Dura condena de la Iglesia al último asesinato de las FARC

“Rechazo contundente” del Episcopado colombiano al secuestro y muerte del gobernador de Caquetá

Velatorio en Bogotá del cadáver del gobernador Luis Francisco Cuéllar (izquierda)

Velatorio en Bogotá del cadáver del gobernador Luis Francisco Cuéllar (izquierda)

(J. L. Celada) La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) ha condenado con toda dureza “el secuestro y posterior asesinato cruel y demencial del señor Gobernador de Caquetá, Doctor Luis Francisco Cuéllar, por parte de miembros de las FARC-EP”, y ha mostrado su “rechazo contundente ante este acto de violencia, que por su trascendencia y sus implicaciones tanto familiares como comunitarias y sociales se convierte en delito de lesa humanidad”.

En un comunicado difundido a la opinión pública por encargo del presidente de este organismo, Rubén Salazar Gómez, su hermano en el episcopado y obispo de Cúcuta, Jaime Prieto Amaya, expresa también la “más sincera condolencia y solidaridad en el Señor de la Esperanza” con la familia del fallecido, a la que encomienda de modo especial, “como miembros que son de nuestra comunidad eclesial”.

El cuerpo sin vida del gobernador del departamento de Caquetá fue hallado el 22 de diciembre, pocas horas después de que fuera secuestrado por presuntos rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Según informaciones facilitadas por el secretario de Gobierno de la región, Edilberto Ramón Endo, el cadáver de Cuéllar apareció tiroteado y rodeado de explosivos en Sebastopol, zona rural cercana a Florencia, capital departamental.

“Ante este lamentable hecho y sus consecuencias en posibles liberaciones de secuestrados”, el texto episcopal reitera la posición de la Iglesia y, por boca del papa Pablo VI en su encíclica Evangelium Vitae, recuerda que “el Evangelio del amor de Dios al hombre, el Evangelio de la dignidad de la persona humana y el Evangelio de la vida son un único e indivisible Evangelio”.

El mensaje, que lleva por título Primero la vida, insiste más adelante claramente en que “todo lo que se opone a la vida, desde el secuestro hasta el asesinato, todo lo que viola la integridad de la persona humana, todo acto de violencia, venga de donde viniere, merece nuestro rechazo más contundente”. “La paz y la vida –proclaman los prelados–, además de ser dones del Señor, son bienes de la sociedad correlativos, que deben construirse conjuntamente”.

En otro punto del documento, y tras haber reivindicado los “buenos oficios” en las labores de mediación de una entidad “tan seria y confiable” como la Cruz Roja Internacional, la jerarquía de la Iglesia católica colombiana aclara que han actuado desde siempre “con autonomía y con la lógica del Evangelio”. “No somos –añaden los pastores– ni delegados ni representantes del Gobierno o de los grupos armados ilegales”.

En este sentido, y pese a sentirse “maltratados y heridos en la más profundo” de su fe, al coincidir tan trágico suceso con una época tan especial para la comunidad cristiana como es la Navidad, los obispos no quieren leer esta dolorosa coincidencia “como un signo de actitud hostil por parte de las FARC-EP”. Por lo que se muestran dispuestos a seguir “acompañando en la medida de nuestras posibilidades y de las circunstancias a la comisión que trabaja actualmente en este difícil proceso de liberación de los secuestrados”.

La nota firmada por Prieto Amaya concluye elevando una oración al Niño Jesús en estas fechas, para que haga de la patria colombiana “una gran familia” y siembre en ella su amor y su paz.

 

LA GUERRILLA UNE FUERZAS

Días antes de asesinar a Cuéllar, sus verdugos de las FARC emitieron un comunicado con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) anunciando que “nos encaminamos a trabajar por la unidad para enfrentar, con firmeza y beligerancia, al actual régimen que el Gobierno de Álvaro Uribe ha convertido en el más perverso títere de los planes del imperio pisoteando la dignidad nacional”.

A través de sus máximas comandancias, las dos principales guerrillas del país dieron a conocer por la agencia Anncol en Internet su intención de unir fuerzas, al tiempo que rechazaban el acuerdo militar firmado entre Colombia y los Estados Unidos.

Si la unión llegase a concretarse, lo cual no es tarea fácil (expertos en el conflicto recuerdan las sangrientas disputas entre FARC y ELN en algunas zonas, atribuidas a desacuerdos por temas de narcotráfico), ambos grupos armados sumarían algo más de 10.000 combatientes, en su mayoría de las FARC, la guerrilla más numerosa y más extendida por todo el país.

En el nº 2.689 de Vida Nueva.

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