La Curia inicia la Cuaresma meditando sobre el sacerdocio

En su audiencia con el clero romano, Benedicto XVI pide a los curas que vivan “un verdadero humanismo”

Cenizas-Papa(Antonio Pelayo– Roma) Desde el domingo 21 de febrero por la tarde al sábado 27 por la mañana, el Papa y la Curia romana se han retirado del ‘mundanal ruido’ para participar en los tradicionales Ejercicios Espirituales. El predicador de este año –responsabilidad que ha recaído en el pasado sobre los hombros de cardenales, obispos y teólogos de renombre– es el salesiano (hasta ahí llega la influencia de su hermano de congregación, el cardenal Tarcisio Bertone) Enrico dal Covolo, que ha escogido como tema central Lecciones de Dios y de la Iglesia sobre la vocación sacerdotal.

El padre Dal Covolo, de 59 años de edad, profesor de Literatura Cristiana Antigua en la Pontificia Universidad Salesiana de Roma, es especialista en Patrología y postulador general para las Causas de los Santos de su congregación. En el pasado ya dirigió una tanda de Ejercicios en la que participó el entonces cardenal Joseph Ratzinger. En esta ocasión, impartirá, en la capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico, diecisiete meditaciones, incluidas las de apertura y clausura, en el curso de las cuales glosará, entre otras, las personalidades de san Agustín, san Juan María Vianney, el cura rural de la novela de Georges Bernanos y Juan Pablo II. “El motivo de los Ejercicios Espirituales –ha declarado a la agencia Zenit– es siempre el mismo, válido para todos los fieles: ‘poner orden en la propia vida’, por usar las mismas palabras del gran maestro de los Ejercicios, san Ignacio de Loyola”.

El inicio de la Cuaresma, por otra parte, fue celebrado el 17 de febrero, Miércoles de Ceniza, con la tradicional “estación” en la Basílica de Santa Sabina, en la colina del Aventino. Benedicto XVI llegó a primeras horas de la tarde a la abadía benedictina de San Anselmo, donde, después de unos momentos de oración, se puso en camino procesional hacia la antiquísima basílica, acompañado por cardenales, arzobispos y obispos, los monjes benedictinos y la comunidad de padres dominicos a los que está confiado el cuidado del templo.

Una vez llegados al mismo, tuvo lugar la celebración eucarística, en el curso de la cual se procedió al rito de la imposición de las cenizas; sobre la cabeza del Pontífice las puso el cardenal Jozef Tomko, prefecto emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y actual titular de la basílica.

‘Polvo amado’

Papa-inicio-Cuaresma“El signo penitencial de las cenizas –dijo el Santo Padre– es esencialmente un gesto de humildad que significa: me reconozco como lo que soy, una frágil criatura, hecha de tierra y destinada a la tierra, pero también hecha a imagen de Dios y a Él destinada. Polvo sí, pero polvo amado, plasmado por su amor, animado por su soplo vital, capaz de reconocer su voz y de responderle; libre y, por lo tanto, también capaz de desobedecerle cediendo a la tentación del orgullo y de la autosuficiencia. Esto es el pecado, enfermedad mortal que muy pronto entró a manchar la tierra bendita que es el ser humano”.

Al día siguiente se celebró otro de los actos que marcan, en la Ciudad Eterna, el inicio de la Cuaresma: la audiencia del obispo de Roma con su clero, que acudió en número muy representativo al Aula de las Bendiciones. En vez de seguir la fórmula habitual de estos encuentros –preguntas de algunos sacerdotes y respuestas del Papa–, Ratzinger había preparado una lectio divina sobre el misterio del sacerdocio basada en tres pasajes de la epístola a los Hebreos.

La lectio en cuestión se desarrolla en siete densas páginas, de las que alcanzamos a ofrecer algunos extractos, sin poder reproducir en su integridad la traza argumental seguida por su autor.

En un primer lugar, el Papa destacó que “nadie se hace sacerdote a sí mismo; sólo Dios puede traerme, puede autorizarme, puede introducirme en la participación del misterio; sólo Dios puede entrar en mi vida y llevarme de su mano. Este aspecto del don, de la precedencia divina, de la acción divina que nosotros no podemos realizar, es un dato fundamental: la comunión con el ser divino, con el sacerdocio de Cristo”.

En segundo lugar, también destacó el otro elemento: el sacerdote debe ser hombre. “Hombre –aclaró– en todos los sentidos, es decir, debe vivir una humanidad auténtica, un verdadero humanismo; tiene que tener una educación, una formación humana, de las virtudes humanas, debe desarrollar su inteligencia, su voluntad, sus sentimientos, sus afectos, debe ser realmente hombre, hombre según la voluntad del Creador, del Redentor, porque sabemos que el ser humano está herido y la cuestión ‘¿qué cosa es el hombre?’ ha sido oscurecida por el pecado, que ha herido la naturaleza humana en toda su profundidad. Así, se dice: ‘ha mentido’ y ‘es humano’, o ‘ha robado’ y ‘es humano’, pero éste no es el verdadero ser humano. Humano es ser generoso, es ser bueno, es ser hombre de la justicia, de la auténtica prudencia, de la sabiduría”. (Digamos, en un inciso, que estas frases del Papa recibieron, en una Italia acosada por los escándalos, la correspondiente extrapolación política, que aquí nunca falta a la cita).

Al encuentro del sufriente

“La humanidad del sacerdote –dijo Benedicto XVI a su clero más adelante– no responde al ideal platónico o aristotélico según el cual el hombre verdadero sería aquél que sólo vive en la contemplación de la verdad y por eso es tan beato, tan feliz, porque sólo mantiene amistad con las cosas bellas, con la belleza divina, mientras los ‘trabajos’ los hacen otros. Ésta es una suposición, mientras que aquí lo que se supone es que el sacerdote entre como Cristo en la miseria humana, la lleve consigo mismo, vaya al encuentro de las personas que sufren, se ocupe de ellas y, no sólo exterior, sino también interiormente, tome sobre sí, recoja en sí mismo la ‘pasión’ de su tiempo, de su parroquia, de las personas que le han sido confiadas. Así, Cristo ha mostrado el verdadero humanismo. Ciertamente, su corazón está siempre fijado en Dios, ve siempre a Dios, íntimamente está siempre en coloquio con Él, pero Él lleva al mismo tiempo todos los seres, todo el sufrimiento humano entra en la Pasión”.

El viernes 19 se anunció la próxima proclamación de seis nuevos santos

El viernes 19 se anunció la próxima proclamación de seis nuevos santos

Por último, insistió en que la obediencia es una virtud que diviniza la vida humana, porque “la voluntad de Dios no es una voluntad tiránica, no es una voluntad que está fuera de nuestro ser, sino que es la voluntad creadora, el lugar donde encontramos nuestra verdadera identidad. Dios nos ha creado, y somos nosotros mismos si nos conformamos con su voluntad; sólo así entramos en la verdad de nuestro ser y no somos alienados. Al contrario, la alienación se produce cuando salimos de la voluntad de Dios, porque de ese modo salimos del designio de nuestro ser, no somos nosotros y caemos en el vacío”.

Audiencia con el primer ministro del Líbano

Audiencia con el primer ministro del Líbano

En otro orden de cosas, el viernes 19 de febrero, el Pontífice presidió, en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico vaticano, la solemne ceremonia con la que se proclama la próxima canonización de seis beatos. Uno de ellos es la española Cándida María de Jesús (en el siglo [nombre de pila] Juana Josefa Cipitria y Barriola), fundadora de las Hijas de Jesús, más conocidas en España como las jesuitinas, muy implantadas en el panorama educativo. La Madre Cándida fue beatificada por Juan Pablo II en 1996, y ahora su sucesor eleva a la religiosa vasca al orden de los santos de la Iglesia universal. Otra religiosa, María de la Cruz MacKillop, la acompañará en su subida a los altares, convirtiéndose así en la primera santa de la Iglesia australiana. La ceremonia de canonización de estos seis beatos tendrá lugar en Roma el próximo domingo 17 de octubre.

La única audiencia “civil” de la semana fue la concedida al presidente del Consejo de Ministros del Líbano, Saad Hariri. En el comunicado posterior a la reunión se expresa el deseo de que “el Líbano, a través de la ejemplar convivencia de las diversas comunidades religiosas que lo componen, siga siendo un ‘mensaje’ para la región de Oriente Medio y para todo el mundo”. Inch’ allah, añadimos nosotros, con los debidos respetos.

 

AUMENTAN LOS CATÓLICOS EN EL MUNDO


De las cifras que recoge la última edición del oficialísimo Anuario Pontificio 2010, escojo algunas de las más interesantes: el número de católicos en el mundo ha aumentado en el último año estadístico (de 2007 a 2008) en 19 millones, lo cual significa un ligero incremento (1,7%) del porcentaje de católicos en todo el planeta, alcanzando un total de 1.166 millones. Los obispos han llegado a ser, a finales de 2008, 5.002, si bien en el curso del año pasado fueron nombrados otros 169 prelados. El número de seminaristas ha aumentado moderadamente (de 115.919 a 117.024), con evoluciones diferentes según los continentes: crecen África (3,6%), Asia (4,4%) y Oceanía (6,5%), disminuye Europa (4,3%) y América se mantiene. También ha aumentado la cifra de presbíteros, tanto diocesanos como religiosos (siendo 409.166 en 2008) y ha descendido la de religiosas (801.185 en 2000; 739.067 en 2008).

apelayo@vidanueva.es

En el nº 2.697 de Vida Nueva.

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