El asesinato de ocho cristianos en Irak siembra el terror

Los obispos de Mosul denuncian “un plan premeditado”

(M. Gómez) Mosul se ha vuelto un cementerio para los cristianos, es terrible”. “Esto es una verdadera carnicería, un Viernes Santo”. Con esta crudeza se expresa la comunidad cristiana de Irak, profundamente preocupada por la oleada de violencia anticristiana que ha sacudido el norte del país en la última semana. En apenas cuatro días, desde el 14 de febrero, cuatro cristianos fueron asesinados a sangre fría y “con la más completa impunidad. Somos víctimas indefensas: se lee el terror en los ojos de las familias cristianas, que se preguntan quién será el próximo”, relata un sacerdote caldeo-católico a la agencia Fides.

El sábado 20 apareció el cadáver de un cristiano ortodoxo que había sido secuestrado una semana antes, y el último ataque se registraba el martes 23, contra tres miembros de una misma familia, el padre y los hermanos de un sacerdote siro-católico, que fueron tiroteados en su propia casa. La violencia se enmarca en un contexto de agitación previo a las elecciones legislativas del 7 de marzo, pero los líderes religiosos cristianos advierten de “una especie de limpieza étnica”.

Impunidad

En un mensaje remitido a los gobiernos local y central, los obispos cristianos de Mosul (Georges Casmoussa, siro-católico; Emile Shimoun Nona, caldeo-católico, y Gregorios Saliba, siro-ortodoxo) denuncian “un plan premeditado para presionar a las Iglesias cristianas, para poder llevar adelante una cierta agenda”. “Estos continuos actos nos llevan a pesar que no somos deseados en esta ciudad, que es nuestra patria”. Por eso demandan a los gobiernos local y central que garanticen la seguridad, y piden una intervención internacional: “¿La sangre de nuestros hijos, que son hijos de Irak, la sangre de nuestros obispos y sacerdotes seguirá siendo derramada impunemente, sin que nadie busque a los asesinos? ¿El Estado permanecerá indiferente?”.

“Los cristianos somos inocentes, no hemos hecho daño a nadie, sólo queremos vivir en paz en nuestro país. Si no nos quieren aquí, si quieren erradicarnos de nuestra tierra, que lo digan. Si no, que nos dejen en paz”, clama el patriarca vicario caldeo, Shleimun Warduni. Desde 2003, más de 200 cristianos han sido asesinados en la ciudad. En octubre de 2008, unos 12.000 fieles abandonaron la región.

En el nº 2.697 de Vida Nueva.

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