El agua, don de Dios y fuente de vida, seriamente amenazada

Documento de los obispos de la Patagonia en defensa del líquido elemento como derecho humano y bien común

Patagonia(Washington Uranga– Buenos Aires) Coincidiendo con el encuentro que tuvieron en el Vaticano las presidentas de Argentina y Chile, Cristina Fernández de Kirchner y Michelle Bachelet, respectivamente, para celebrar el 25º aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre los dos países logrado a través de la mediación de la Santa Sede (ver p. 18), los obispos católicos de la Patagonia de ambos lados de la frontera común emitieron un documento en el que piden, a modo de “clamor”, que el tema del agua se incluya en la agenda de la cumbre de la Naciones Unidas que se celebrará en Copenhague del 7 al 18 de diciembre próximo. Al mismo tiempo, solicitan que las consideraciones sobre el agua tengan también “una importancia relevante en los tratados post-Kioto (2012)”. Y reclaman que se considere como “bienes comunes” a las cuencas hidrográficas, los glaciares y las aguas subterráneas, estableciendo los mecanismos necesarios para su protección.

Bajo el título Clamor en la Patagonia, los diez obispos de la región (ocho argentinos y dos chilenos) hacen su llamamiento “conscientes de la enorme responsabilidad de las decisiones de las autoridades políticas (…) en relación a la paz social, el desarrollo de los pueblos, el presente y el futuro de la historia, el cambio climático, la energía, el medio ambiente y, en especial, el agua”. Así, aunque “agradecidos y gozosos de vivir en la Patagonia”, se sienten “sensiblemente preocupados por las amenazas” que sufre la región por “los proyectos mineros, hidroeléctricos, acuícolas, forestales y hasta de desechos nucleares, que herirían grave e irreversiblemente la naturaleza y la vida humana”.

En sus consideraciones, los pastores señalan que el agua dulce es “un elemento vital y fuente de vida que no puede sustituirse” y “un don de Dios, como toda vida y fuente de vida (tierra, aire, agua, luz)”.

Carta a la ONU

Ban Ki-moon

Ban Ki-moon

En carta dirigida al secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, los prelados señalan que el agua dulce es un derecho humano, patrimonio común de la humanidad, que no puede ser privatizada y menos aún mercantilizada, “porque es un elemento vital no sólo para la vida, sino también para las culturas, las religiones, la economía y la política”. Por todo lo anterior, “debe ser motivo de solidaridad, justicia y equidad entre los pueblos”. En su misiva, los obispos confían sus “clamores y propuestas” a la consideración del alto dirigiente, para que “cada cual asuma las responsabilidades que le corresponden frente al juicio de la vida y de la historia”.

Los firmantes denuncian que las reservas de agua dulce “sufren una grave crisis en todo el planeta, limitando la producción de elementos, aumentando enfermedades y la atroz muerte de miles de niños, provocando una creciente pobreza por mal uso, contaminación, falta de agua potable, mercantilización (frecuentemente de monopolios), uso exagerado en sectores consumistas”.

Advierte también el texto episcopal que el agua es “fuente ya de importantes conflictos en muchos países y entre países en todo el planeta, poniendo en serio riesgo la paz social”, y es, por tanto, “motivo de responsabilidad humana, ética, moral y política de los líderes mundiales para la actual y para las futuras generaciones”.

A la hora formular propuestas, los obispos patagónicos solicitan que “se viabilice en tiempos relativamente breves un plan mundial del agua” y que “se promueva en todos los países la gestión del agua con participación del sector público, del sector privado y de las comunidades y organismos locales”, subrayando que debe considerarse a las cuencas hidrográficas, los glaciares y las aguas subterráneas como “bienes comunes”. Asimismo, instan a la ONU a que “coopere en impulsar y promover una más incisiva cultura de la vida y la austeridad con los bienes, sobre todo donde la cultura consumista es más depredadora”.

En consonancia con el llamamiento de Benedicto XVI para la próxima Jornada Mundial de la Paz (Si quieres cultivar la paz, custodia la creación), la jerarquía católica de la zona más austral del continente americano se compromete a colaborar en la toma de conciencia “para que el agua no llegue a ser el símbolo y el medio de nuevas colonizaciones y esclavitudes del siglo XXI”.

Firman el documento los obispos chilenos Luis Infanti de la Mora (Aysén) y Bernardo Bastres Florence (Punta Arenas), y los argentinos Marcelo Melani (Neuquén), Néstor Navarro (Alto Valle), José Pozzi (emérito del Alto Valle), Esteban Laxague (Viedma), Fernando Maletti (Bariloche), José Slaby (Esquel), Virginio Bressanelli (Comodoro Rivadavia) y Juan Carlos Romanín (Río Gallegos).

wuranga@vidanueva.es

En el nº 2.686 de Vida Nueva.

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