Las inundaciones en México, grave desafío medioambiental

Plaga-mosquitos-México(Pablo Romo Cedano– México DF) Posiblemente, la próxima Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático de diciembre en Copenhague ni siquiera repare en ello, pero el denominado ‘Frente frío 9’ acaba de dejar, a su paso por el Estado mexicano de Tabasco, a más de 300.000 afectados, tras varios días de lluvias constantes y ríos que se salieron de sus cauces e inundaron miles de viviendas y otros edificios.

Todas las iglesias de los municipios de la región de Chontalpa sufrieron inundaciones, en algunos lugares el agua cubrió las pequeñas ermitas y en otros los templos y colegios se convirtieron en improvisados albergues. Aunque rodeadas aún por el fango, más de 200 escuelas reanudaron ya sus clases, y las aguas van recuperando su curso normal. Mientras, la población ha sido abastecida por pequeñas lanchas de la Marina, que hacían llegar a las tierras altas víveres y hamacas. Asimismo, Cáritas Tabasco ha auxiliado a la gente a través de las parroquias, y alguna, como la de San Isidro Labrador en Comalcalco, de los Misioneros del Espíritu Santo, ha distribuido la ayuda recibida de otras partes, como Guadalajara y la Ciudad de México.

En los últimos años, Tabasco, un Estado rico de gente pobre, extractor de petróleo y productor de ganado a mediana escala (sus tierras bajas y llanas favorecen la cría de animales), ha sufrido severas inundaciones, causando pérdidas millonarias. Aunque lo peor es que cada vez es más lenta la absorción de ese agua caída. Según los expertos, el agua de los ríos no fluye ya con la misma velocidad y volumen que en el pasado, pues las mareas impiden que llegue a las desembocaduras.

Un dato preocupante es que cientos de kilómetros de antiguas costas se han desdibujado y replegado a tierra firme hasta varias decenas de metros.

Ahora, miles de personas regresan a sus hogares, o a lo que queda de ellos, y se preguntan si es posible reconstruir sus viviendas en el mismo lugar. Algunos ya han empezado a migrar y se unen al contingente de los “nuevos migrantes ambientales”, que se multiplican en México y en otros países. Eso ocurre en El Salvador, víctima de un poderoso huracán que recientemente devastó pueblos y aldeas, dejando a miles de personas sin un techo.

El caso de Tabasco vuelve a cuestionar al Gobierno mexicano sobre las consecuencias del cambio climático y su falta de planificación. El retorno no está siendo sencillo. Con el descenso de las aguas, aparecen nuevas plagas, como el dengue. El pequeño mosquito transmisor de la fiebre pulula ahora ya no sólo en regiones del sur, como Belice, sino también en zonas del país medianamente altas, como Michoacán y Jalisco. Habrá que seguir esperando a que las aguas vuelvan a su cauce natural. También en Copenhague.

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En el nº 2.685 de Vida Nueva.

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