Nuria Calduch: “Hay que abrirse a nuevos caminos, nuevas formas de vida”

Nuria-Calduch(Luis Alberto Gonzalo-Díez, cmf) Nuria Calduch-Benages es Misionera Hija de la Sagrada Familia de Nazaret y profesora de la Universidad Gregoriana y el Pontificio Instituto Bíblico de Roma. De aspecto frágil y convicciones fuertes, nos recuerda a las mujeres valientes de la Escritura. Se define así: “Soy una mujer cristiana, religiosa y biblista enamorada de la vida y de la Escritura, dispuesta a aprender y ayudar a los demás, abierta al cambio y al futuro y con la confianza siempre puesta en el Señor”.

¿Qué hace una mujer consagrada dedicada a la enseñanza de la Teología? ¿Cómo se siente en un ámbito tradicionalmente masculino?

En varias ocasiones me han preguntado si me sentía una rara avis en una institución tradicionalmente masculina. Personalmente nunca he tenido esa sensación (además, no soy la única mujer ni en mi departamento ni en la facultad), pero puede ser que así lo hayan percibido algunas personas. Al mismo tiempo, siento una gran empatía con las estudiantes, especialmente las religiosas. Esto es comprensible si tenemos en cuenta las características específicas del ambiente clerical que reina en la facultad. Para los alumnos, la mayoría varones (sacerdotes, diáconos, religiosos, seminaristas y algunos laicos), tener una religiosa como profesora todavía les sorprende porque es algo que rompe los estereotipos. ¡Ojalá no fuera así!

¿Cómo describiría el momento que vive la Vida Consagrada en Europa?

Son tiempos difíciles, marcados por una crisis de identidad. Europa intenta huir de Dios buscando la fuente de su identidad en lo puramente humano, dejando de lado todo lo relacionado con la religión, la Iglesia y la dimensión espiritual del ser humano. La Vida Consagrada sufre las repercusiones de este ambiente secularizado, indiferente o incluso hostil a lo religioso. Estamos viviendo, sí, un momento difícil. Por ello, no hay que dejarse invadir por la nostalgia de un pasado a menudo idealizado. Al contrario, afiancemos nuestro compromiso, con empeño y responsabilidad, cada uno en su ámbito, para que nuestros jóvenes puedan continuar fieles en la misión.

Ahora bien, hay que abrirse a nuevos caminos, a nuevas formas de vida, a nuevas maneras de interpretar los votos, las constituciones, las normas y tradiciones de cada instituto. Adaptarse a los tiempos actuales con espíritu creativo no significa traicionar el pasado, sino explotar todas las potencialidades que guarda.

Es experta en Sagrada Escritura. ¿Cree que los consagrados estamos en verdad familiarizados con la Biblia? ¿Se cuida la formación en la Vida Consagrada?

En los años que llevo dedicados al estudio y difusión de la Palabra de Dios he tenido ocasión de conocer muchos institutos religiosos, femeninos y masculinos. Las personas consagradas quieren profundizar en el estudio de la Escritura no solamente para poder vivir mejor su compromiso evangélico a nivel personal, sino también y, sobre todo, para desempeñar mejor la misión que les ha sido encomendada. El problema principal sigue siendo el exceso de trabajo, los horarios, la prisa, la urgencia y, por consiguiente, la falta de tiempo para el estudio y la lectura creyente de la Sagrada Escritura.

En los últimos años, la formación se ha convertido en una prioridad en los institutos religiosos. De todos modos, yo sigo insistiendo en la necesidad de una formación sistemática y académica en el campo profesional específico del instituto (educación, sanidad, medios de comunicación…) y en el campo teológico, muy especialmente para los más  jóvenes.

¿Dónde encuentra la felicidad Nuria Calduch?

En la vida, en cada minuto de existencia que Dios me ha concedido, en mi familia, en mi congregación, en cada persona con la que me relaciono, en mis clases, conferencias y cursos, en el silencio que acompaña mis lecturas y escritos sobre la Biblia, en la contemplación de la naturaleza, en la música y el arte, en las horas que paso en la biblioteca… en todo.

Porque la felicidad nace en lo más íntimo del corazón y, desde allí, se irradia. La felicidad es amar y sentirse amado. Tener consciencia de que de Dios venimos y hacia Él nos dirigimos.

MIRADA CON LUPA

Ni vulgar, ni infeliz, la vida consagrada es, sobre todo, Vida. Eso sí, hay que saber buscar y no dejarse impresionar. El momento es recio, y lo es para todos los cristianos. En medio de ellos, algunas mujeres y hombres consagrados guardan luz. Eso sí, hay que saber buscar, mirar con lupa… Y ésa no la tienen algunos blogueros que viven de lo que suene a religioso.

lagonzalez@vidanueva.es

En el nº 2.681 de Vida Nueva.

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