Renovar la fe para servir al Señor y a su Iglesia

Cochabamba acogió el I Congreso Misionero de Seminaristas de Bolivia

(Ronald Grebe– La Paz) Este congreso tiene que renovar la fe de nuestros seminaristas, porque lo demás viene por añadidura, lo demás el Señor lo derrama abundantemente sobre todos ustedes”, animó el cardenal Julio Terrazas, presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), durante el I Congreso Misionero de Seminaristas de Bolivia, celebrado recientemente en el Seminario San José de Cochabamba. “Aquí está nuestra esperanza, pero nuestra esperanza será mucho más gozosa si desde ahora decimos: ‘En nuestros seminarios hay jóvenes que creen y aman al Señor, que piensan servir al Señor y servir a su pueblo, servir a su Iglesia”, añadió el también arzobispo de Santa Cruz.

Bajo el lema Seminaristas discípulos, misioneros de Jesucristo Buen Pastor, el encuentro reunió a 320 jóvenes que estudian en los diez seminarios diocesanos del país, para debatir durante cuatro días sobre la vocación misionera específica del ministerio sacerdotal. A través de un pequeño itinerario, en el que se recordaron las cartas de Pedro, Pablo y el Evangelio de Lucas, además del Documento de Aparecida, se mostró cuál es “el centro de la Palabra, ministerio al que se debe servir”, recordó el P. Fernando Lennis. El rector del Seminario Internacional Redemptoris Mater de La Paz reconoció que “los jóvenes comparten sus experiencias preparándose a la misión en la dimensión importante del ministerio sacerdotal, para anunciar y reflexionar el Evangelio, sin quedarse esperando a que lleguen los fieles a la parroquia”.

Por su parte, William Ugarte, sacerdote boliviano de la diócesis de Potosí, compartió con los seminaristas su experiencia como párroco de Uncía, en el Departamento de Potosí, y les invitó a que, a pesar de las dificultades, no desmayen: “Somos pocos –dijo–, pero eso no es pretexto para dejarnos vencer. Los años de seminaristas pasan rápido, aprovéchenlos, aprendan de sus formadores, no los critiquen y, por último, aprendan a vivir en comunidad, ya que, si no lo hacen en el seminario, jamás podrán hacerlo en otro lugar y, por lo tanto, no podrán dar testimonio de ello como sacerdotes”.

Para el obispo auxiliar de La Paz y secretario de la CEB, Óscar Aparicio, esta cita fue “un tiempo de gracia que promete importantes perspectivas de futuro”, y alabó “el ambiente de fraternidad y comunión” que se vivió en ella. Asimismo, destacó dos temas abordados durante el congreso: el ser discípulos misioneros del Señor en la perspectiva de la Palabra de Dios y en la Eucaristía, como “grandes fuentes”.

A otras dos cuestiones se refirió también el obispo de Potosí y presidente del área de Comunión Eclesial de la CEB, Ricardo Centellas: la espiritualidad sacerdotal y la espiritualidad diocesana. Y definió la primera como “una relación personal, íntima, con Jesús”, por eso “se habla de un amor a Jesús, para descubrir el sentido de un servicio total a la Iglesia”. “Hay espiritualidad sacerdotal –añadió el prelado– cuando se fomenta estas dos relaciones fundamentales: amor a Jesús y amor a la Iglesia”.

Trabajo sistemático

El vicario pastoral de Sucre, Percy Galván, lamentó que en la Iglesia boliviana no sea posible aún superar el trabajo aislado y poco coordinado, por lo que agradeció este tipo de encuentros, en especial el I Congreso de Seminaristas, porque “son instrumentos importantes para adquirir estos compromisos y lograr resultados a corto plazo que permitan un trabajo más sólido, responsable, sistemático y que cree las condiciones más adecuadas para que el mensaje de Cristo llegue al Pueblo de Dios con la efectividad necesaria”.

Una de las experiencias misioneras fue presentada por el sacerdote español Txema Martínez, que lleva 34 años de servicio pastoral en el área rural de Bolivia. “He estado 20 años en una zona donde nadie quería ir –se sinceró con los participantes–, que era considerada una zona de castigo, y fue allí, en el Alto Beni, donde descubrí que la fe es para compartir, que no soy nadie ni nada, aprendí que el don debe seguir siendo don y, si no, es un robo a Dios y un robo al hermano”.

————

EL TESTIMONIO DE LOS CANDIDATOS


Entre los candidatos al sacerdocio presentes en el encuentro, Erick Palomino, seminarista peruano en el arquidiocesano San Luis de Cochabamba, reconoció que “el camino del seminario es mi vocación, lo he visto claramente, porque he descubierto que, para el servicio de Jesús en su Iglesia, sea donde sea, uno rompe barreras y fronteras”. Jaime Aníbal Colque, del Seminario Mayor de San Jerónimo de La Paz, por su parte, desveló que tomó la decisión de ser seminarista porque “he visto la realidad de la gente que necesita de sacerdotes y conocer a Dios en todo su contexto, dejando de lado lo material”.

rgrebe@vidanueva.es

En el nº 2.715 de Vida Nueva.

Compartir