Arrecian las tensiones entre coptos y musulmanes en Egipto

“El asesinato de seis cristianos en navidad no ha sido una casualidad”, dice el obispo católico de luxor

Funerales-en-Egipto(María Gómez) En la noche del 6 al 7 de enero, fecha de la Navidad para los cristianos de rito oriental, tuvo lugar el enésimo episodio de los enfrentamientos entre los radicales islámicos y los coptos cristianos de Egipto, si bien se trató, y los observadores coinciden, del más grave de los últimos años. En la ciudad de Nag Hammadi (provincia de Quena, a 65 kilómetros de Luxor, en el Alto Egipto), cuando los fieles salían de la iglesia de la Virgen María, tres hombres desde un coche en marcha comenzaron a disparar a la muchedumbre: seis cristianos y un miembro de las fuerzas de seguridad de origen musulmán (las informaciones se contradicen sobre si era hombre o mujer) murieron, y otras nueve personas resultaron heridas.

Las autoridades egipcias atribuyen el atentado a una venganza: en noviembre hubo disputas después de que un copto fuera arrestado por la violación de una niña musulmana de 12 años; los cristianos aseguran que llevaban varios días recibiendo amenazas por ello. En respuesta al ataque del día 6, unos dos mil coptos se manifestaron el jueves 7 con gritos de “No a la opresión” y “Oh Cruz, te defenderemos por nuestra alma y nuestra sangre”, y llegaron a encararse con la policía. Al día siguiente, el Ministerio del Interior anunciaba la detención de los tres presuntos autores de los disparos, pero el ambiente que todavía se respira es de inseguridad e inquietud.

El Cuerpo de Cristo, “herido”

Entre los mensajes de solidaridad, no se hizo esperar el de la Santa Sede. En una nota del 8 de enero, dirigida a Su Santidad Shenouda III, el cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, expresa su “tristeza”: “Cada vez que nuestros cristianos sufren injustamente, es una herida para el Cuerpo de Cristo del que todos los creyentes forman parte. Juntos compartimos esta tristeza, y juntos rezamos por la reconciliación, la paz y la justicia. Todos los cristianos deben permanecer unidos frente a la opresión y buscar juntos la paz que sólo Cristo puede dar”.

“Pido a la comunidad cristiana universal que ore por las comunidades cristianas que se encuentran en dificultad”, pedía, por su parte, el obispo copto católico de Luxor, Youhannes Zakaria. En declaraciones a la Agencia Fides, el obispo no duda en atribuir motivaciones políticas al atentado: “Este ataque no ha sido una casualidad. Hay un plan para promover un islam político por parte de algunos grupos. Y son los cristianos los primeros en pagar las consecuencias”.

El obispo asegura que se han reforzado las medidas de seguridad y, en ese sentido, “la situación ahora está tranquila”; incluso ha habido un encuentro entre los distintos líderes religiosos para reafirmar el compromiso común por la paz y la reconciliación. Pero Zakaria no niega la realidad: “En nuestras poblaciones conviven pacíficamente cristianos y musulmanes. Lamentablemente, una minoría de extremistas buscan minar esta convivencia con actos sangrientos. Quienes pagamos las consecuencias somos los cristianos. No albergo ilusiones de que esta situación se pueda resolver fácilmente: ésta es nuestra cruz”. Y añade: “El clima se está volviendo hostil. En la diócesis tenemos una escuela católica abierta a todos, incluidos los musulmanes. Hasta ahora no hemos tenido problemas con nuestros vecinos, pero algo está cambiando, y no en sentido positivo. Estamos experimentando lo que pasa en el resto del mundo, como, por ejemplo, el referéndum sobre los minaretes en Suiza, que aquí fue muy mal acogido”.

Los coptos suponen entre el 8% y el 10% de los 80 millones de egipcios, siendo la comunidad cristiana más importante de Oriente Medio. La mayoría pertenece a la Iglesia copta ortodoxa, con el papa Shenouda III a la cabeza. La comunidad copta católica está formada por 250.000 fieles, que dirige Su Beatitud Antonios Naguib. Entre 1980 y 1990, los coptos fueron uno de los principales objetivos de los yihadistas egipcios. Si bien la violencia es ahora menor, los coptos llevan años denunciando que siguen siendo víctimas de discriminaciones.

 

TEMPLOS INCENDIADOS EN MALASIA

También Malasia está sufriendo una oleada de violencia anticristiana por parte de fundamentalistas musulmanes. Después de una larga batalla jurídica, el pasado 31 de diciembre el Alto Tribunal de Malasia decidió autorizar a los no musulmanes a que empleen el término ‘Alá’ en sus escritos, y dicha decisión, que ha sido recurrida por el Gobierno, ha provocado la reacción de los extremistas. En la última semana, varios templos e instituciones religiosas han sido objeto de, al menos, nueve ataques con artefactos incendarios, sin causar víctimas humanas. El Gobierno del país, donde la religión oficial es la musulmana, ha condenado los ataques. La Conferencia Episcopal malaya, en Asamblea Plenaria, conminaba: “Es urgente trabajar por el diálogo y la armonía social, cortando con la conflictividad con la que algunos grupos fundamentalistas quieren incendiar la nación”.

En el nº 2.691 de Vida Nueva.

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