“Que los electores aprovechen el deber y el derecho de votar”

El Episcopado colombiano publica un mensaje al cierre de su Asamblea con ocasión de los comicios de 2010

El aspirante del Partido Liberal a la presidencia de Colombia, Rafael Pardo, presentando su candidatura

El aspirante del Partido Liberal a la presidencia de Colombia, Rafael Pardo, presentando su candidatura

(José Luis Celada) La LXXXVIII Asamblea Plenaria del Episcopado colombiano, celebrada entre el 8 y el 12 de febrero en Bogotá, clausuró sus trabajos recuperando las palabras con las que su presidente, Rubén Salazar Gómez, abría la reunión días antes: “Sabemos que este proceso electoral [los comicios legislativos y presidenciales que deben celebrarse, respectivamente, el 14 de marzo y el 30 de mayo] marcará el desarrollo inmediato de la vida de Colombia y estamos convencidos de que el Señor, que es el Camino, la Verdad y la Vida, podrá guiarnos por los senderos del desarrollo integral, de la reconciliación y de la paz”.

Así concluye también el mensaje difundido al término del encuentro, en el que previamente los obispos repasan la actualidad del país en “un año complejo y lleno de retos”, justo cuando se cumplirán “doscientos años del grito de la independencia” (20 de julio de 1810). Un episodio cuyos valores (dignidad humana, libertad nacional, derechos naturales, gloria y honor) inspiran su reflexión.

Dos siglos después de aquellos heroicos acontecimientos, los prelados no ocultan, sin embargo, “los males que aquejan a nuestra nación”: violencia, paro, desplazamiento forzado, falta de vivienda, hambre, impunidad, corrupción, cultura de la ilegalidad… Todo un “desafío que han de afrontar con creatividad, audacia, abnegación y transparencia quienes asumen la noble tarea de la política”.

El texto, que lleva la firma del también arzobispo de Barranquilla, reconoce luego “los innumerables tesoros del alma colombiana, tan rica en valores humanos y cristianos, heredados de nuestros mayores”, tales como “la probada solidaridad con quienes sufren, la fortaleza ante la adversidad, la capacidad de levantarse de las más difíciles circunstancias y la cohesión familiar”. De su aprovechamiento y estímulo dependerá “la construcción de una Patria en la cual nos sintamos hijos y partícipes de su futuro”, añade el Episcopado colombiano.

Pera la jerarquía constata con dolor que “algunos de los que fueron elegidos en pasados comicios están en la cárcel o han sido destituidos de sus cargos o se han visto cuestionados en su idoneidad, honradez y transparencia de vida”, con la consiguiente “apatía en el electorado, sospecha y desilusión hacia los políticos”.

Responsabilidad común

Así las cosas, los pastores llaman a la responsabilidad de todos sus compatriotas en el presente y el futuro de su país. A los candidatos, para que piensen “en el bien común antes que en intereses personales o partidistas” y presenten “programas que respondan a las necesidades del pueblo”. Y a los electores, para que aprovechen la oportunidad de “cumplir el deber y el derecho de votar y participar así activamente en la gestión de la cosa pública”. “Se trata –asegura el documento– de ejercitar nuestra conciencia ciudadana en la escogencia de personas que, por sus calidades éticas y competencias profesionales, estén dispuestas, como nuestros próceres, a comprometerse en la búsqueda de caminos que conduzcan a la justicia, la fraternidad y el bienestar de todos los ciudadanos”.

Aunque con el telón de fondo de las próximas convocatorias electorales, la Asamblea Plenaria giró en torno a tres ejes principales: el Bicentenario de Independencia del país, la reestructuración interna de la propia Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) y la celebración del Año Sacerdotal en curso.

 

DIÁLOGO CON TODOS

En el transcurso de la Plenaria, los obispos colombianos reiteraron su disposición a entablar diálogo con los grupos armados ilegales (guerrillas, paramilitares…), porque “como pastores tenemos la obligación de dialogar con todos”, declaró el presidente de la CEC. “Para estos diálogos estrictamente pastorales –matizó Rubén Salazar–, no necesitamos permiso. Otra cosa es cuando se trata de lograr un acercamiento con el Gobierno y un sometimiento a la ley.

En ese caso, pienso que sí es necesario que el señor presidente [Álvaro Uribe] nos autorice”. Opinión que comparte el obispo de Cúcuta, Jaime Prieto Anaya, quien reconoció atender pastoralmente a los miembros de bandas “mutantes” que en su jurisdicción eclesiástica se acercan a hablar. “No podemos rechazarlos –advirtió–, porque sería grave desde el punto de vista evangélico”.

El obispo de Montería, Julio César Vidal Ortiz, por su parte, desveló que, durante su visita a la Asamblea, el presidente Uribe les ofreció “el aval” para proseguir los diálogos y acercamientos que algunos prelados han establecido ya con integrantes de las denominadas “bandas emergentes” (paramilitares desmovilizados de las Autodefensas Unidas de Colombia y que las autoridades vinculan ahora con actividades de narcotráfico).

En el nº 2.696 de Vida Nueva.

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