La Iglesia reivindica su papel en el Pacto por la Educación

Los colectivos de enseñanza católicos, prestos al diálogo, no creen que se logre un acuerdo definitivo

Clase-de-inglés(Miguel Ángel Malavia) En la Nota que hizo pública la Conferencia Episcopal el 1 de octubre tras la reunión de su Comisión Permanente, entre los diversos temas abordados y al igual que en anteriores ocasiones, la reivindicación de un Pacto de Estado por la Educación ya supuso uno de los puntos principales: “La Iglesia desea que se alcance un gran pacto social sobre la educación en el que, junto con las autoridades del Estado, se hallen presentes todos los sectores sociales implicados: profesores, padres de alumnos, titulares de instituciones educativas y la misma Iglesia. Lo reclama la educación de la juventud, tan esencial para el bien de las personas y para el bien común”.

El propio ministro de Educación, Ángel Gabilondo, aseguró la semana pasada que las negociaciones “progresan adecuadamente”, aunque “vamos poco a poco”. Eso sí, dejó claro que la consecución de un acuerdo final es básica, debido a la “tan grande y clara demanda social” que lo  reclama. El que fuera rector de la Universidad Autónoma de Madrid, al frente de Educación desde el 7 de abril, impulsó a partir de su toma de posesión el llamado ‘Pacto Social y Político por la Educación’. Así, en busca del necesario consenso, el Ministerio creó en mayo tres mesas de diálogo: una en la Comisión de Educación del Congreso, con todas las fuerzas políticas; otra en la Conferencia Sectorial de las comunidades, integrando a las autonomías; y la última con los colectivos sociales implicados en el proceso educativo.

En espera

Manuel de Castro

Manuel de Castro

Sin embargo, y pese a englobar a una parte importante del sistema educativo, a día de hoy aún no ha habido una reunión entre el Ministerio de Educación y los colectivos católicos de enseñanza. Así lo confirma a Vida Nueva Manuel de Castro, secretario general de FERE-CECA y Escuelas Católicas: “Nosotros siempre estamos en conversaciones con el Gobierno, pues tenemos constantes temas pendientes, pero aún no hemos tratado nada del Pacto. Tampoco ningún otro grupo de Iglesia. Ahora las negociaciones están más en el ámbito político, entre los partidos”. Igualmente, De Castro añade que está prevista una próxima reunión entre todas las organizaciones de escuela “confesionalmente católicas” para diseñar una estrategia común a la hora de defender unos principios básicos. Cuestionado sobre si la permanencia de la asignatura de Educación para la Ciudadanía podría suponer un punto insalvable en las negociaciones por parte de ciertos colectivos religiosos, el secretario de FERE es claro: “Todos los grupos de oficialidad católica –algunos de los organismos que se opusieron a la negociación sobre la asignatura, como CECE, no son confesionales– estamos de acuerdo en que el Estado no puede imponer una moral a través de la educación, debiendo ésta ser neutra. Otra cosa es que busquemos adaptar su contenido a la hora de impartir la asignatura”.

En conversación con esta revista, Enric Puig, secretario general de la Fundació Escola Cristiana de Catalunya, es de la misma opinión: “Educación para la Ciudadanía no debería ser un punto insalvable de ningún acuerdo, ya que el problema no estriba en la existencia de dicha asignatura, sino en el carácter y contenido con el que se la busca dotar. Esta asignatura debería limitarse a planteamientos con un amplio consenso social y respetar, en cualquier caso, el derecho que asiste a los padres a elegir la orientación filosófica, religiosa y moral de la educación de sus hijos”.

Realismo

Enric-Puig

Enric Puig

Respecto a la viabilidad o no de que finalmente se logre un acuerdo real, significativo y perdurable, las opiniones incluyen los matices. Para Manuel de Castro, “el propio nombre de Pacto por la Educación es muy sonoro. Muchos pueden pensar que de él saldrá una solución definitiva, un renacer de la educación en España. Sin embargo, eso es una utopía. Hay que abordarlo con realismo. Nosotros apostamos por el diálogo, pero siendo conscientes de que si un interlocutor va a por el 100% de  sus objetivos, fracasará. Es muy difícil avanzar en los tradicionales conflictos ideológicos. Pero si apostamos por cosas concretas y técnicas, sí podemos conseguir solucionar problemas fundamentales. Así, el gran reto de nuestro sistema educativo es el fracaso escolar. Es algo técnico, no ideológico. Si hubiera un acuerdo para hacer frente a éste, el Pacto ya sería un éxito”.

Enric Puig, jesuita y director general de Juventud de la Generalitat catalana entre 1980-1989, destaca el valor del consenso a la hora de la negociación –su fundación fue clave a la hora de lograr un acuerdo con el Govern que culminó con la reciente aprobación de la Ley de Educación de Cataluña–: “El pacto educativo debería suscitar un acuerdo amplio que fuera más allá de la escuela. Toda la sociedad debería verse implicada en él, y especialmente los medios de comunicación, que tienen una influencia capital en el sector infantil y juvenil”. Pese a todo, no es muy optimista: “Veo muy poco probable un acuerdo significativo que no se reduzca a temas menores o periféricos. Un pacto necesita unas actitudes que no son las que percibimos en los partidos mayoritarios. Después de 30 años de desacuerdo y con lo acontecido con las dos últimas leyes orgánicas, elaboradas en auténtica confrontación, las esperanzas de pacto son más bien pocas”.
Ambos expertos están de acuerdo en que, pese a los “fallos” de la LOE, no sería conveniente una nueva ley, sino que habría que reformar la actual: “Otra ley equivaldría a dar marcha atrás, a poner otra vez todo patas arriba. La excesiva modificación legislativa ha sido muy perjudicial en todos estos años. Lo que se necesita es estabilidad”, concluye Manuel de Castro.

ESPAÑA, EN EL FURGÓN DE COLA EDUCATIVO

  • Jóvenes-estudiandoEn el Informe PISA 2006 –está pendiente de su publicación el concerniente al trienio 2007-2009–, a cargo de la OCDE, y que engloba a los países del conocido como ‘mundo desarrollado’, España obtuvo unos resultados realmente negativos: nuestro país ocupa el puesto 35 de 57 en el índice de comprensión lectora, siendo el que más ha bajado; en Matemáticas y Ciencias permanecemos cinco y tres puntos, respectivamente, por debajo de la media, descendiendo también respecto a los estudios precedentes.
  • Según datos del Ministerio de Educación, el fracaso escolar en España, tras un ascenso de más de un punto en un solo año, ascendía en 2007 al 29,6% del alumnado. Las diferencias por comunidades alcanzaban los 33,5 puntos (10,6% en Asturias y 44,1% en Baleares). En el entorno europeo, ese porcentaje no llega al 15%.
  • La inversión pública en educación se sitúa aquí en un 4,3% del total, por debajo de la media de los países miembros de la OCDE, que se sitúa en el 5,4%.
  • En el último informe de Eurostat, éste evidenciaba que España es el tercer país de Europa con menor dominio de lenguas extranjeras, sólo por delante de Hungría y Portugal. El 46,6% de los ciudadanos españoles de entre 25 y 64 años no conoce ningún idioma foráneo.

En el nº 2.681 de Vida Nueva.

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