“Ninguna necesidad nos es ajena”

La Familia Vicenciana cumple 350 años de caridad con los más pobres

F-Vicenciana(Victoria Lara) Los primeros años del siglo XVII estuvieron caracterizados por una fuerte crisis social marcada por la pobreza, el hambre y las guerras. En medio de ese contexto, san Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillac atendían a los pobres en las calles de París y sus alrededores. Esas primeras redes de colaboración y grupos de ayuda dieron lugar al nacimiento de una organización laical, la Asociación Internacional de Caridad (AIC), y de una sociedad de vida apostólica, la Congregación de la Misión, ambas fundadas por san Vicente. Un poco más tarde, junto a santa Luisa, creaba la Compañía de las Hijas de la Caridad, la rama consagrada femenina. Hoy en día, y de nuevo en medio de una fuerte crisis a nivel mundial, la Familia Vicenciana (FV) sigue atendiendo a los más necesitados, aunque sus carencias, en algunos casos, sean distintas a las de aquéllos.

F-Vicenciana-2“San Vicente nos decía que ‘no hay necesidad ajena al carisma vicenciano’. Estamos abiertos a todas las necesidades, como hemos hecho últimamente con la inmigración, el sida, y todo lo que se llaman las nuevas pobrezas”. Son las palabras de sor Mª Ángeles Infante, H.C., miembro de la Comisión que se ha creado para celebrar, durante este año, el 350º aniversario de la muerte de los fundadores de la Familia Vicenciana. Una Familia que, durante los siglos XVIII, XIX y XX, se fue completando con otras ramas de miembros laicos que se sumaron a la AIC: la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP); las Hijas de María, que hoy son las Juventudes Marianas Vicencianas (JMV); la Asociación de la Medalla Milagrosa (AMM) y Misioneros Seglares Vicencianos (MISEVI).

F-Vicenciana-3Actualmente, la FV está presente en más de 140 países y ayuda de forma directa a unos 50 millones de personas en todo el mundo. Sólo en España, los más de 20.000 miembros de esta “gran familia” gestionan alrededor de 900 centros dedicados a personas sin hogar, sin empleo, enfermos, presos, ancianos, niños, inmigrantes y familias desestructuradas. La coordinación y el aunar esfuerzos son, por tanto, fundamentales: “La sociedad en la que estamos interviniendo está sufriendo gravemente las consecuencias de una crisis, no sólo económica, sino de valores, y el esfuerzo humano vicenciano es muy importante que esté unido y que tienda a complementarse”, afirma sor Ana Ullán, directora de la Asociación Marillac, un proyecto surgido de las Hijas de la Caridad de la Provincia San Vicente de Paúl en Madrid.

Esta entidad, creada en 1991, aunque ya venía prestando ayuda social con anterioridad, tiene su sede en la céntrica plaza de la Encarnación de Madrid, desde donde se realiza la acogida y se canalizan las demandas de personas en situación de marginación o exclusión social. Cuenta con talleres formativos para la reinserción social y laboral, centro de día para menores y sus familias, un proyecto de intervención en centros penitenciarios y otro proyecto para mujeres gestantes o con hijos de corta edad a su cargo. Además, dispone de tres pisos de acogida para reclusos, ex reclusos o personas sin hogar, otros tres pisos para familias en situación de desamparo y sin recursos y un piso para alojamiento de emergencia de mujeres con hijos. Este sector de la población, en concreto el de las mujeres indocumentadas, es, según sor Ana, “uno de los que sufren mayor precariedad”, pues no puede acceder a recursos públicos.

Situación de alerta

F-Vicenciana-5No obstante, la directora de Marillac llama también la atención sobre la situación de muchas familias que están empezando a acudir a ellos tras perder su empleo uno o los dos miembros de la pareja: “Ahora estamos en la alerta, todavía los apoyos familiares responden, pero cuando esto se perpetúe un poco en el tiempo, va a dar lugar a situaciones realmente alarmantes”, afirma. La entidad funciona a través del voluntariado, formado por un grupo de unas 40 personas entre religiosas y laicos.

El voluntariado, en este caso exclusivamente laico y en su mayoría femenino, resulta también indispensable para el funcionamiento de los proyectos que tiene en marcha la Asociación Internacional de Caridad en Cartagena (Murcia). Allí, cuatro de los cinco grupos que la institución tiene repartidos por distintos barrios de la ciudad, atienden a más de 120 mujeres con dificultades de integración social y a sus hijos. “En el mundo, la mujer es doblemente pobre: primero por ser pobre y además por ser mujer”, explica Flory Navarro, presidenta diocesana de la AIC en Cartagena.

F-Vicenciana-6Se les proporciona, sobre todo, formación, a través de los talleres de alfabetización, costura, manualidades, economía doméstica, cocina, estética, informática y teatro. Las actividades se complementan con charlas que abordan temas relacionados con la higiene y la salud, la autoestima, la convivencia social, los malos tratos y la orientación familiar, entre otros. Uno de los grupos cuenta, además, con un proyecto de lactancia en el que se proporciona alimento, pañales y medicamentos a 42 bebés entre los 0 y 9 meses de edad, y otro grupo se dedica al apoyo escolar a niños de entre 6 y 12 años. En la actualidad, acuden unos 25 menores y hay lista de espera.

“En las pequeñas cosas notamos la evolución de las mujeres: en la manera de expresarse y compartir el tiempo con las demás en el taller, en cómo responden ante situaciones un poco conflictivas… En el taller encuentran un lugar donde desconectan de la realidad y se encuentran a gusto”, apunta Flory Navarro.

F-Vicenciana-7Otro colectivo que es objeto de atención por parte de la FV son los jóvenes. A través de las Juventudes Marianas Vicencianas, muchos chicos y chicas con dificultades reciben apoyo en sus estudios y en su integración social, así como alternativas que eviten que acaben cayendo en el mundo de la droga. Precisamente orientado a esto último, así como a la prevención de la delincuencia y la marginalidad, nació el Proyecto Estamos Contigo, en La Línea de la Concepción (Cádiz), que atiende a 70 menores de 48 familias en riesgo social. Además del servicio de comedor, cuentan con aula de apoyo escolar y aula de estudio, así como distintos talleres de formación, escuela de familia y un programa de actividades lúdicas y recreativas, entre otros muchos servicios.

Los propios miembros de las JMV se implican directamente: “Hay muchos jóvenes dedicando de forma sistemática parte de su tiempo a la colaboración en estos proyectos”, afirma Isabel Sirera, secretaria nacional de esta rama vicenciana, quien explica que “los voluntarios participan todos los días o en momentos puntuales, según las necesidades del proyecto, o dependiendo del tiempo que puedan dedicar”.

Más usuarios

F-Vicenciana-8Especialmente llamativa, por el gran número de personas atendidas, es una iniciativa de la Sociedad de San Vicente de Paúl, otra de las organizaciones de la FV. Se trata del Centro Santiago Masarnau, ubicado en Madrid y donde, además de dar respuesta a las necesidades más básicas, se prepara a los usuarios para su integración social y laboral. En 2009, se atendió a 7.712 personas sólo en el departamento de Trabajo Social, y más de 700 se formaron en los talleres ocupacionales.

El incremento de usuarios está siendo muy notable en los últimos tiempos, como demuestra el hecho de que el pasado año se ofrecieran una media de 198 comidas al día, frente a las 80 de años anteriores. Esto, en opinión de su directora, Ana Manzano, se debe a “la caída en el sector de la construcción, ya que antes había un mayor número de inmigrantes indocumentados que trabajaban esporádicamente en la construcción”. Paradójicamente, “ahora son muchos los que, con documentación en regla, carecen de empleo”.

F-Vicenciana-9Todos estos proyectos son sólo una pequeña parte de lo mucho que la Familia Vicenciana aspira a hacer por los más desfavorecidos: “Necesitamos brazos que nos sigan y ojos que miren con cariño a los pobres, que quieran trabajar con ellos”, concluye sor Ángeles Infante.

Un congreso para sumar esfuerzos


Uno de los actos enmarcados en la celebración del 350º aniversario de la muerte de san Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillac es un congreso que tendrá lugar entre los días 5 y 7 de marzo en Madrid: “El objetivo de este congreso es difundir lo que es la Caridad y la Misión como algo notorio del carisma de san Vicente y santa Luisa, así como fomentar el conocimiento mutuo de las siete ramas que en estos momentos integramos la Familia Vicenciana, dándolas a conocer e invitando a que más gente se una a nosotros, porque en el mundo sigue habiendo pobrezas y sigue estando necesitado de paz y amor”, subraya la coordinadora del congreso, sor Mª Ángeles Infante.

En el nº 2.696 de Vida Nueva.

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