Joan Enric Vives: “Gaza es una prisión de millón y medio de personas sin futuro”

Obispo de Urgell

Vives(Miguel Ángel Malavia) Acaba de regresar del viaje que, todos los años desde hace diez, la Coordinadora de Conferencias Episcopales de Europa y América realiza a Tierra Santa. Joan Enric Vives, obispo de Urgell y copríncipe de Andorra, ha vuelto a formar parte de la expedición en representación de la Conferencia Episcopal Española.

La anterior visita, en enero de 2009, coincidió con la invasión a Gaza por parte de Israel. Fueron días de masacre, produciéndose centenares de víctimas inocentes. ¿Cómo han encontrado la situación un año después?

No se nos ha permitido la visita programada a Gaza, pero hemos tenido noticias de primera mano de diversas organizaciones pro derechos humanos que nos ha informado de la dura situación que allí se vive. Se sienten abandonados. Ciertos edificios han podido reconstruirse, pero la vida ordinaria se desarrolla con graves carencias humanitarias, sobre todo porque se dificulta la libre circulación de bienes y personas, y se convierte en una prisión, con millón y medio de personas sin futuro, con los gravísimos problemas que todos podemos imaginar. Es un tema de conculcación de derechos humanos y la comunidad internacional debe actuar ante Israel y Egipto.

Una vez más, han insistido en que se deben cumplir las resoluciones de la ONU, que establecen la necesidad de que haya dos Estados independientes. ¿Por qué no se avanza, pues, en esta dirección? ¿Qué lo impide?

Se debe cumplir lo ya resuelto por la ONU: dos Estados y un estatuto internacional para la ciudad de Jerusalén, que es santa para cristianos, hebreos y musulmanes. A los grandes obstáculos que ya conocíamos (hacer de Jerusalén la capital de Israel sin aceptación de la comunidad internacional, violencia y odio mutuo, inseguridad, demolición de viviendas, problemas con los visados y los permisos de residencia, el trazado del muro, la expropiación de tierras y otras políticas) se añade el último obstáculo que se está desarrollando, y que es el “Nuevo Plan para Jerusalén”. Una resolución (la 4050 del 9 de agosto de 2005) del Gobierno de Israel, para los años 2006-2013, que prevé demoliciones de casas palestinas y asentamientos de judíos en la Jerusalén árabe, cambiando así el actual equilibrio de Jerusalén. Resulta muy preo- cupante, y se lleva a cabo sin mucha información ni diálogo con todos los implicados. Se debe crear un clima de confianza y diálogo para sentarse a negociar y encontrar soluciones.

Ahora no hay ataques ni atentados. Sin embargo, tras este viaje, han calificado la situación de “preocupante”, constatando una tensión soterrada. En el caso de los cristianos, su número ha descendido… ¿Corremos el riesgo de ver una Tierra Santa sin cristianos?

La emigración persiste y es el gran desafío para el cristianismo en Tierra Santa, como en otros lugares de Oriente. Aunque desean mantenerse fieles a su vocación de vivir donde han estado durante dos mil años, la tentación de buscar nuevas salidas para las familias jóvenes es muy grande. Se están promoviendo viviendas, que es el mayor problema al que se enfrentan, pero todo se hace difícil y los permisos son muy costosos. El Patriarcado y la Custodia franciscana están realizando grandes esfuerzos en el campo de la construcción de viviendas, y debemos ayudarles.

No olvidar a los cristianos

¿Cuáles han sido los principales frutos de la visita que Benedicto XVI realizó a Tierra Santa en mayo pasado, y que tan necesaria se hacía para los cristianos presentes en una zona en la que sufren como los que más las consecuencias del enfrentamiento?

Ha sido una peregrinación de esperanza a los Santos Lugares y un especial signo de comunión con los católicos allí presentes y con todos los cristianos de Tierra Santa. Ellos necesitan comprobar que estamos unidos a ellos y que no les abandonamos. El Santo Padre, en sus diferentes discursos, que hay que leer en su conjunto, ha podido hacer llegar su palabra libre de paz y de solidaridad, promoviendo los valores del respeto mutuo y de la cultura del diálogo y el rechazo de la violencia, para que sea posible la coexistencia pacífica. Son muy valientes y relevantes sus palabras a los dirigentes judíos y musulmanes. Deseamos que den fruto, tanto para el desarrollo pleno del Acuerdo Fundamental entre Israel y la Santa Sede, como para la libertad religiosa hacia las minorías cristianas dentro de los territorios de la Autoridad Nacional Palestina. Será importante también la celebración del próximo Sínodo de las Iglesias de Oriente Medio.

En el nº 2.692 de Vida Nueva.

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