Una nueva búsqueda del Jesús histórico

Reputados teólogos avanzan en Barcelona líneas de investigación

(Jordi Llisterri– Barcelona) Si un experto en arte nos guía por una catedral, nos podrá describir con todo lujo de detalles cómo son sus piedras y en qué manera el paso del tiempo ha dejado impresa su huella; podrá, asimismo, mostrarnos cómo, a lo largo de la historia, los diversos estilos arquitectónicos han sumado en algunas ocasiones y afeado el templo en otras; hasta puede lograr deleitar a los más pequeños con alguna de las leyendas que encierra… pero si no nos cuenta que la catedral es, ante todo, una casa de oración, nos está privando de lo que es fundamental. Una imagen parecida es la que utilizó el teólogo luterano Gerd Theissen para hablar del estudio del Jesús histórico en la Facultad de Teología de Cataluña.

El Jesús histórico y el Cristo de la fe era el lema del simposio internacional celebrado en Barcelona la semana pasada. La apuesta fue juntar las reflexiones de cuatro teólogos protestantes y cuatro católicos. Los primeros fueron el suizo Daniel Marguerat (reformado), el inglés Larry Hurtado (presbiteriano), y los alemanes Jörg Frey (luterano) y Gerd Theissen (luterano). Y de procedencia católica, cuatro profesores vinculados a la Facultad de Teología de Cataluña: Francesc Torralba, Agustí Borrell, Salvador Pié-Ninot y Armand Puig. La propuesta congregó 250 inscritos de toda España y de otros países europeos.

El simposio era una continuación del celebrado hace dos años sobre La búsqueda del Jesús histórico en el que se destacaron las coordenadas históricas, religiosas, políticas o culturales necesarias para conocer la sociedad en la que dejó su testimonio Jesús de Nazaret. En esta ocasión, se ha planteado un paso más adelante, el de conectar el Jesús histórico con el Jesús de la fe que muere y resucita. Todo ello, en el contexto del diálogo ecuménico e interreligioso.

Armand Puig –decano de la Facultad y autor de Jesús. Una biografía (traducido a cinco lenguas)– aproxima, como conclusión de los dos días del simposio, que “una lectura de los evangelios en la cual no esté presente la pregunta histórica ya no es actual. Pero, de la misma manera, tampoco se puede concebir una aproximación puramente histórica a los evangelios”. El teólogo Marguerat lo formuló en la idea de que los evangelios deben ser leídos como una “biografía teológica”.

Un núcleo del encuentro entre católicos y protestantes de esta lectura es, según Puig, que “la resurrección ya no es vista como una forma de poder decir que Jesús ahora vive para siempre cerca de Dios. Es verdad que Jesús vive siempre cerca de Dios, pero también es una verdad histórica presente en los evangelios que las mujeres que fueron al sepulcro no encontraron el cuerpo de Jesús. No estaba allí y, por lo tanto, no pudo ser encontrado”. En este sentido, Puig insiste en el argumento de que la resurrección se basa en el frágil testimonio de unas mujeres, y que es precisamente esta fragilidad lo que lo convierte en un hecho aceptable.

Punto de encuentro

Otra de las realidades que marcó un punto de encuentro en el simposio ecuménico es que la resurrección es un hecho que se produce entre la realidad terrenal y la divina y que, como destacó Hurtado, la adoración a esta realidad ya se produce en los inicios del cristianismo.

La aportación de Gerd Theissen defendió que estamos entrando en una nueva etapa del estudio del Jesús histórico. En esta nueva búsqueda, la historia y la teología ya no deben enfrentarse, sino realizar una síntesis. Se deben superar así algunos de los preceptos de la Ilustración y del romanticismo que describió en el congreso Francesc Torralba.

Armand Puig concluye que lo que ha permitido visualizar el simposio realizado en Barcelona es que esta nueva etapa de estudio de la figura de Jesús debe enterrar “una visión que proponía una separación radical, o hasta una oposición, entre el Jesús que vivió en Galilea en el siglo I y el Jesús resucitado aclamado como Señor de muertos y vivos”.

En el nº 2.708 de Vida Nueva.

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