México tiñe de sangre también las urnas

Enérgica condena del Episcopado al asesinato de un candidato a las elecciones del pasado día 4

(Pablo Romo Cedano– México DF) La noche del 4 de julio, Egidio Torre Cantú vivía sentimientos encontrados: parientes, amigos, vecinos y líderes del partido celebraban su victoria a la gubernatura del Estado norteño de Tamaulipas. Dos días antes de iniciar su carrera política, su hermano Rodolfo hacía campaña para ser el gobernador de ese Estado. Pero el 29 de junio, camino de un pueblo cercano a la capital, fue asesinado junto a sus escoltas.

Aunque las autoridades han prometido que investigarán a fondo el caso, son ya casi 24.000 los asesinatos que se han producido en el país por la guerra que libra el Ejecutivo contra el narcotráfico y el crimen organizado.

Ante este nuevo suceso, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió un enérgico comunicado lamentando “profundamente los hechos criminales y el aumento de la violencia que enturbian y ponen en riesgo el proceso democrático de las elecciones”.

Por boca de su presidente y arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar Retes, y de su secretario general y obispo auxiliar de Texcoco, Víctor René Rodríguez Gómez, los obispos del país reconocen que “los terribles momentos de inseguridad, muerte y zozobra que vive el Estado de Tamaulipas nos llevan a pensar cuánto tiempo más y cuántas muertes más tendrán que registrarse en este territorio y en otros puntos del país”.

Esta “situación de angustia” debe ser, según los prelados, “un llamado enérgico a la sensibilidad de todas las autoridades de los tres Poderes de la Unión, líderes políticos, organizaciones sociales, sistema educativo, medios de comunicación, Iglesias y población entera a la colaboración y participación en la búsqueda de las soluciones y estrategias que coadyuven a crear los ambientes de confianza, paz y sosiego que necesitamos”.

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