Las Iglesias en minoría también son “levadura en la masa”

(M. Gómez) A veinte años del fin de los regímenes totalitarios en Europa, “promotores de ideologías ateas que han caracterizado a la mayor parte de los países del sureste europeo”, y a pesar de la llegada de la democracia, “falta todavía mucho por hacer”, sobre todo desde el punto de vista del reconocimiento de los derechos de las minorías religiosas.

Así lo han puesto de manifiesto los presidentes de seis conferencias episcopales del sureste europeo (Albania, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Rumanía, la Conferencia Internacional de San Cirilo y San Metodio –que agrupa a los obispos de Macedonia, Montenegro y Serbia– y Turquía), en la reunión que han mantenido bajo el auspicio del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE). Ésta se celebró en en Chisinau (Moldavia), del 25 al 28 de febrero, y a ella asistieron también el obispo de Chisinau, el arzobispo maronita de Chipre y el nuncio de Rumanía y Moldavia, el español Francisco Javier Lozano.

Lamentan que, a pesar de que haya firmados varios concordatos o acuerdos con la Santa Sede, “ha habido que luchar para ponerlos en práctica. El instrumento jurídico no significa automáticamente la justicia y la protección de los derechos de las minorías católicas”, se lee en el comunicado final.

Con todo, que la Iglesia católica esté en minoría en estos países no es un eximente de su responsabilidad, sino que tiene claro su deber de contribuir al bien común y al desarrollo integral de las sociedades en las que está presente, sobre todo en el ámbito caritativo y en los debates éticos. La condición de minoría supone, aseguran los obispos, “un desafío a vivir la fe de un modo cada vez más responsable” y aviva el compromiso de ser “la levadura en la masa”.

En el nº 2.698 de Vida Nueva.

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