La nueva Infancia Misionera ya está en camino

Cientos de pequeños peregrinos se reúnen en Santo Domingo de la Calzada

(Texto y fotos: Vicente Luis García) Cielo cubierto, temperatura ligeramente fresca y ausencia de viento; ideal para caminar, para peregrinar. Así empezaba la jornada de la Marcha Infantil Misionera organizada por las Delegaciones de Obras Misionales Pontificias (OMP) del Norte. El punto de encuentro fue Santo Domingo de la Calzada por motivos más que justificados: se cumplen 900 años de la muerte del santo, en la recta final del Año Jubilar Calceatense, y Año Santo Compostelano, del que participa esta localidad riojana, punto señalado de la Ruta Jacobea.

Acompañamos al grupo más numeroso, el llegado desde la diócesis de Vitoria y procedentes de Vitoria-Gasteiz, Llodio, Amurrio y El Ciego. El autobús los deja en el pueblo de Bañares, distante a 6 kilómetros. Con cantos y risas, el camino se hace más llevadero y cerca del mediodía alcanzan la plaza del Ayuntamiento. Poco a poco se va juntando el resto de peregrinos procedentes de Zaragoza, Logroño y Calahorra, hasta los 360 participantes.

Jesús María Peña, actualmente delegado de misiones de La Rioja y durante muchos años misionero en Benin, nos explica esta jornada misionera: “Este encuentro se enmarca dentro de una lista de actividades que tanto para mayores como para pequeños se organiza desde la delegación de misiones, aunque bien es cierto que la mayoría de las actividades están orientadas al mundo infantil y juvenil. Podemos recordar el Festival de la Canción Misionera, la jornada de Sembradores de Estrellas, la jornada del Domund, de la Infancia Misionera, y lo que denominamos la Marcha Gesto, que es la que celebramos hoy y en la que reunimos a niños, padres y madres, profesores y catequistas.”

Puentes para la vocación

La delegación anfitriona recibe con un chocolate y bollería a los pequeños peregrinos, y el sol aparece ya con fuerza en un cielo despejado, que será la tónica del resto del día. La climatología es algo importante en estos encuentros, aunque siempre hay un plan “B” para “porsiacaso”. “El día está siendo espléndido y ello ayuda a que los niños disfruten. No obstante, el objetivo es hacer recordar a los niños que no estamos solos, que hay muchas más personas fuera de nuestros pueblos, provincias y diócesis que comparten con nosotros una vocación misionera y el recuerdo a esas personas que están más lejos todavía y que encima no tienen ni lo más básico para vivir. Jugamos mucho con lemas y colores que hacen referencia a los diversos continentes y, después, la revista Gesto hace una gran labor divulgativa. Pero, en todo caso, nunca hay que olvidar que detrás de cada acto, gesto, catequesis, material didáctico… hay una persona: un profesor, una religiosa, un misionero, un sacerdote, un catequista, un padre o una madre que se encarga de acercar al niño todo lo anterior. Esos ‘puentes’ son clave en la campaña misionera”, afirma Jesús María.

Uno de esos puentes es Javier Valdivielso, párroco de El Ciego, en la Rioja alavesa. Más de 20 años de su vida los ha vivido como miembro del grupo misionero vasco en Angola: “El hecho de ser misionero y haber estado muchos años en Angola me supone, no sólo en este encuentro, sino en todas las actividades que tengan relación con el mundo misionero, la posibilidad de proyectar esa experiencia, esa realidad, esa vivencia a nuestras gentes, a nuestros niños. Los críos de El Ciego han venido encantados, y te diría que creo que los padres están gozando tanto o más. El que hayamos venido en un autobús 40 personas es también el fruto de un trabajo continuado durante el año. Estos chavales y chavalas son monaguillos, lo que supone que no sólo en el día de la catequesis, sino también en la misa del domingo en la que ellos participan, se les va infundiendo una inquietud. Hace un año no teníamos esta realidad, y por eso no pudimos participar en el encuentro. Un año después es otra historia. Las parroquias somos ya un difícil referente para la juventud actual. En el ámbito parroquial, si queremos algo, está claro que habrá que empezar de nuevo, desde abajo, con los pequeños, la nueva Infancia Misionera”.

La labor de los centros escolares alcanza a veces grandes cotas de compromiso, como lo atestigua sor Aurora, del colegio de la Milagrosa en Llodio (Álava): “Estos encuentros se enlazan con la actividad de todo el año. A raíz del terremoto de Haití organizaron una campaña del ‘bokata solidario’, con la que recaudaron más de 6.000 euros en una hora. Estos chavales del colegio están dentro del movimiento JMV (Juventudes Marianas Vicencianas). Antes del encuentro han trabajado con unas catequesis misioneras. Han venido de 5º y 6º de Primaria y 1º de la ESO. Cada semana tienen una hora y así hasta que tienen 20 o más años, que es cuando algunos se implican en proyectos misioneros y acuden como voluntarios a países como Mozambique, Honduras, Cuba o Bolivia. Al principio, el compromiso es durante el verano y, cuando acaban sus carreras, algunos marchan por periodos más largos de uno o dos años. No cabe duda de que, de encuentros y de programas como éstos, nacen las vocaciones a ser misionero laico o consagrado. ¡Ojalá hubiesen venido más niños de algunas de las diócesis cercanas!”.

Tras la comida da comienzo la parte lúdica con cuentacuentos, mimos y payasos, aderezado con canciones y mensajes que servirán para centrar el gesto del “envío misionero”, que tuvo lugar en la Catedral. Allí, un sacerdote les contó la leyenda del santo, la que justifica que en el templo haya un pequeño gallinero con su gallo y su gallina –“Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada”–. El secretario técnico de OMP, Anastasio Gil, presidió la ceremonia de envío misionero y, junto al delegado de La Rioja, hizo entrega a todos de una pequeña cruz con los colores de los cinco continentes.

“¡Jo!, un poco más”; “¡Todavía es pronto!”; “¡Lo hemos pasado genial!”; “Nos vemos el año que viene…” y frases similares pusieron el broche a un encuentro que, según el pin que portaban los asistentes, tenía como lema En el Camino ¡Menudas Luces!. Luces menudas que en el camino de regreso sucumbieron en los asientos del autobús o de los vehículos particulares al cansancio de una intensa jornada festiva y misionera.

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El papel de los padres


El papel de los padres lo destaca sor Elena, del Colegio Virgen Niña de Amurrio: “Somos conscientes de vivir en un mundo donde es difícil la transmisión de valores pero, no obstante, en el colegio intentamos sembrar la semilla de las misiones. Estos encuentros son muy positivos y he podido encontrar a padres que estuvieron en el encuentro en Javier, repitieron en Loyola y hoy están de nuevo aquí. Por algo será. Es bueno que los niños vean y sientan que hay otros como ellos embarcados en la misma aventura”.

Antonio González, delegado de misiones en Zaragoza y misionero en Togo, destaca también la participación de los adultos en la labor transmisora del espíritu misionero: “Los encuentros de Infancia Misionera son muy interesantes para poder compartir familias, profesores y niños un día de campo y descubrir su espíritu misionero. Desde OMP se lleva trabajando en los últimos años centrando la atención en cada uno de los cinco continentes. Así, este año y coincidiendo con el 50 aniversario de la independencia de 17 países africanos, es éste el continente que estamos conociendo. Por otro lado, en Zaragoza intentamos vivir las diversas campañas misioneras dando importancia a nuestra presencia en la calle; la de Sembradores de Estrellas, por ejemplo, parte desde la plaza del Pilar, un lugar emblemático en Zaragoza. También trabajamos con gestos en momentos concretos de la vida de los niños. A los niños de Primera Comunión se les invita a tener un gesto misionero que es voluntario y, si solicitan una idea, se les sugiere compartir el equivalente al coste de un cubierto de su comida de comunión. Toda esta campaña ha de contar con la colaboración de padres y catequistas para que el niño pueda entender el verdadero sentido del gesto”.

vlgarcía@vidanueva.es

En el nº 2.707 de Vida Nueva.

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