Chávez arremete contra el cardenal Urosa

El presidente de Venezuela llama “golpista” al arzobispo de Caracas en un acto oficial

Hugo Chávez saluda al cardenal Urosa. Eran otros tiempos

(Andrés Cañizález– Caracas) La solemnidad del acto oficial del 5 de julio, cuando se celebraban en Venezuela los 199 años de la declaración de independencia, la rompió el presidente Hugo Chávez al utilizar el escenario de la Asamblea Nacional para atacar con descalificaciones al arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa Savino, de quien dijo que es un “troglodita” e “indigno” de su investidura, y señaló que utiliza su cargo dentro de la Iglesia para “tratar de meterle miedo al pueblo con el comunismo”. Según el mandatario, él se opuso a la designación de Urosa primero como arzobispo de Caracas y luego como cardenal: “Yo le expliqué al emisario del Papa las razones (…), porque el anterior cardenal (Ignacio Velasco), que en paz descanse, se metió a golpista, y este obispo (Urosa Savino) estaba en el golpe”. Su intervención en la sede del Parlamento contaba con la presencia del cuerpo diplomático, incluyendo al nuncio apostólico en Venezuela, Oriano Quilici.

Chávez se inmiscuyó en las decisiones eclesiales al aseverar que puede ir personalmente a Roma para pedir que sea revocado el nombramiento de Urosa. Además, confesó que el obispo de San Cristóbal, Mario Moronta, era su candidato para asumir esa responsabilidad: “Él debería ser el supercardenal venezolano, porque lo merece. Allá lo tienen en San Cristóbal, en una especie de exilio. Para mí, el cardenal es Mario Moronta”, recalcó el mandatario. Seguidamente, Chávez le dijo al nuncio que le transmitiera al Papa el mensaje de que, mientras en la cúpula eclesial estén figuras como Urosa, el presidente y su Gobierno “nos sentiremos alejados de la alta jerarquía eclesiástica”.

Malparado en su papel

“En una fecha tan significativa como la celebración de nuestra independencia, el hecho de que se expresen estas palabras insultantes que quieren herir y tan fuera de contexto dejan malparado el papel del presidente”, reaccionó el arzobispo de Mérida y vicepresidente del Episcopado venezolano, Baltazar Porras.

Por su parte, el obispo de San Cristóbal, Mario Moronta, aseguró que no se siente en el exilio por estar dirigiendo la Iglesia católica del Estado Táchira, en el extremo occidental de Venezuela en la frontera con Colombia, y consideró inapropiados los calificativos expresados por Chávez hacia el cardenal Urosa. “Quisiera expresarle mi fraterna solidaridad al señor cardenal. Es verdad que uno puede o no tener la coincidencia de opiniones, pero en una democracia se deben respetar las opiniones y las posturas, y por eso me parece que decir que el cardenal es un ‘indigno’ y un ‘troglodita’ no es propio de la investidura del presidente”, sostuvo Moronta.

El mandatario reaccionó con descalificaciones ante los pronunciamientos públicos del cardenal de Caracas. Para Urosa, hay una seria amenaza totalitaria de Venezuela, y así lo ha denunciado en las últimas semanas. En particular, concedió una extensa entrevista con el diario El Universal que levantó muchas críticas en los foros de discusión del chavismo.

El cardenal cuestionó la excesiva intervención del Estado en diversas áreas de la vida nacional: “Esa intervención en todos los campos de la economía, yendo más allá de los necesarios controles, es una manifestación de la línea marxista-comunista que el presidente quiere imponer y que fue rechazada por el pueblo (durante el referendo del 2 de diciembre de 2007). El totalitarismo marxista permite, a quienes ocupan altas posiciones en el Gobierno, el dominio absoluto sobre el resto de la población y esto es algo que cuestiona la doctrina social de la Iglesia porque lleva a la consumación de grandes injusticias y a la sujeción de la gente al Estado”.

Otra crítica del jerarca católico fue hacia el excesivo personalismo que tiene la gestión del presidente Chávez: “En Venezuela no se había dado nunca un culto a la personalidad tan grande como el que la gente del Gobierno le rinde al presidente, con profusión de supergigantografías y toda una parafernalia publicitaria. Eso es negativo, pero lo peor es que la línea marxista-comunista conduce a la ruina, a la destrucción de la economía, a una pobreza mucho mayor y a una dependencia alimentaria totalmente opuesta a la soberanía alimentaria”.

Para el cardenal Urosa, el mayor riesgo es que Venezuela va camino “a una nueva Cuba, y el pueblo lo rechaza”.

En el nº 2.715 de Vida Nueva.

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