Jean-Louis Tauran: “Todas las religiones tienen la misma dignidad e importancia”

Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso

Tauran-1(J. Vázquez Allegue– Fotos: J. F. Serrano Granados) El cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, fue uno de los participantes en el II Congreso de Teología Cristianismo, Islam y Modernidad, que organizó la Cátedra Andaluza para el Diálogo de las Religiones de la Facultad de Teología de Granada. Vida Nueva tuvo la oportunidad de dialogar con el purpurado, un hombre afable, modesto, cercano y muy agradable. Un hombre de Dios y una persona convencida de que el diálogo entre las religiones es uno de los fundamentos para alcanzar la paz.

Al hablar de diálogo interreligioso, ¿desde el Pontificio Consejo se dialoga con todas las religiones, incluyendo las más pequeñas manifestaciones de fe encauzadas en instituciones minoritarias y organizaciones difusoras de nuevas espiritualidades?

Todas las religiones tienen la misma dignidad y la misma importancia. No hacemos distinciones entre religiones de primera y segunda clase. Para nosotros, todas son iguales. Sin embargo, en el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso volcamos nuestros esfuerzos en dialogar con las grandes religiones, con aquellos grupos religiosos que representan a un elevado número de seguidores o son herederos de tradiciones milenarias como el judaísmo o el islam. Ojalá pudiéramos llegar a todas las religiones del mundo y a cada una de las manifestaciones de fe que surgen en nuestra sociedad. El islam, por ejemplo, es una de las religiones con las que queremos potenciar el diálogo. El año pasado participé en varios encuentros interreligiosos en la India, Japón e Indonesia. Durante este año acudiré a otras reuniones similares en Pakistán, Bangladesh y Corea del Sur. Son ocasiones en las que la Iglesia católica no sólo asiste como espectadora, sino que sirven para establecer contactos y momentos para la reflexión conjunta y el diálogo respetuoso con todo tipo de creencias y manifestaciones de fe.

Ante la situación –cada vez más frecuente– de centros educativos en donde niños de tradición católica y musulmana se dan cita en las aulas, ¿cómo deberían actuar los padres y los educadores, sobre todo en los casos de los centros confesionales o en manos de congregaciones religiosas?

En Europa, los niños practican el diálogo interreligioso desde la educación primaria. Un musulmán que vive en Europa tiene la posibilidad de descubrir a Cristo, puede entrar en una iglesia, leer el Nuevo Testamento, ver a una persona cristiana que reza. Lo mismo sucede con los cristianos que hoy en día pueden conocer a un musulmán y comprobar cómo vive su fe. Para mí, esta situación es una gran llamada para vivir con coherencia nuestra fe.

¿Cómo cree que se debería actuar en aquellos centros educativos, de tradición católica, en donde se dan cita alumnos católicos, musulmanes o de otras religiones?

Tauran-2No conozco que una situación así haya ocasionado algún problema. Nuestras instituciones católicas también cuentan con alumnos musulmanes, budistas o de otras religiones. Los centros católicos no son instituciones proselitistas. Las instrucciones de la Santa Sede y de los obispos recuerdan que hay que acoger a todos. El otro día, por ejemplo, recibí a un diplomático de Baha’i que me decía: ‘Tengo 35 años, todo lo que yo sé es gracias a ustedes porque estudié en una escuela católica y nunca he sido objeto de proselitismo’. Pienso que ésta es la mejor felicitación que se nos puede dar.

Hace unas semanas, usted hacía unas declaraciones en donde afirmaba que el diálogo con el islam es difícil porque una buena parte de los musulmanes no acepta que se pueda discutir sobre el Corán porque está escrito bajo el dictado de Dios. ¿Podría utilizarse ese mismo planteamiento en el caso católico al referirse a la Biblia como Palabra de Dios?

Es la primera vez que me recuerdan esa afirmación. La dije en Nápoles, en el Encuentro Internacional por la Paz. Mira, por un lado, para los cristianos Dios dicta y, por tanto, hablamos de una mediación humana. Por otro lado, contamos con la hermenéutica, la interpretación de la Sagrada Escritura para ser actualizada. Y eso es algo muy importante que nos permite poder dialogar sobre la Palabra de Dios.

En el nº 2696 de Vida Nueva.

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