Nuevos caminos para Cuba

Los obispos dialogan con Raúl Castro sobre los presos políticos, el presente y futuro del país y el papel de la Iglesia

(Araceli Cantero Guibert– Miami) El traslado de algunos presos de conciencia cubanos a prisiones más cercanas a sus familiares y el anuncio de la posible liberación de algunos, por motivos de salud, ha marcado una nueva etapa en las relaciones Iglesia-Estado en Cuba. Es lo que se desprende de los acontecimientos que han tenido lugar en la Isla después de que, a petición de la Iglesia, el 19 de mayo, el presidente, Raúl Castro, sostuviera un encuentro de cuatro horas con el cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana, y el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García Ibáñez.

En un gesto poco usual, la prensa cubana se hizo eco del encuentro con una foto de portada y un breve comunicado sobre el encuentro de los mandatarios. Los detalles los ofreció al día siguiente el cardenal Ortega en una, también inusual, conferencia de prensa cuyo texto ha sido dado a conocer en la web del propio Episcopado (www.iglesiacubana.org).

Ante la prensa nacional e internacional, el cardenal dejó claro que la gestión en favor de los presos de conciencia no tenía relación con la visita a Cuba del secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, Dominique Mamberti, del 16 al 20 de junio próximos. “Esto es algo de la Iglesia en Cuba. Es algo antiguo, que la iglesia ha practicado de manera discreta y que en estos días ha tenido un aflorar a la superficie y se han dado algunos pasos que lo hacen más evidente”, recalcó Ortega, insistiendo en que “es la Iglesia en Cuba, la Iglesia de Cuba, la que está tratando con el Estado”. En el encuentro estuvo presente la encargada de Asuntos Religiosos del Partido Comunista, Caridad Diego, con quien ordinariamente los obispos tratan los asuntos referentes a la Iglesia y su misión.

El arzobispo de La Habana calificó la reunión como algo nuevo e importante, porque “no hemos hablado ni era nuestro interés, ni del Presidente, tratar problemas de la Iglesia o necesidades que tiene… Ibamos a tratar sobre Cuba, sobre este momento y sobre nuestro futuro”, explicó. Se trata “de una relación –dijo– con la Iglesia de Cuba, y ni la visita [de Mamberti] ni ninguna cuestión de tipo internacional va a ser lo que determine cualquier sendero que se tome en el futuro. Es algo que la Iglesia de Cuba pidió y que el Gobierno de Cuba ha querido que se trate por la Iglesia, y eso es, en sí mismo, algo nuevo”.

Es nuevo también, porque respondía a una petición del propio Gobierno a la Iglesia, de aceptar una función mediadora en el caso concreto de las ‘Damas de Blanco’, madres y esposas de presos políticos que estaban siendo hostigadas por marchar pacíficamente por las calles de La Habana. El cardenal ya se había manifestado públicamente en contra de este acoso, y el Gobierno le pidió a la Iglesia actuar de intermediaria.

Función mediadora

Ortega explicó a la prensa que reconocerle a la Iglesia un papel de mediación era como “superar los viejos agravios que puede haber habido, para caminar por estas nuevas pistas. Creo que esto es importante”. Y aclaró que la relación Iglesia-Estado no puede estar  basada en una “alianza estratégica”, expresión que calificó “de estilo militar o político”, sino que “la Iglesia puede actuar en la sociedad, con total independencia, desde su papel de atención espiritual del pueblo, y de servicio social y caritativo, a partir de la libertad religiosa  garantizada en la Constitución”. Por eso, tras participar en un encuentro así, defendió que se han superado las viejas concepciones, las frases hechas, para entrar realmente en lo que es la naturaleza misma de la Iglesia y su función en la sociedad, “de lo cual hablamos claramente ayer, y fue reconocido con amplitud”.

El cardenal desveló también que la Iglesia lleva tiempo intercediendo por los presos y que se ha logrado celebrar culto en grupos en las cárceles y visitas personales. Ahora “se trató –dijo– de pedir un alivio general, no sólo a los presos enfermos, sino a todos”.

Se calcula que actualmente permanecen en cárceles cubanas unos 200 presos de conciencia. De los 75 encarcelados en la ‘Primavera Negra’ de 2003, unos 22 han sido liberados, unos 17 están en prisiones lejos de sus familiares y 26 están enfermos. Por ellos permanece en huelga de hambre desde el 25 de febrero Guillermo Fariñas.

La Iglesia, mientras, mantiene al corriente de su gestión tanto a las ‘Damas de Blanco’ como a Fariñas, de quien espera que flexibilice su posición ante las medidas anunciadas por el Gobierno, pero que lo haga por “convencimiento propio de él y no por una petición”, matizó Ortega.

En el nº 2.709 de Vida Nueva.

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