Alejandro Fernández Pombo: “Lolo es un ejemplo de buena práctica del periodismo”

Maestro de periodistas

(Texto y foto: José Luis Celada) Cuando Alejandro Fernández Pombo habla de Manuel Lozano Garrido, Lolo, trata de mantenerse fiel al consejo que una vez le oyó al próximo beato andaluz: “Cuidado, mucho cuidado con las palabras pomposas”. Por eso, a punto de cumplir los 80 años, este toledano de Mora, maestro de periodistas, huye de ellas para recordar a un hombre que “era la sencillez en persona” y que “no se dedicaba a ser santo, sino a ser cristiano”, añade, tomando prestada la descripción que hiciera José Luis Martín Descalzo.

Del trato surgió la amistad, “salpicada de cartas y de encuentros muy espaciados”. Y, en unas y otros, Alejandro fue descubriendo impresionado “su alegría permanente, su amabilidad, su cordialidad y su afán por no ser protagonista, que era una manera amable de dar importancia a los demás”.

Un testimonio de vida que Lolo adornó con un “don especial” para la escritura: “Tenía todas las virtudes que se le exigen a un buen periodista y carecía de todos los defectos que pueda tener un mal periodista”, sostiene el que fuera director –entre otros medios– del diario Ya y las revistas Signo, Vida Rural y Nuestra Ciudad.

Y aquel hombre, que no había cursado estudios de periodismo ni había tenido la oportunidad de practicar por sus enfermedades, enseguida dejó la impronta de su estilo, tanto en sus colaboraciones en la prensa (Signo, Vida Nueva, Prensa Asociada, Ya…) como en sus libros.

“Ya había publicado en Signo cerca de veinte artículos, cuando José María Pérez Lozano se le llevó a Pax y luego a Vida Nueva –prosigue recordando el que fuera también presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid entre 1999 y 2003–, donde escribía de todo lo humano y lo divino”.

Ahora, el 12 de junio, aquel hombre será el primer periodista español en subir a los altares, “también puede ser el primer joven de Acción Católica santo, el primer santo de la ONCE, y puede que el primer santo seglar de nuestro tiempo no mártir, pero sí de silla de ruedas”, añade Alejandro.

Más información en el nº 2.711 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, vea el texto completo aquí.

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