Ricardo de Luis: “Lo nuestro es recordar dónde está la fuente de lo humano”

Dominico

(Luis Alberto Gonzalo-Díez, CMF) Ricardo de Luis Carballada, 48 años, creyente, dominico, profesor de teología y apóstol para el hoy de la Vida Consagrada. Vive en el Convento San Esteban de Salamanca.

¿Con qué jóvenes conecta la Vida Religiosa? ¿Cómo son? ¿Cómo llegan?

Hoy las casas de formación están habitadas por personas de países, edades y situaciones personales muy variadas. En general, vienen buscando mayor autenticidad de vida. Son generosos y los hay tremendamente creativos. Suelen dejarse aconsejar y, muchos de ellos, desean que alguien con más experiencia les oriente en su vida. Creo que, en la formación, lo central es ayudar a que afloren los verdaderos motivos de la vocación de cada uno y promover el encuentro con Jesucristo. No venimos a la Vida Religiosa para subirnos al carro de los triunfadores, sino para seguir al Crucificado.

Ahora estamos en un momento de profunda reestructuración. En su opinión, ésta debería apoyarse en…

Lo de siempre, que es el Evangelio. Nosotros podemos caer en el error de prestar más atención a la última prospectiva sociológica que a las palabras del Evangelio. El reto de la reestructuración me parece que está en hacerla en clave misionera y no sólo en clave funcional u organizativa. Tiene que ser ocasión para desarrollar mejor la misión que cada congregación tiene encomendada. Un tema para discutir es lo que vamos haciendo con los edificios que desocupamos. ¿Realmente los dedicamos a la misión, a atender necesidades sociales? ¿O nos dejamos seducir por proyectos hotelero-turísticos, e incluso inmobiliarios?

Algunos se atreven a decir que la Vida Religiosa se muere.

Es verdad que desaparece una forma de Vida Religiosa. Pero no muere. Se está transformando. La vitalidad de los consagrados está en el amor que tantos ponen en lo mucho que hacen. La vida surge del amor. Podría hablar sin parar de quienes con una sonrisa serena atienden la portería, visitan a enfermos, acompañan a personas solas, enseñan nuestro idioma a emigrantes, son el paño de lágrimas de jóvenes asustados y mayores angustiados, dan catequesis, atienden parroquias, enseñan teología, oran con otros y por todos. De todo ese amor es imposible que venga muerte, sólo puede venir vida.

La presencia de los religiosos en la sociedad española debe incidir en…

Recordar dónde está la fuente de lo humano. Lo importante en la vida no es el tamaño del coche, ni la marca de camisa que se lleva, ni el lugar exótico al que viajamos este año. Lo importante es hacer crecer los propios dones, ser útil a otros, entablar vínculos sólidos con los que te rodean. Tenemos que decir con sencillez y sin estridencias que Dios nos ama y que dejarse tocar por ese amor es lo más importante en la vida humana. Más que el triunfo profesional y el crecimiento económico.

¿Cuidamos la vida comunitaria?

El proceso de renovación de los últimos años ha dado lugar a comunidades más humanas y más atentas a las dinámicas relacionales. Tenemos que seguir aprendiendo el arte de la relación y la comunicación, del detalle y del cariño. En este terreno los jóvenes nos pueden ayudar mucho.

La misión compartida es algo más que un titular. ¿Cómo vive esa complementariedad vocacional?

Es una gran posibilidad. Pero avanzar en esto supone cambiar mucho de mentalidad. Espero que nadie se ofenda, pero en la Iglesia en España (también en la Vida Consagrada) hay mucha mentalidad de “chiringuito pastoral” y nos falta visión y generosidad para elaborar proyectos que engloben a todos.

¿Qué le sugieren estos términos?

Prudencia: En valoraciones, opiniones y decisiones, arte de dejar sitio a los otros, sobre todo a los que piensan diferente.

Radicalidad: Actitud de quien sabe que nunca acabamos de responder del todo a Dios. Y que su palabra no se acoge sentados, aunque sea en una iglesia, sino que cada día nos mueve a dar un paso más.

Celebración:
Expresión pública y compartida de la alegría que deja el paso de Dios en nuestra vida.

Soledad: Lugar al que acudo (algunas veces me lleva la vida) para encontrarme conmigo y dejar que asome el Dios que sostiene mi existencia y las personas con las que me he ido topando en la vida.

MIRADA CON LUPA

La Vida Consagrada está plagada de héroes anónimos. Ricardo de Luis hace 22 años, en su ordenación sacerdotal, nos dijo: “Hasta que no sufres por Jesús no sabes si crees”. Esta calidad en la configuración con Cristo no ha menguado… Está dando fruto y fruto abundante. ¿Quién se atreve a decir que la Vida Religiosa no tiene futuro?

lagonzalez@vidanueva.es

En el nº 2.714 de Vida Nueva.

Compartir