Llegan a España los primeros presos cubanos excarcelados

La mediación de la Iglesia católica logra el compromiso del Gobierno de Castro de liberar a 52 opositores al régimen

(Victoria Lara) “No nos consideramos manipulados. En el proceso de diálogo siempre se tiene que ceder algo, pero nosotros no hemos cedido. Somos una vía de un camino que puede suponer el cambio en el país. El exilio es una prolongación de la lucha”. Con estas palabras, el grupo de los primeros siete presos excarcelados por el régimen cubano, que llegaban a España el martes 13 de julio, expresaba su deseo y su esperanza de que se inicie un proceso de cambio en su país. Su liberación, así como la de otros 45 opositores al régimen –todos ellos pertenecientes al Grupo de los 75, que fueron condenados a penas de hasta 28 años de cárcel durante la Primavera Negra de 2003– ha sido un compromiso del Gobierno de Cuba, enmarcado en el diálogo abierto con la Iglesia católica cubana y que cuenta con el apoyo del Gobierno español.

Todas las excarcelaciones anunciadas se producirán en un plazo máximo de cuatro meses, según el citado compromiso de las autoridades cubanas. Por ahora, 20 presos ya han comunicado a la Iglesia del país su disposición a viajar a territorio español.

Los primeros excarcelados, que llegaron a Madrid acompañados de sus familiares, son: Léster González, Omar Ruiz, Antonio Villarreal, Julio César Gálvez, José Luis García Paneque, Pablo Pacheco y Ricardo González Alfonso. Éste último, de 60 años, es uno de los presos de conciencia más conocidos, que, en el momento de su detención en 2003, era presidente de la sociedad de periodistas Manuel Márquez Sterling y corresponsal de Reporteros sin Fronteras. Entre el miércoles 14 y el jueves 15, otros cuatro disidentes cubanos llegaron a Madrid.

Los disidentes llegan a España con un estatuto cubano de emigrantes, y no como asilados políticos. España les otorgará un estatus de “residencia protegida” y les dará un permiso de trabajo. Según el acuerdo al que Raúl Castro se comprometió el 7 de julio con el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, y el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, los familiares de los presos podrán volver a Cuba libremente y no perderán vivienda ni propiedades, mientras que los ex detenidos tendrán que pedir una autorización.

Tras salir de su patria y pasar unas noches en un hostal de Vallecas, en el sureste de Madrid, está previsto, en principio, que los disidentes abandonen la capital para trasladarse a  centros de inmigrantes en varias comunidades autónomas.

Esta operación, en la que ha resultado fundamental la mediación de la Iglesia cubana, traerá a España el mayor número de presos de conciencia exiliados en toda la historia de la revolución castrista. Sólo hay un antecedente de excarcelaciones masivas hacia España, en 1992, cuando La Habana permitió viajar a decenas de presos como gesto hacia Manuel Fraga, por entonces presidente de la Xunta de Galicia.

La Iglesia cubana ha anunciado que en los próximos días podrían salir hacia territorio español otra decena de presos, pero todavía queda pendiente conocer qué pasará con los que no quieren abandonar la Isla.

Críticas al “destierro”

La noticia no ha sido del todo bien acogida en Cuba. El portavoz de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), Elizardo Sánchez, ha criticado la “ultrajante forma de enviar a personas al destierro”, en referencia al modo en que se han producido las primeras liberaciones. “Salen del país en forma prácticamente clandestina, como si fueran terroristas o narcotraficantes”, afirma.

El Arzobispado de la Habana comunicó la noticia de las primeras liberaciones a través de una nota de prensa el pasado 7 de julio, el mismo día en el que el cardenal Ortega, acompañado por el ministro español Moratinos y su homólogo cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, fueron recibidos por Raúl Castro. En el comunicado se recordaba que el proceso de diálogo se había iniciado casi dos meses antes, el 19 de mayo, cuanto el presidente cubano se reunió con el propio cardenal y con el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García Ibáñez. Aquel primer encuentro permitió la liberación de un preso político y el traslado de otros doce a sus provincias de residencia.

Finalmente, cabe reseñar que la jornada en la que se produjo la puesta en libertad de los siete primeros presos estuvo también marcada en el país por la reaparición de su ex presidente, Fidel Castro, en un programa de televisión para analizar la situación en Oriente Medio y el peligro de una guerra nuclear si los Estados Unidos atacan a Irán.

En el nº 2.716 de Vida Nueva.

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