Michael Brehl: “La secularización se da donde la Iglesia ha sido predominante”

Superior General de los Redentoristas

Michael-Brehl(Texto y foto: Darío Menor– Roma) Desde el pasado noviembre, el canadiense Michael Brehl está al frente de la Congregación del Santísimo Redentor, fundada por san Alfonso María de Ligorio a principios del siglo XVIII. La orden, presente en más de 70 países y con 5.400 miembros, sigue viviendo su carisma fundacional con la entrega y dedicación “a los que quedan en los márgenes de la sociedad”, como relata este religioso a Vida Nueva. Hoy, los excluidos son los inmigrantes, las minorías o los jóvenes. También los que sufren las calamidades, como las víctimas del terremoto de Haití, adonde viajará para conocer de primera mano cómo es la situación y colaborar con los redentoristas que trabajan allí.

Hoy, igual que en los tiempos de san Alfonso María, sigue habiendo personas en los márgenes de la sociedad. ¿Quiénes son hoy esos excluidos?

Siempre encontrarás gente que está en los márgenes, sólo hay que mantener los ojos y oídos abiertos. En algunas sociedades son los jóvenes los que se quedan al margen. Ocurre lo mismo con las minorías étnicas. En otras sociedades, son los aborígenes los discriminados. No hace falta, pues, buscar mucho. Estemos donde estemos, nos resultará fácil encontrar personas que quedan fuera de las estructuras de acogida convencionales y a las que podemos ayudar. Ahí es donde queremos estar los redentoristas, es ése nuestro carisma. San Alfonso nos pide que sigamos a Cristo predicando la buena noticia a los pobres. Siempre identificamos nuestro carisma con la evangelización de los más abandonados. La evangelización de los pobres es, además, un doble proceso ya que también son ellos los que nos evangelizan a nosotros.

¿Cómo se actualiza ese carisma en la sociedad contemporánea?

Estamos pidiendo a nuestras regiones que se pregunten dónde estamos en las respectivas sociedades y contextos, y quiénes son los más abandonados de cada lugar. Tenemos que actualizar continuamente esta pregunta.

¿Qué proyectos tiene como nuevo Superior General?

Acabamos de terminar nuestro Capítulo General, cuyo tema principal ha sido la reestructuración de la misión. No sólo debemos organizar nuestras estructuras administrativas, sino renovar nuestros corazones para seguir dando esperanza e impulsar nuestra misión. Mi labor se basará en estas premisas. Además, debemos seguir observando quiénes son las personas que nos llaman, dónde nos pide Dios que actuemos. El objetivo puede ser muy distinto en función del lugar: no es lo mismo estar en Asia que en el norte de Europa. Tenemos que plantearnos cuáles son las estructuras que nos ayudarán mejor para llevar el Evangelio a estas situaciones. Por ejemplo, si hablamos sobre la migración y nos fijamos en Europa, podemos plantearnos si sería interesante contar con el apoyo de los redentoristas que están en los países de donde provienen los inmigrantes. Durante décadas, Europa y Norteamérica han enviado misioneros a todo el mundo, pero ahora vemos que allí también necesitan misioneros. Hay que tener en cuenta, además, la solidaridad económica: hay lugares sin recursos para la labor que debemos desarrollar y que necesitan el apoyo de otras partes de la congregación.

¿Tienen también los redentoristas problema de falta de vocaciones?

Depende de las zonas. En África, Asia y Latinoamérica, crecen. Hay muchos jóvenes que siguen sintiendo la llamada de Dios. En Europa del Este, las cifras son buenas, aún aumentan, pero de forma más lenta que antes. En Europa occidental y Norteamérica, disminuyen. Además, la edad media de los redentoristas en estas zonas está aumentando. Es una situación compleja: si contamos las cifras globales, nos mantenemos.

Decrece la religiosidad

¿Por qué cree que en Occidente se da esta situación?

Hay muchas razones. No es tan sólo que la Vida Religiosa haya disminuido, sino también que la práctica de la religión ha decrecido. La participación en las comunidades parroquiales ha caído también, por ello no debemos sorprendernos al constatar lo que está pasando en la Vida Religiosa. Otro motivo importante se debe al tamaño de las familias occidentales. Los matrimonios tienen ahora uno o dos hijos como máximo, lo que hace aún más difícil la entrada de uno de estos hijos en la Vida Religiosa.

Usted es canadiense, ¿cómo es la situación de la Iglesia en su país?

En mi país hablamos siempre de dos naciones fundadoras: la inglesa y la francesa. Son muy diferentes. La parte de habla inglesa es muy diversa, mientras que la francófona es más homogénea. En Quebec se ha producido una gran secularización, ya no hay tantos colegios católicos y la influencia de la Iglesia ha decrecido dramáticamente.

¿Cambia mucho el ambiente en la parte anglófona de Canadá?

En Ontario, Alberta y las otras provincias hay más implicación en la vida de las parroquias, más vocaciones e interés por la vida religiosa. Es llamativo que en estos lugares, la Iglesia no tenía antes una posición predominante. Pienso que donde sí ha existido ese rol de supremacía, sea en el Gobierno o en la sociedad, es donde existe ahora una mayor reacción de secularización.

¿Cómo encuentra a la Iglesia europea? ¿Está tan empobrecida como señalan algunos?

Llevo poco tiempo aquí, pero puedo decir que he encontrado comunidades parroquiales muy vivas, en las que no veo muchas diferencias frente a las experiencias que tenía de donde venía. Me ha impresionado mucho la respuesta al terremoto de Haití. La gente se ha implicado mucho y quería ayudar y contribuir a la reconstrucción de ese país

Reconstruir Haití

Usted va a viajar a Haití próximamente. ¿Qué proyectos tienen los redentoristas allí tras el seísmo?

Estamos en Haití desde hace mucho. Hay unos 40 redentoristas haitianos viviendo en Puerto Príncipe, la zona más afectada. Estamos estudiando cómo impulsar la reconstrucción. Es un proceso que tiene diversas fases. Primero debemos hablar con ellos y saber cuáles son sus necesidades. Hay un enorme interés por cooperar con ellos. Es importante que estemos allí para mostrar el apoyo moral de toda congregación y coordinar la ayuda material. La situación en Puerto Príncipe es terrible. Cada familia ha perdido, de media, al menos a un miembro. La reconstrucción ha de ir ligada a esta preocupación por atender las necesidades morales y espirituales de la gente, además, por supuesto, del socorro alimentario y médico. Es importante, por otra parte, ver cómo vamos a hacer la reconstrucción de las casas, escuelas e iglesias destruidas. Hoy ya se está realizando un gran trabajo de reconstrucción. Los redentoristas que hay allí, y que están muy organizados, están realizando una encomiable tarea de reconstrucción

¿Una catástrofe como la que ha sufrido Haití puede afectar a la vivencia de la religión del país?

Ya lo ha hecho. Hay gente que piensa que sin fe estaría perdida. Las personas siguen yendo a la iglesia, aunque ésta haya sido destruida. Se reúnen donde pueden. Otros se preguntan si a Dios realmente le importa Haití, un país que ha tenido una historia muy difícil, con desastres medioambientales, malos gobiernos, corrupción, abusos de los derechos humanos… También hay quienes se preguntan cómo Dios va ayudarles después de tantas catástrofes. Creo que, en un momento como éste, Dios nos pide a todos que respondamos y le llevemos algo bueno a los que han sobrevivido.

dmenor@vidanueva.es

En el nº 2.700 de Vida Nueva.

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