “Aló, Presidente”, el mandatario venezolano, Hugo Chávez, ratificó sus insultos al arzobispo de Caracas (VN, nº 2.715) Diversos analistas consideran que estos ataques son parte de la estrategia oficial de polarizar el clima político de cara a las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre y desviar la atención de otros temas que afectan a la imagen presidencial.

Durante una semana, el coro de altos funcionarios públicos pareció actuar al unísono con críticas al cardenal, quien públicamente pidió rebajar el tono de la polémica, por considerarla innecesaria. A tal punto llegó la situación, que Urosa fue llamado a declarar para el 20 de julio ante la Asamblea Nacional, un órgano dominado por el chavismo. Alertado de lo que podría ser una suerte de linchamiento simbólico, junto a las acciones de violencia recurrente que tienen lugar en las afueras del palacio legislativo, el cardenal declinó acudir y reiteró que la Iglesia estaba abierta al diálogo con otros poderes, siempre que sea de mutuo acuerdo. Asimismo, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) emitió otro pronunciamiento público para respaldar al purpurado.

Los ataques contra la jerarquía católica tienen lugar en medio de una campaña electoral cuyas votaciones implicarán una redefinición del poder parlamentario en Venezuela. Aunque este país tiene un sistema presidencialista con separación de poderes, el 26 de septiembre Chávez perdería su dominio absoluto sobre la Asamblea Nacional. Hace cinco años, la oposición cometió un gran error político al no acudir a los comicios para el Parlamento. Ello le permitió al chavismo contar con un Legislativo “rojo, rojito”, tal como se define a quien está totalmente plegado al régimen. En septiembre, según diversos sondeos, la oposición recuperará un espacio significativo en la Asamblea Nacional.

Popularidad en entredicho

Además, la campaña tiene lugar cuando la popularidad presidencial se está viendo afectada por la aparición de comida descompuesta (más de 130.000 toneladas) en diversos lugares del país. Se trata de alimentos importados por el Ejecutivo que no llegaron a sus destinatarios, los más pobres, y que supone un escándalo mayúsculo que implica tanto corrupción como ineficacia en la gestión pública.

Pese a los problemas que afronta hoy la Iglesia católica a nivel mundial, en Venezuela encabeza la lista de instituciones con mayor prestigio, hasta el punto de que “más del 80% de la población evalúa en positivo su gestión por el bienestar del país y lo vincula a su acción social (no se refiere a la política)”, según el director de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León.

A juicio de este analista, el cardenal y los comunicados de la Iglesia han tocado un tema hipersensible para la sociedad, pues califican de comunista al Gobierno. Un señalamiento que puede debilitarlo porque, aunque la mayoría de venezolanos ha votado por Chávez, en general, rechaza el comunismo. Hasta ahora, para muchos, este Ejecutivo no es una amenaza comunista, pese a su lógica estatista, con concentración del poder y supresión paulatina de libertades. Ahora bien, para León, el que una institución con la influencia de la Iglesia católica califique de comunista al Gobierno, justo cuando éste ha arreciado su revolución y ha expropiado empresas –y todo ello en el marco de una economía en declive y repleta de contenedores de comida podrida– es, como dirían los angloparlantes, too much.

Para León, el ataque de Chávez a Urosa busca amedrentar a cualquiera que le tilde de comunista, ante “el riesgo de que el calificativo se popularice, y eso podría ser demoledor” para su popularidad. Por otro lado, con esta discusión, llevada a la categoría de pelea de barrio, intenta que el debate mediático se concentre en esto, y no en el asunto de la comida o en la pérdida de poder adquisitivo de los venezolanos. Según León, el presidente sale ganando si en medio de tales problemas consigue que la atención pública se centre en su pelea con el cardenal. Y, si se revisan los diarios venezolanos de la última semana, parece haber logrado su objetivo.

En el nº 2.717 de Vida Nueva.

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