‘Hay que aspirar al desarrollo integral, imposible sin Dios’

La Plenaria de la CEE concluye anunciando próximas declaraciones sobre la crisis y el sacerdocio

Plenaria-noviembre-2009(Miguel Ángel Malavia) Tras cinco días de encuentro en Añastro 1, la madrileña sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el 27 de noviembre se clausuró la 94ª reunión de su Asamblea Plenaria. De la misma, como ya indicamos en el anterior número de Vida Nueva, aparte de los nombramientos realizados –Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, fue elegido miembro del Comité Ejecutivo de la CEE; y Jesús Garcia Burillo, obispo de León, sustituyó a éste al frente de la Comisión Episcopal de Patrimonio Cultural–, de ser el primer encuentro del nuncio Fratini con el episcopado y del homenaje a Manos Unidas en su 50º aniversario, lo más destacado fue el anuncio, a través de una nota final, de la inminente publicación de sendas declaraciones sobre dos temas de actualidad e importancia: la crisis moral y económica, y la figura del sacerdocio.

Respecto a la primera, pese a que se lleva trabajando en ella desde tiempo antes de la aparición de la encíclica papal Caritas in veritate, se quiso esperar a ésta para hacerla “a la luz” y “en sintonía” con lo expresado por Benedicto XVI. Así, los obispos han pulido un texto que se publicará, en su integridad, “próximamente”. Sin embargo, ya en la nota ofrecieron, a modo de avance, las pinceladas más significativas que vertebrarán su mensaje. “La crisis tiene que ser abordada principalmente desde sus víctimas y desde un juicio moral que permita encontrar el camino adecuado para su solución”: ése será el punto de partida de un texto que pretende “transmitir una palabra de solidaridad y esperanza”.

Así, la clave de la superación de la actual situación de crisis radica en “la necesidad de aspirar a un desarrollo integral, que no puede conseguirse sin Dios”. El mensaje buscará acercarse a la realidad concreta que, en estos momentos de dificultad, está afectando “a los jóvenes, a las familias y a colectivos como el de los inmigrantes, con quienes se está cebando especialmente la crisis”. En relación a éstos últimos, los obispos observan “con preocupación” la incidencia que pueda tener en ellos la Reforma de la Ley de Extranjería, que acaba de ser aprobada en el Congreso de los Diputados. Finalmente, en esa próxima declaración, los prelados pedirán contemplar la crisis como “una ocasión de discernimiento y de actuación esperanzada”, animando al conjunto de la sociedad, y “en especial a las comunidades cristianas, a que sigan compartiendo sus bienes con los afectados”. En este sentido, la CEE anunció que, al igual que el año pasado, entregará a Cáritas un porcentaje del Fondo Común Interdiocesano, ascendiendo ahora éste al 1,5%.

“Un regalo para el mundo”

Respecto al Ministerio Sacerdotal hoy en España, con motivo de la celebración del Año Sacerdotal, ya se ha aprobado un mensaje que, también, será hecho público en próximas fechas. En el avance ofrecido, los obispos apuntan a que la condición del sacerdote, básicamente, se cimienta “en una relación de amistad con Cristo”, siendo el Año Sacerdotal “una ocasión propicia para agradecer, profundizar y dar testimonio de esta amistad”. “El testimonio de la vida entregada de muchos sacerdotes –remarcarán en su escrito los obispos–, es un motivo de alegría para la Iglesia y una fuerza evangelizadora en nuestras diócesis y cada una de sus comunidades. Ellos son, también, un regalo para el mundo, aunque a veces no se les reconozca. Verdaderamente los sacerdotes son importantes no sólo por cuanto hacen sino, sobre todo, por lo que son”.

 

POLÍTICOS Y ABORTO

Ante la superación del primer trámite parlamentario de la reforma legislativa sobre el aborto, tras su aprobación en el Congreso, la nota de la Plenaria ha recordado la declaración que la Comisión Permanente hizo pública el 17 de junio acerca del “atentado contra la vida” que supone “convertir el aborto en un derecho”. Eso sí, en otro párrafo, haciendo referencia a  la carta que, en junio de 2004, escribió el entonces cardenal Ratzinger –hoy Benedicto XVI–, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, al presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, se comenta lo siguiente: “Nadie que atienda a los imperativos de la recta razón puede aprobar ni dar su voto a este proyecto de ley. En particular, los católicos deben recordar que, si lo hacen, se ponen a sí mismos públicamente en una situación objetiva de pecado y, mientras dure esta situación, no podrán ser admitidos a la Sagrada Comunión”.

En el nº 2.686 de Vida Nueva.

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