El hoy de la vida consagrada

Aniv-Vida-Consagrada(Luis Alberto Gonzalo-Díez, cmf) La revista Vida Religiosa acaba de clausurar los actos con motivo del LXV aniversario de su fundación. Han cambiado mucho las cosas desde aquel 1944 hasta nuestros días. No ha cambiado, sin embargo, el sentido y la necesidad de los consagrados haciendo camino entre los creyentes en nuestro mundo.
Más que un recrear la historia, las jornadas de la revista han servido para ofrecer un análisis certero sobre el presente de la consagración en España y en el mundo.

Los pasados días 11 y 12 de diciembre se han reunido en Madrid más de 200 consagrados preocupados por el Hoy de la vida consagrada. Una cadena de propuestas, sin nostalgia, ha servido para que no sólo se viva con esperanza el presente, sino que se intuya el futuro. Nombres como los de los franciscanos Jesús Sanz Montes, arzobispo electo de Oviedo, y Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger, del carmelita Camilo Maccise o del claretiano Gonzalo Fernández, ofrecieron diferentes reflexiones sobre el momento de la consagración. No deja de ser sorprendente la confluencia de ideas y de propuestas; de signos de esperanza y de vida.

Durante el congreso no fue menos significativo el apartado dedicado a la trayectoria de la revista Vida Religiosa en el panorama mundial. Teniendo en cuenta que es la revista de vida consagrada en castellano más extendida del mundo (llega mensualmente a 86 países), los directores todavía vivos de la misma fueron exponiendo lo que para ellos fue y sigue siendo el centro de interés a partir de los años en los cuales desempeñaron este servicio. Así, el P. Aquilino Bocos, director durante la década de los 70, señaló bajo dos verbos las urgencias y posibilidades de la vida consagrada: creer y pertenecer. El P. José Cristo Rey sintetizó su etapa de dirección bajo el epígrafe: parábolas y relatos. Por su parte, el P. Pedro Belderrain condensó su periodo de dirección como un paso “de la intuición a la convicción”. Finalmente, como director actual de la Revista, ofrecí la reflexión titulada “missio inter gentes”, significando la oportunidad intercultural, intercongregacional e intervocacional de la misión.

Especialmente emotiva fue la Laudatio ofrecida por el P. Ángel Aparicio sobre el recientemente desaparecido P. Severino María Alonso, también director en su momento de Vida Religiosa. La figura de Severino, unida a una larga lista de hombres y mujeres que dejaron los mejores años de su vida en la publicación, constituye una de las glorias de la misma.

Concluyeron los actos conmemorativos con una concelebración eucarística presidida por Adolfo González Montes, obispo de Almería y vicecanciller de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA). En sus palabras de la homilía exhortó a la vida consagrada a seguir confiando en la fuerza de Dios: “Más que ofrecer eficacia, los consagrados son aquellos que testimonian en el seno de la sociedad, y codo a codo con todos, la presencia trascendente de Dios. Ahí está vuestra fuerza” nos dijo D. Adolfo.

No sería justo concluir esta crónica, casi social, del evento sin mencionar algunas presencias. Acompañaron en su cumpleaños a Vida Religiosa el Presidente y Secretaria General de CONFER: P. Elías Royón y Hna. Julia García Monge; la Secretaria de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, Hna. Lourdes Grosso; varios directores y representantes de distintas publicaciones y agencias de información, como Vida Nueva; y muchas personas que viven y beben de los contenidos que periódicamente Vida Religiosa va trasmitiendo.

Centenares de religiosos anónimos a lo largo de este año 2009 que concluye, han expresado su cercanía con la publicación. Sería injusto aludir a algunos, omitiendo otros. Entre los nombres que aportan vida a la reflexión teológica sobre la vida consagrada, expresaron su cercanía Emili Turú, Timothy Radcliffe, Víctor Codina, Mamerto Menapace, Nuria Calduch, Bárbara Bucker o J. B. Libanio, por señalar tan sólo algunos.

MIRADA CON LUPA

Frente a visiones sesgadas, conviene afirmar que el momento es de profunda reflexión. Hay serenidad y consciencia ante un cambio de época. ‘Vida Religiosa’ es testigo de ello; por eso tiene vitalidad. La vida consagrada no se califica por apariencias, ni hechos puntuales: hay un poso de fidelidad, fecundidad y felicidad que ofrecen los consagrados desde siempre y que, al menos, cada 65 años conviene señalar. El resto del tiempo nos guía la famosa frase de Juan XXIII: “El Señor sabe quién soy, eso basta”. La vida consagrada tiene su noticia en la misión de su entrega diaria, no en la voracidad de quienes buscan el escándalo en titulares o la confrontación estéril.

lagonzalez@vidanueva.es

En el nº 2.688 de Vida Nueva.

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