Peter Balleis: “Los refugiados son un recurso, no una carga”

Director Internacional del Servicio Jesuita a Refugiados

Peter-Balleis(Texto y fotos: Darío Menor) Más de 40 millones de personas en todo el mundo viven lejos de sus hogares porque la  guerra, el hambre, las catástrofes climáticas o la persecución política o religiosa les ha obligado a dejar sus tierras. Son los refugiados y desplazados internos, una nación de desarrapados que en demasiadas ocasiones son vistos por los pueblos que los acogen como una carga pesada y desagradable. Europa sufre especialmente esta actitud: su capacidad de amparo es cada vez más reducida y, al mismo tiempo, mezcla a los refugiados con los inmigrantes para crear una arrojadiza arma política.

Peter-Balleis-2Con el fin de ayudar a los que huyen de los lugares donde se desangra el mundo, Pedro Arrupe creó en 1980 el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), que ha ido creciendo con los años conforme aumentaban también las penurias y la cantidad de refugiados en el mundo. Hoy el SJR está presente en más de 50 países. Desde hace dos años, Peter Balleis es el director internacional de esta institución, cargo que ocupó antes el catalán Lluís Magriñà. El P. Balleis, un alemán gigantón, apasionado y enérgico, pide que muchos de los países de acogida abandonen su actual postura y vean a los refugiados como un recurso, no como una carga.

¿Cómo es el trabajo del SJR en los países de origen de los refugiados?

Hay que tener en cuenta, primero, que el número de desplazados internos es mayor que el de refugiados. Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en el mundo hay 26 millones de desplazados internos, es decir, personas que se ven obligadas a dejar su tierra y se desplazan a otras zonas de su país. Los refugiados, según la definición que se dio en la Convención de Ginebra, estarían en torno a los 16 millones de personas en 2008. El SJR trabaja con ambos grupos. La situación de cada uno de ellos es diferente. En África, dos tercios de los refugiados viven en campamentos, donde trabajamos sobre todo en el área de la educación, siguiendo así la tradición jesuita. Nuestra experiencia muestra que una de las grandes necesidades de los refugiados es la educación, aunque no esté habitualmente en la lista de emergencias. La mayor preocupación del SJR es acompañar a la gente y tocar sus mentes y almas. La educación es, además, un derecho, por supuesto. Nosotros nos centramos tanto en la instrucción a los más pequeños como en la educación secundaria. Es el mejor legado que se le puede entregar a un refugiado: podrá dejar su país, su trabajo y su casa, pero nunca dejará atrás la formación recibida. Con educación, la integración en otros países es mucho más fácil.

¿Dónde viven más refugiados: en campamentos o en áreas urbanas?

Según ACNUR, la mitad de los refugiados vive en ciudades. En Nairobi, por ejemplo, han surgido zonas de chabolas con una altísima densidad de población donde viven los refugiados somalíes que huyen de la guerra de su país. Otra situación bélica que cambió la situación mundial fue el conflicto de Irak. Entre uno y dos millones de iraquíes dejaron su país y se refugiaron en Siria y Jordania, sobre todo. Aunque ahora muchos han regresado, todos los refugiados iraquíes han estado en núcleos urbanos. Las condiciones de estos refugiados o de los somalíes en Nairobi son muy duras. La pobreza en estas zonas es grandísima.

Contexto urbano

¿Pueden acceder todos estos refugiados urbanos a la educación?

Depende de los países. En Kenia, por ejemplo, la educación primaria es gratuita, y sí pueden hacerlo. El problema está en la instrucción secundaria. Si no tienen dinero o no consiguen una beca, deben dejar la escuela. Para nosotros es más complejo trabajar en el contexto urbano. En los campamentos sabes cuál es la población, y puedes, por tanto, calcular cuáles son las necesidades. En las ciudades, la situación es más compleja. En Jordania y Siria, por ejemplo, nos resultaba difícil llegar a todos los refugiados.

¿Ofrecer ayuda a los refugiados urbanos y no a la habitantes locales provoca el enfado de estos últimos?

Peter-Balleis-3Es un sentimiento válido, aunque el SJR no ha sentido hostilidad de la población autóctona en ninguna situación. Tan sólo se registraron algunos incidentes en Sudáfrica en 2008, cuando se desató un odio hacia todos los extranjeros, sin importar su proveniencia. Algunos sudafricanos protestaron entonces porque sentían que los forasteros aumentaban la competencia en el mercado del trabajo y de la vivienda. Sudáfrica sufre una fuerte presión de los refugiados de Zimbabwe. Éstos, además, en muchas ocasiones cuentan con una formación superior a la de los sudafricanos. Con las personas que dejan Zimbabwe se muestran los problemas que hay para definir a los refugiados. ¿Son ellos refugiados, migrantes económicos, víctimas de persecución política? En cualquier caso, dejan su país porque tienen hambre y no pueden vivir allí.

¿Cuáles son las mayores dificultades para ayudar a los refugiados urbanos?

Los refugiados urbanos son una historia aparte. En los campamentos, la gente está unida y forma grupos con su propia identidad cultural. Por eso sobreviven gran parte de las estructuras sociales. En las áreas urbanas, sin embargo, las personas están mucho más aisladas. Tomando otra vez el ejemplo de los refugiados iraquíes llegados a Siria y Jordania, vemos que se ha producido un gran cambio. En sus lugares de origen, las mujeres estaban en cierta forma vigiladas y protegidas por los maridos. Entre los refugiados, sin embargo, hay un altísimo número de viudas que han tenido que abandonar el país por la guerra. Dado que en Siria o Jordania no tienen a sus familiares varones, no salen apenas de casa y no permiten que tampoco lo hagan sus hijas. Es, por tanto, muy difícil construir una sensación de comunidad. Nosotros hemos establecido unos centros en los que se enseña inglés y se hacen distintas actividades educativas. La gente se puede reunir en un lugar donde se siente segura, y así se recuperan las relaciones sociales y se mantiene el bagaje cultural.

¿Cómo es la situación de los refugiados en Europa?

Es peculiar: a muchos refugiados ni siquiera se les permite llegar. Los países africanos y de Oriente Medio aceptan a estas personas por su condición de refugiados, no tienen que probar que tienen ese derecho. Así ocurre con los iraquíes en Jordania y Siria y con los somalíes en Kenia. Pero Sudáfrica, en cambio, no reconoce a los ciudadanos de Zimbabwe la condición de refugiados, aunque sí les proporciona un permiso de residencia. En Europa, la situación es totalmente diferente: muchos refugiados no tienen ni la oportunidad de presentar su solicitud de asilo. Esta actitud se ve, por ejemplo, en lo que hace Italia cuando devuelve directamente a los inmigrantes salidos de Libia sin verificar siquiera si son refugiados.

Pese al comportamiento de Europa con los refugiados, a este continente no llega la mayoría de ellos. Un 25% del total pide refugio y lo obtiene en Sudáfrica. Este dato debe hacer reflexionar sobre la capacidad que tiene Europa para aceptar inmigrantes respecto al resto del mundo. En otros países ocurre lo mismo que en Sudáfrica. A Etiopía llegan cada día en torno a mil eritreos. Con Somalia y Kenia pasa algo similar. Se debe tener muy claro que los refugiados no sólo dejan su país buscando una vida mejor, como ocurre con los inmigrantes, sino que también lo hacen porque en su tierra no pueden vivir. Es muy triste que Europa se olvide de ello cuando tantos millones de personas partieron desde este continente hacia otros lugares hasta no hace tanto tiempo. Tenemos que recordar nuestra historia.

Normas comunes

¿Qué puede hacer la Unión Europea para mejorar esta situación?

Es injusto culpar solamente a Italia, Malta, Grecia o España, que son los países de la frontera. La Unión Europea (UE) debe plantearse qué derechos quiere defender. Es necesario el establecimiento de un procedimiento y unas normas de aceptación comunes para los refugiados. El problema, hasta ahora, es que se está yendo hacia el denominador común mínimo. Se plantea la cuestión como un problema de seguridad. Ningún país tiene el derecho a devolver a los refugiados a países donde pueden sufrir torturas o violaciones de sus derechos. Hablamos, además, de números relativamente pequeños. Por ejemplo, las personas que llegaron a Italia en 2008 cruzando el Mediterráneo en patera suponen sólo entre el 5 y el 10% del total de extranjeros que entró en el país. La diferencia entre ambos colectivos es que la mitad de los primeros pidió derecho de asilo y a la mitad de ellos le fue concedido. Sabemos, por tanto, que son los que más protección necesitan. Los políticos y la sociedad tienen la obligación de explicar lo que está pasando.

¿Qué dicen los distintos gobiernos europeos cuando se enfrentan a estas cifras y se les recuerda que los refugiados tienen derecho a ser aceptados?

Peter-Balleis-4Es un proceso lento, requiere trabajar en Bruselas y a distintos niveles para concienciar a la UE y a sus países miembros de las consecuencias que tienen las leyes que aprueban. Es peligroso, además, lo que está ocurriendo en algunas naciones africanas, que comienzan a copiar la actitud europea hacia la inmigración y hacia los refugiados. Se está provocando mucha inseguridad en el mundo en nombre de la seguridad. Europa, además, tiene la necesidad de importar población. Debe ser consciente de ello. Los refugiados son, engeneral, personas muy amoldables y excelentes trabajadores. Existen estudios que muestran que los indocumentados son los miembros de la sociedad que menos problemas causan. Los refugiados no son criminales, son personas que quieren aprender la lengua lo más rápido posible para adaptarse, y que no cometerán delitos porque quieren permanecer en su nuevo país. Hay ejemplos de ello con los refugiados de todo el mundo. Se debe ver a los refugiados como un recurso, no como una carga, ellos son las personas más motivadas.

¿La explotación de los recursos naturales en África por parte de empresas occidentales contribuye a aumentar las tensiones internas y, por tanto, el número de refugiados?

Sí. Europa no quiere a los refugiados africanos, pero ambiciona su coltán, su oro o sus diamantes, además de otros muchos materiales. Los teléfonos móviles, por ejemplo, no funcionarían sin coltán. La República Democrática del Congo cuenta con el 80% de las reservas de este mineral, que explica la guerra que sufre este país. Siempre digo que tenemos la guerra del Congo en nuestras orejas cada vez que hablamos por el móvil. Los refugiados que huyan de los futuros conflictos procederán de las guerras por los recursos. ¿Dónde se lucha en África? La zona más inestable está formada por Chad, Sudán, la República Centroafricana, y el este y norte del Congo. Coincide justo con los lugares donde se encuentran el petróleo y los minerales. En África, pese a todo, el número total de refugiados está disminuyendo. Es en Oriente Medio donde ha aumentado con los casos de Irak, Afganistán y Pakistán.

Sequía, agua y crisis

¿Cree que se producirá un crecimiento en el número de refugiados que huyen de sus tierras por las catástrofes medioambientales?

Ya nos encontramos frente a refugiados que sufren problemas medioambientales y también políticos. Muchas veces está todo relacionado. Ocurre esto en el caso de la región sudanesa de Darfur. La continua sequía y los problemas que generó explican en parte los enfrentamientos. En Oriente Medio, el agua también está detrás de muchos conflictos. Un enfrentamiento futuro se vivirá por el Amazonas, que cuenta con recursos hídricos y biodiversidad suficiente para provocar muchas envidias. El establecimiento de bases del Ejército estadounidense en Colombia se debe, en parte, a la futura partida que se jugará por el Amazonas. También explica la militarización de la frontera brasileña, la colonización de las zonas amazónicas indígenas y el entrenamiento de soldados brasileños en Vietnam, donde están aprendiendo cómo los vietnamitas ganaron la guerra a los Estados Unidos.

¿Piensa que la recesión económica aumentará el número de personas obligadas a dejar sus casas y trasladarse a otros lugares para intentar sobrevivir?

No puedo decir que la crisis haya aumentado el número de refugiados. Según ACNUR, la cifra de refugiados ha descendido algo en los últimos años y hoy está en torno a los 16 millones de personas.

¿Cómo coordina el SJR su trabajo con otras organizaciones humanitarias en campamentos de refugiados?

Antes de ir a estos lugares, hace falta el visto bueno de los gobiernos locales, que deben garantizar la protección. Son ellos los que deciden quién va y quién no va a los campamentos. Intentan evitar así la utilización de los refugiados para servir a intereses políticos o de cualquier otro tipo. La otra parte que decide es ACNUR. La coordinación nace de la experiencia de las distintas organizaciones y de su capacidad para intervenir en un determinado lugar. También depende de quién ofrezca la financiación. Las agencias de la ONU se dedican más a organizar las acciones y a ofrecer fondos que a desempeñar la labor en el terreno. Se trata de un trabajo en equipo.

dmenor@vidanueva.es

En el nº 2.690 de Vida Nueva.

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