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Al hilo de un pontificado


Una obra de Ramiro Pellitero (Eunsa, 2010). La recensión es de Francisco Armenteros.

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Al hilo de un pontificado. El gran “sí” de Dios

Autor: Ramiro Pellitero

Editorial: Eunsa

Ciudad: Pamplona

Páginas: 272

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(Francisco Armenteros Montiel) Aunque se pudiera esperar por el título, no se trata de una antología de textos del Papa, ni de una crónica del Pontificado; es una recopilación de artículos del autor, ya publicados, agrupados con un cierto orden. Una miscelánea que exige quizás una relectura; en este sentido, se echa en falta un índice temático.

El subtítulo es significativo: El gran “sí” de Dios. “El de Dios es lo que hace posible nuestro : que aceptemos agradecidos nuestra vida como Dios la quiere”. De hecho, Ramiro Pellitero apunta que los textos “son como cartas desde la fe que esperan una respuesta concreta en la vida personal y social”.

El compromiso personal “comienza por el sí de Dios al hombre y ha querido necesitar de nuestro ” y, por lo tanto, decir no “a los aspectos de la cultura ambiente que son incompatibles con el Evangelio”.

La formación y experiencia pastoral del autor –sacerdote, médico, profesor, capellán de hospital– es una garantía; sabe el terreno que pisa: por qué escribe, de qué y para quién. El resultado es una visión de conjunto de la vida cristiana: frecuencia de sacramentos, virtudes, ecumenismo, vida de oración… y de la vida humana.

No es poco, aunque Pellitero no lo diga expresamente, que se llegue a la conclusión de lo que precisamente decía Ratzinger en unos ejercicios espirituales dirigidos a los sacerdotes de Comunión y Liberación: “Los ejercicios son una iniciación a la existencia cristiana. Pero puesto que la existencia cristiana no es un arte más junto a otros, sino simplemente la existencia humana vivida tal y como se debe, se podría afirmar que queremos ejercitar el arte de la vida justa. Queremos aprender el arte de las artes: la existencia humana”.

Se ha dicho que el mayor enemigo de la Iglesia es la ignorancia; en otras ocasiones, que el olvido –o la pérdida– del sentido del pecado; o la fractura entre fe y vida; o la falta de testimonio de los cristianos –una fe “creíble”–; y ahora el Papa insiste en que es el pecado de los que formamos la Iglesia.

El libro es una llamada a no conformarnos con “ser buenos”: hay que salir de la indiferencia. En definitiva, unas páginas dirigidas a los jóvenes de edad y de espíritu, llenas de esperanza y que animan al lector a un mayor compromiso cristiano. Hay que agradecer que, en el fondo, nos deje la impresión de que la santidad, la vida cristiana en plenitud, es posible –asequible– y nos llena de auténtica alegría.

En el nº 2.714 de Vida Nueva.

Actualizado
02/07/2010 | 08:33
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