¿Hogar o prisión?

La nana

(J. L. Celada) Recientemente, la antigua cárcel de Oviedo reabrió sus puertas convertida en “hogar de la memoria”. Un hecho que, al margen de valoraciones políticas y/o históricas que haya podido suscitar, vendría a dar la razón a quienes sostienen que apenas unos cuantos barrotes distinguen un ámbito de otro. Y no lo dicen porque bastantes delincuentes se encuentren entre rejas como si estuvieran en su casa, sino por tanta gente que, al calor de “los suyos”, se siente prisionera.

Bien podría ser el caso –aunque no sólo– de La nana que da título a la producción chilena que ahora presentamos… y recomendamos vivamente. Ella es su protagonista, y en su mirada huidiza sitúa Sebastián Silva el punto de vista narrativo de una historia cuya capacidad para retratar situaciones cotidianas se la debemos por igual al soberbio trabajo de Catalina Saavedra y al poder de observación del joven realizador. Cierto es que él lo tuvo algo más fácil, porque las amas de cría fueron figuras familiares en su infancia.

La que aquí se nos invita a conocer ya ha cumplido los 40, y lleva media vida sirviendo a una acomodada familia chilena. Tiempo suficiente para sentirse una de “los suyos”, pero también para descubrir que nunca lo será. Las secuencias iniciales, recogiendo los usos y ritmos diarios, establecen sutilmente las distancias entre ambos universos. Sin embargo, no son las disputas surgidas de las diferencias de clase el argumento central de La nana.

Silva pone todo su empeño en descifrar otra lucha: la que mantiene esta mujer consigo misma por superar el bloqueo emocional que la atenaza y encontrar una salida al laberinto de su solitario y sofocante mundo. Su cámara se asoma al drama interior de una niñera cuyas reacciones parecen más propias de los pequeños a su cargo que de un adulto responsable; un ser, entre tierno, cruel y patético, que vuelca sus frustraciones y complejos en quienes se cruzan en su camino, especialmente en las compañeras contratadas para aliviar el peso de sus labores. Porque, lejos de agradecer su presencia y la ayuda prestada, la interpretará como amenaza para su territorio.

Hasta que, a la tercera oportunidad, llegará la persona que desata la necesaria catarsis, la chica que le enseñará a disfrutar de los pequeños placeres (escuchar música, trotar, salir…) y los grandes afectos (sinceros y exentos de prejuicios). Lecciones que, a la postre, devuelven a La nana a su realidad diaria, pero con armas más fiables (entereza, ilusión…) para hacerle frente. Las de Silva también son garantía de éxito: sensibilidad para apreciar lo ordinario y un personaje realmente extraordinario, que atraviesa la pantalla para compartir con nosotros su vida de “chacha” y, de paso, regalarnos el talento a borbotones de una actriz inolvidable.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: La nana

DIRECCIÓN: Sebastián Silva

GUIÓN: Sebastián Silva y Pedro Peirano

FOTOGRAFÍA: Sergio Armstrong

PRODUCCIÓN: Gregorio González

INTÉRPRETES: Catalina Saavedra, Claudia Celedón, Alejandro Goic, Andrea García-Huidobro, Mariana Loyola, Agustín Silva

En el nº 2.705 de Vida Nueva.

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