Los abusos a los migrantes, un Vía Crucis para Guatemala

(V. Lara) La Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG) ha elegido, para celebrar su tradicional Vía Crucis del Migrante, el tema de los Secuestros y extorsiones… cruz en el camino del migrante. Una “práctica criminal” que le duele y preocupa por todo lo que viene sucediendo en los países de la región, especialmente en México.

En un comunicado difundido en vísperas de Semana Santa por su presidente y obispo de San Marcos, Álvaro Ramazzini, la Iglesia guatemalteca se muestra indignada por “el drama que viven nuestros hermanos migrantes que sufren a causa de los secuestros, extorsiones, encierros, encarcelamientos en los centros de detención de los Estados y deportaciones”.

Al mismo tiempo, ante la llamada de Dios “a ser profetas del anuncio y denuncia en medio de estos acontecimientos”, los obispos manifiestan su “preocupación por las constantes acciones en contra de la población migrante dirigidas por grupos criminales” y por “el deterioro de la convivencia social”; su “desconcierto” porque, a pesar de las “buenas intenciones” de los gobiernos en combatir estas situaciones, “ha faltado coherencia en la acciones”; su “indignación porque se ha avanzado muy poco en la elaboración de políticas migratorias integrales de respeto a los derechos humanos”; su “frustración por el aumento de abusos cometidos por el crimen organizado en contra de los migrantes; así como su impresión de que “la criminalización de las migraciones por parte de los Estados abre el camino para el aprovechamiento de los capos del narcotráfico y crimen organizado”.

Por todo ello, la Pastoral de Movilidad Humana ratifica su “firme condena a las políticas xenofóbicas y racistas de los Estados”, su “firme opción por los más pobres y vulnerables” y el “firme compromiso de alentar a los gobiernos, sociedad e Iglesias” para “que no permanezcan indiferentes ante el dolor y sufrimiento de los migrantes y sus familiares…”.

Por último, Ramazzini recuerda el compromiso de la Iglesia latinoamericana con la Misión Continental, que es también “un compromiso por ser más sensibles al clamor de dolor y sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas migrantes”.

En el nº 2.701 de Vida Nueva.

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