Celebran su Festividad convocadas por la Iglesia, que las erige en “tablas de salvación de la sociedad”
(Victoria Lara) Una vez más, la Jornada de la Sagrada Familia se vivió en la Iglesia española como una auténtica fiesta. Una fiesta en la que las familias cristianas reivindicaron su “importancia para el presente y futuro de la humanidad”, tal y como expresó el papa Benedicto XVI en el mensaje que dirigió, durante el rezo del Angelus del pasado domingo 27 de diciembre, a las decenas de miles de personas que acudieron a festejar la Jornada en la capital de España, convocadas por el Arzobispado de Madrid. Aunque con una asistencia algo menor que en ediciones anteriores, este acto –que tuvo lugar en la Plaza de Lima, y no en la de Colón, que había sido el escenario elegido en 2007 y en 2008– logró reunir a familias que llegaron de toda España, muchas de ellas en autobuses fletados por las distintas diócesis, así como a un buen número de obispos y cardenales españoles y europeos. Destacada fue también la presencia de comunidades del Camino Neocatecumenal, que, encabezadas por el fundador del movimiento, Kiko Argüello, acudieron al evento procedentes de distintos países del continente, animadas por el lema de la cita de este año: El futuro de Europa pasa por la familia.
“Uno de los mayores servicios que los cristianos podemos prestar a nuestros semejantes es ofrecerles nuestro testimonio sereno y firme de la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, salvaguardándola y promoviéndola”, dijo el Papa en castellano desde la Plaza de San Pedro del Vaticano, dirigiéndose a los fieles congregados en Madrid a través de un mensaje que fue transmitido en directo en la Plaza de Lima y que fue uno de los momentos álgidos del acto. Según dijo, la familia es el espacio donde “se comparten las penas y las alegrías” y donde se vive “siempre ese amor de total entrega, comprensión y respeto mutuo”. “Os animo a que, confiando en la Virgen María y en San José, os dediquéis sin descanso a esa hermosa misión que el Señor ha puesto en nuestras manos”, instó Benedicto XVI a los presentes.
Durante la celebración de la eucaristía, oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el purpurado destacó que el actual panorama de “la familia en la Europa contemporánea no es precisamente halagüeño”, entre otras razones, “por la facilitación jurídica del divorcio”, por el crecimiento “de las rupturas matrimoniales y familiares” y la crisis económica. Sin embargo, para Rouco, este panorama “oscuro y desolador” lo es “sólo a primera vista”, pues “en el trasfondo alumbran los signos luminosos de la esperanza cristiana”. Tras la misa, el acto concluyó con una cabalgata de Reyes Magos que, subidos en dromedarios, provocaron la ovación de los cientos de niños que acompañaban a sus padres en esta celebración.
Mensajes pastorales
Otros prelados de distintas diócesis españolas publicaron Cartas Pastorales con motivo de la Festividad de la Sagrada Familia. Es el caso de Amadeo Rodríguez Magro, obispo de Plasencia, de cuyas palabras se extraía un mensaje esperanzador, ya que afirmaba rotundamente que “la familia sí se valora a sí misma”, a pesar de verse “extraordinariamente amenazada”. Y muestra de ello es que “contra viento y marea la sociedad sigue aferrándose a la familia como su tabla de salvación, como, por ejemplo, está ocurriendo ahora en la crisis. Los más inteligentes y responsables de la sociedad saben muy bien que anular la familia es anular el mejor sustento, el mejor cauce, el mejor apoyo del desarrollo integral del ser humano”.
El obispo de Huesca y de Jaca y arzobispo electo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, puso de relieve en su Carta el valor de la Sagrada Familia como “modelo de amor conyugal, de colaboración, de sacrificio, de ponerse en manos de la divina Providencia, de laboriosidad y de solidaridad; es decir, de todos los valores que la familia conserva y promueve, contribuyendo de modo primario a formar el entramado de toda sociedad”.
Josep Àngel Saiz Meneses, obispo de Terrassa, puso el acento de esta jornada en el “valor del respeto a la vida” y tras recordar en su mensaje pastoral que “el Papa afirma que la mentalidad antinatalista no es en realidad ni un progreso moral, ni cultural, ni económico”, se preguntaba: “¿Quién se atrevería a afirmar que los cientos de miles de abortos provocados cada año en los países desarrollados, por ejemplo de nuestro continente, son un progreso cuando Europa tiene un bajo índice de natalidad que sitúa a no pocos países por debajo del llamado ‘índice de reemplazo generacional’?”.
En el discurso de la familia como “recurso de ayuda” ante la crisis económica, abundó también el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, durante su homilía del pasado 27 de diciembre en la catedral de Santiago: “La seguridad de las personas de cara al futuro depende en gran medida de la solidaridad entre las diversas generaciones”. Asimismo, el prelado señaló las rupturas matrimoniales como “el principal problema de las familias españolas”, y subrayó que en cada uno de esos casos “se esconde mucha tristeza, mucho sufrimiento y mucha soledad”.
Por su parte, José Sánchez, obispo de Sigüenza-Guadalajara, animó a los creyentes, en la homilía de la Fiesta de la Sagrada Familia, a comprometerse y a participar activamente “en las organizaciones, instituciones o foros, donde se deciden la normas, se establecen los modelos y se fomentan los comportamientos o ‘modas’ que pueden favorecer o perjudicar al matrimonio como institución, a la familia o a los derechos de los esposos, de los padres o de los hijos”.
CONVIVENCIA POR LA VIDA EN ALMERÍA
Aunque el acto más multitudinario de esta Jornada de la Sagrada Familia volvió a ser, como en años anteriores, la misa convocada por el Arzobispado de Madrid, en otras diócesis se organizaron iniciativas similares, como en Almería, donde la localidad de Vícar acogió la II Marcha por la Vida y la Familia, promovida, entre otras organizaciones, por Red Madre, la Asociación de Familias Numerosas y las plataformas Derecho a vivir y Hazte oir. Bajo el lema, ¡Por la vida y la familia, mójate!, se ofició una misa en La Puebla y a continuación tuvo lugar la marcha por las calles del municipio, en la que participaron unas 300 personas, según la organización, entre las que se encontraban también miembros de otras Iglesias, como la evangélica, y de otras confesiones, como la musulmana.
Tras la lectura de un manifiesto, en el que los convocantes reclamaron a las autoridades que levanten en el bulevar de Vícar un monumento a la familia, tuvo lugar la comida, que cada uno de los asistentes se ocupó de traer desde casa, y que estuvo amenizada, entre otros artistas, por Marcelo Olima y Gaby & Company. La organización invitó a los presentes a chocolate con buñuelos y el acto finalizó con el lanzamiento al cielo de miles de globos rojos.
En el nº 2.689 de Vida Nueva.
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