Agostino Gardin: “CONFER es necesaria: nos une para hacer una relectura de fe”

Agostino-Gardin(Luis Alberto Gonzalo-Díez, cmf) Agostino Gardin, arzobispo secretario de la Congregación de Religiosos y Sociedades de Vida Apostólica, se siente cerca de la vida consagrada de España. Comparte con nosotros unos minutos y, en pocas palabras, nos deja un mensaje claro: unidad y claridad. A sus 65 años, conoce el gobierno en la vida religiosa y también en el dicasterio vaticano donde lleva tres años. Sus silencios y sus palabras son valiosos. Su mirada escruta y comunica seguridad.

Unidad y pluralidad son necesarias. Excelencia, una palabra sobre la comunión, para empezar.

Los números 42 y 45 de VC piden la unidad en la diversidad. También insiste La vida fraterna en Comunidad. El envío misionero de Mateo se complementa perfectamente con el que encontramos en el Evangelio de Juan… El mundo creerá si nos ve unidos. Si no hay comunión, tanto esfuerzo no tiene sentido. En la Iglesia, ese testimonio cualificado de fraternidad, es nuestro. No lo olvidemos. No sólo salvar la obra con un grupo de personas que viven juntas. Lo nuestro es mucho más. No podemos buscar vocaciones para llevar obras… Se trata de pensar en personas a quienes comunicamos la experiencia maravillosa de comunión que inunda nuestra vida.

Este anhelo es válido para toda la Iglesia.

Sin duda. Todo está muy unido e implicado. Primacía de Dios, comunión y misión son tres pies de una “mesa” en la que no puede faltar uno… Porque si falta, se pierde el equilibrio. Son tres elementos de toda comunidad cristiana. Un consagrado, ante todo, quiere ser cristiano. Lo carismático viene después.

Ante la Asamblea de Superiores Mayores de España (CONFER), ¿qué le dice el arzobispo secretario de la CIVCSVA ?

La CONFER es un organismo necesario e interesante porque es poner al servicio de los demás la propia experiencia. Así crece la vida consagrada. Los institutos tienen que situarse juntos para acrecentar la experiencia en el seguimiento de Jesús. Es importante la misión de CONFER. En Europa es urgente hacer juntos esa lectura de fe. El momento es delicado por la falta de vocaciones y el envejecimiento y no podemos dejar paso a la desesperanza. La CONFER ayuda a hacer una relectura de fe de este momento en la vida consagrada.

Cree que el tiempo de autoevaluación está siendo largo. ¿Es tiempo de recrear?

Sí. No se pueden dejar las estructuras para que mueran. Hay que actuar como personas con equilibrio, pero sin dejar que el tiempo se agote en problemas. Tenemos que dedicar los mejores esfuerzos para soñar una vida consagrada que sea propuesta de vida para las nuevas generaciones.

No conformarse, sino abrir nuevos caminos..

Sí, y aceptar un tiempo de una cierta “marginalidad” dentro y fuera de la Iglesia. Lo importante es buscar el vivir la fidelidad al Evangelio y no el aplauso social.

¿Qué decir de las “Mutuae relationes” en España?

Dialogar es importante. Diálogo, escucha y conocimiento. No pocos obispos de distintos países, cuando hablan  conmigo sobre este asunto, reconocen: “Quizá no he dialogado lo suficiente”. Lo mismo se puede decir a los religiosos. Tenemos que abrirnos a otros estilos de vida y valorar la riqueza que en ellos se da. Un conocimiento mayor favorece la empatía y diluye el conflicto. La vida consagrada puede ofrecer algo a la vida cristiana en Europa. Pero hay que delimitar bien el papel. Los que buscan a Dios tendrían que encontrar en los religiosos a los “maestros de esa búsqueda”. Nada más y nada menos.

Los jóvenes españoles son buenos, pero creen no necesitar a Dios. Es una constante en nuestra vieja Europa. En una visita canónica a religiosos de Dinamarca, me dijeron que, para los jóvenes, Dios es el último problema. Un testimonio que pueden entender y captar es nuestra alegría. Escogí como lema episcopal Agarrados de la belleza del Señor. Éste es, para mí, el sentido de misión más profundo para este tiempo. Experimentar y ver la belleza del Señor que a mí me llena, para llenar a otros.

MIRADA CON LUPA

Emplear los mejores esfuerzos en transmitir su belleza y su cercanía exige fe. Pertenecemos a esa generación que ha perdido la confianza en la palabra. Se prodigan las palabras, con comentarios de todo tipo. Dependiendo de a quién oigas o a quién leas, puedes llegar a pensar que todo se acabó. No pasa nada porque la palabra tiene valor relativo. Intuyo que los consagrados damos valor a la palabra. Así ofrecida, con una mano tendida, es nuestra propuesta de comunión para toda la Iglesia.

lagonzalez@vidanueva.es

En el nº 2.682 de Vida Nueva.

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