Adiós a Poggi, clave en la ‘ostpolitik’ vaticana

(A. Pelayo) En nuestra anterior crónica vaticana alcanzamos a dar la noticia del fallecimiento del cardenal Luigi Poggi, cuyo último cargo fue el de archivero y bibliotecario de la Santa Iglesia Romana y al que Benedicto XVI, en un telegrama dirigido a sus hermanos, reconoció sus muchos méritos en sus largos años de servicio a la Sede Apostólica. Los que llevamos muchos años en la información religiosa no podemos olvidar que el nuncio con encargos especiales monseñor Poggi fue una pieza clave en la llamada ostpolitik de Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II.

Este físicamente diminuto diplomático fue incansable en las arduas negociaciones con los entonces Estados socialistas de Polonia, Hungría, Checoslovaquia y la República Democrática Alemana. El cardenal Casaroli tuvo en él a uno de sus más valiosos colaboradores, y necesitaríamos más espacio para reseñar sus gestiones y su buen hacer, sin darse, sin embargo, la más mínima importancia, actitud no muy frecuente entre los eclesiásticos de su rango.

Consciente, no obstante, de sus muchos méritos, el 19 de abril de 1986 el Papa polaco le nombró nuncio apostólico en Italia y le confirió la responsabilidad (antes inexistente) de ocuparse también de los nombramientos episcopales en el país. Circunstancia aprovechada para proceder a una necesaria y aún no completada reorganización de las diócesis de la península, donde, una vez más, puso en evidencia su tacto y prudencia.

apelayo@vidanueva.es

En el nº 2.707 de Vida Nueva.

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