El Papa visita Chipre, isla con un profundo conflicto político

Aunque no podrá mantenerse al margen, el objetivo es presentar el ‘Instrumentum laboris’ para el Sínodo de Oriente Medio

(Antonio Pelayo– Roma) Cuando aún permanecen frescos en su memoria los ecos positivos de su visita apostólica a Portugal, Benedicto XVI se dispone a iniciar su tercer viaje internacional del año, que hace el número 16 desde que fue elegido Sucesor de Pedro. Su objetivo esta vez es la isla de Chipre, uno de los raros países del mundo que no había recibido aún la visita de un pontífice.

Joseph Ratzinger ha abandonado Roma, desde el aeropuerto Leonardo da Vinci-Fiumicino, este viernes 4 de junio a las 9:30 h., para regresar al aeropuerto de Ciampino el domingo 6, a últimas horas de la tarde. A lo largo de tres días y once horas, recorrerá 3.300 kilómetros.

Durante su estancia en esta isla mediterránea (primera etapa del primer viaje del Apóstol Pablo, como se narra en el capítulo 13 de los Hechos de los Apóstoles), va a permanecer sólo en la República de Chipre –miembro de la Unión Europea desde 2004–, es decir, estará en los dos tercios de la isla, con una población greco-chipriota de 225.000 habitantes, pero no pisará el tercio restante, zona ocupada por Turquía desde 1974 (la llamada República de Chipre del Norte, sólo reconocida internacionalmente por Ankara), donde vive una población de 85.000 personas de origen turco, muchas de ellas emigradas desde Anatolia.

La Santa Sede ha cuidado en extremo hasta los mínimos detalles del viaje para privarle de todo significado político –la Nunciatura, donde residirá el Papa, se encuentra en la zona neutra, controlada por soldados de la ONU–, pero es obvio que Benedicto XVI no podrá ignorar el drama de una separación cuyo final no se entrevé a corto plazo, sino que más bien se complica, como lo ha demostrado la derrota en las últimas elecciones de la parte turco-chipriota del candidato moderado Mehmet Ali Talat (que había iniciado negociaciones con su colega del sur, Demetris Christofias, para llegar a una solución federal), eligiendo como nuevo presidente a Dervis Eroglu, partidario de una línea intransigente. Tanto a su llegada como en el momento de abandonar la isla, el Pontífice plantará un olivo como símbolo de la deseada paz.

Viaje ecuménico

Además de visitar a la comunidad católica –unas 15.000 personas repartidas entre comunidades de rito maronita, latino o armenio–, el motivo principal del viaje es la publicación del Instrumentum laboris de la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en Roma del 10 al 24 de octubre. Esta ceremonia se celebrará el domingo durante la Eucaristía en el Palacio de los Deportes de Nicosia, en la que participarán los siete patriarcas de las Iglesias católicas de Oriente Medio, así como los presidentes de las conferencias episcopales de Irán y Turquía. Del séquito papal forman parte, además de los habituales (como el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, y el sustituto, monseñor Fernando Filoni), los cardenales Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales; Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos; Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso; y monseñor Nikola Eterovic, secretario general del Sínodo de los Obispos.

Presentando a los informadores el viaje, el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, lo calificó con tres adjetivos: “Paulino, sinodal y ecuménico”. Este último término se debe a que este viaje corresponde también a una invitación de Su Beatitud Chrysostomos II, arzobispo de Nueva Justiniana y de Todo Chipre, cabeza visible de la Iglesia ortodoxa cuya importancia ha sido capital en la independencia de la isla, como lo demuestra el que durante muchos años el mundialmente famoso y habilísimo arzobispo Makarios III fuese simultáneamente jefe del Estado Independiente y de la Iglesia.

Chrysostomos representó a su Iglesia durante las exequias de Juan Pablo II y en la inauguración del Pontificado de Benedicto XVI, e hizo una visita oficial a Roma en junio de 2007, en el curso de la cual se firmó una Declaración Común entre la Iglesia católica y la ortodoxa-chipriota en un clima de recíproca fraternidad. Chipre ha sido, por otra parte, sede de importantes reuniones de diálogo ecuménico. De hecho, el Papa y su séquito visitarán, el sábado, la sede del Arzobispado y serán huéspedes del metropolita a la hora del almuerzo; cortesía que recibirá su contrapartida el domingo, cuando Benedicto XVI invite al arzobispo a comer en la Nunciatura Apostólica. “No creo –dijo el portavoz jesuita– que haya que dar demasiada importancia a algunas voces críticas a la visita del Papa a Chipre surgidas en franjas minoritarias y escasamente visibles de la Iglesia ortodoxa. El arzobispo Chrysostomos tiene suficiente crédito a su favor como para hacerse respetar”.

Del desarrollo completo de este viaje daremos cumplida cuenta en la crónica de la semana que viene.

Por otra parte, del 24 al 29 de mayo se ha reunido en Roma la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), que, como siempre, celebra sus sesiones en la amplia sala del Sínodo dentro de los muros vaticanos. A ella acudió, el 27 de mayo, Benedicto XVI, para dirigirles un discurso que se centró en el tema de la educación como objetivo prioritario de la Iglesia italiana en el próximo decenio.

Pasión por la educación

Los obispos italianos, durante su reciente Asamblea Plenaria

“Educar –les dijo el Papa– nunca ha sido fácil, pero no tenemos que rendirnos; no respetaríamos el mandato que nos ha hecho el Señor llamándonos a apacentar con amor su grey. Lo que tenemos que hacer más bien es despertar en nuestras comunidades la pasión educativa, que no se limita a la didáctica, a un conjunto de técnicas, ni mucho menos a una transmisión de principios áridos. Educar es formar a las nuevas generaciones para que sepan entrar en contacto con el mundo fortalecidos con una memoria significativa, con un patrimonio interior compartido, con una verdadera sabiduría que mientras reconoce el fin transcendente de la vida, orienta el pensamiento, los afectos, el juicio”.

“La sed que los jóvenes llevan en su corazón –continuó– es una petición de significado y de relaciones humanas auténticas que les ayuden a no sentirse solos ante los desafíos de la vida. Es un deseo de futuro que se hace menos incierto con una compañía segura y de la que te puedes fiar, que se acerca a cada uno con delicadeza y respeto, proponiendo valores sólidos, a partir de los cuales se crece hacia horizontes altos pero alcanzables. Nuestra respuesta es el anuncio del Dios amigo del hombre que en Jesús se ha hecho cercano a cada uno de ellos. La transmisión de la fe es parte irrenunciable de la formación integral de la persona, porque en Jesucristo se realiza el proyecto de una vida lograda”.

“También en Italia –afirmó poco antes de concluir– la actualidad está marcada por la incertidumbre de sus valores, evidente en la fatiga de tantas personas adultas para mantener los compromisos asumidos: es el indicativo de una crisis cultural y espiritual tanto o más seria que la económica. Sería ilusorio pensar que se puede hacer frente a ésta ignorando aquélla”.

Cardenal Bagnasco, presidente de la CEI

En la conferencia de prensa final, el presidente de la CEI, cardenal Angelo Bagnasco, aludió con cautela a los casos de pedofilia en la Iglesia italiana: “Se ha hablado de un centenar de procesos canónicos en los últimos diez años. A la luz de estas cifras, es posible que haya habido casos de ocultación. En este momento no tengo elementos para afirmarlo ni tampoco para dar cifras sobre el número de víctimas y de denuncias a la autoridad pública civil. Cuando disponga de datos, los comunicaremos”. En todo caso, dejó bien claro que se adoptaría la línea marcada por la Santa Sede y el Papa en persona.

Misa de reparación

A éstas se refirió, el 29 de mayo, en una misa de reparación en San Pedro, Charles J. Scicluna, “promotor de justicia” de Doctrina de la Fe. El ‘especialista’ eclesiástico en estos crímenes fue duro, resaltando que cuando los abusos sexuales a menores los lleva a cabo un sacerdote o un clérigo, hay en ello una maldad añadida, porque se abusa de una autoridad moral que da el hablar –supuestamente– en nombre de Dios. Y pidió: “No hagáis de los niños el objeto de vuestros deseos impuros, porque, como recuerda san Marcos, el que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí es mejor para él que le aten al cuello una rueda de molino y le arrojen al mar”.

Monseñor Charles J. Scicluna

Que la Santa Sede ha cruzado el Rubicón para afrontar en toda su gravedad este problema lo demuestra el nivel de los visitadores apostólicos que han sido nombrados, el 31 de mayo, para la Iglesia en Irlanda, como anunció Benedicto XVI en su Carta a los fieles del 19 de marzo. La visita se iniciará el próximo otoño y comenzará por las cuatro sedes metropolitanas: la primada de Armagh, Dublín, Cashel and Emly, y Tuam. A la primera es enviado el que fuera arzobispo de Westminster, cardenal Cormac Murphy O’Connor; a la segunda, el arzobispo de Boston, el franciscano de origen irlandés cardenal Sean Patrick O’Malley; y a las dos restantes, el actual arzobispo de Toronto, Thomas C. Collins, y el de Ottawa, Terrence T. Prendergast.

Otro visitador dedicado a la renovación de los seminarios y casas de formación será el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, que dirigirá su misión en coordinación con la Congregación para la Educación Católica. Por su parte, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada ha organizado en dos fases la visita a las casas religiosas; primero enviará un amplio cuestionario a todos los superiores de los institutos religiosos del país; de cara a  un segundo momento se ha nombrado a dos visitadores para las casas religiosas masculinas (el jesuita Gero McLaughlin y el redentorista Joseph Tobin) y otras dos para las casas femeninas (las reverendas Sharon Holland y Mairin McDonagh).

En Roma se insiste en que no se trata de una visita “inquisitorial” , sino que el objetivo es ofrecer ayuda para profundizar las causas que originaron el problema y orientar una adecuada búsqueda de soluciones. Último caso, por ahora, de la triste serie: la dimisión forzada del obispo de Benin City (Nigeria), el irlandés Richard Anthony Burke, acusado de abusos sobre menores y de concubinato.

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ÚLTIMOS DETALLES DEL ENCUENTRO ZAPATERO-BENEDICTO XVI

La visita de José Luis Rodríguez Zapatero a Benedicto XVI, prevista para el próximo jueves 10 de junio, durará unas pocas horas y se desarrollará con un programa casi calcado de la que ya realizó el presidente español a Juan Pablo II el 21 de junio de 2004 y en la que estuvo acompañado, como sucederá ahora, por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. El resto del séquito presidencial lo componen el consejero del presidente para Política Exterior, Bernardino León, y, naturalmente, el embajador de España cerca de la Santa Sede, Francisco Vázquez y Vázquez más algunos colaboradores de la Moncloa.

El presidente llegará a Roma procedente de Madrid en un vuelo especial a primeras horas de la mañana del jueves, y apenas celebrada la entrevista con Su Santidad y con el Secretario de Estado, cardenal Bertone, regresará a España, porque esa misma tarde debe asistir a los actos programados con ocasión del primer centenario de la firma de Pablo Iglesias como primer diputado socialista en la Cámara de los Diputados.

No parece probable que el Papa pronuncie un breve discurso –como sí hizo en la anterior visita de Zapatero al Vaticano–, y la información vaticana se limitará al habitual comunicado emanado por la Sala de Prensa de la Santa Sede.

apelayo@vidanueva.es

En el nº 2.710 de Vida Nueva.

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