Más ley, menos humanidad

La reforma legislativa sobre extranjería es un ‘retroceso’ para inmigrantes y sociedad

Inmigrante(María Gómez) La cuestión es la siguiente: dos sentencias del Tribunal Constitucional y las directivas de la Unión Europea obligaban a actualizar varios artículos, pocos, de la Ley de Extranjería (LOEX). Pero con esa excusa, el Gobierno ha emprendido una complicada reforma de dicha ley, y ya es la cuarta en ocho años. “Yo pongo el ejemplo de que es como cuando te metes a reformar tu casa, el ‘ya que’: ya que arreglo las tuberías, cambio el suelo; ya que pinto, compro otros muebles”, ironiza, con cierto tinte amargo en la voz, María Segurado, coordinadora de la Red Jurídica de Cáritas Española. “Aprovechando esta coyuntura –sigue–, el Gobierno se ha embarcado en una reforma de gran parte del articulado que se refiere a muchas cosas y muy graves. Ésta es una reforma tan grande que es innecesaria”.

Inmigrante-2María ha participado en la elaboración de un dictamen sobre esta reforma, con nada menos que 108 enmiendas al proyecto aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 26 de junio. El jueves 18 de septiembre, el Congreso de los Diputados rechazaba las enmiendas a la totalidad, y al cierre de esta edición, había concluido el plazo para que los grupos parlamentarios presentaran sus enmiendas parciales, con vistas a volver a debatirlo en la Cámara. La abogada de Cáritas quiere mantener la esperanza, “porque somos una organización cristiana y es lo que tenemos que hacer”, pero en su reflexión no falta el realismo: “Lamentablemente, en este asunto no sólo entran en juego argumentos de sentido común, sino cosas que no podemos controlar, como los acuerdos parlamentarios… Nos estamos reuniendo con los grupos políticos para explicarles que, si se lleva a cabo esta reforma de esta manera, será malo para los propios partidos y para la sociedad”, dice la abogada a Vida Nueva.

Tijeretazo a los derechos

En una iniciativa importante por lo novedosa y por lo que significa de aunar esfuerzos, Cáritas, CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) y Red Acoge han reunido sus objeciones al proyecto legislativo en un documento cuyo título sintetiza sus temores: Con esta LOEX perdemos todos: nuestra sociedad retrocede y también los derechos de los inmigrantes. ¿Pero es que se les van a recortar los derechos a los inmigrantes? Pues sí. Por ejemplo: un extranjero que no tenga una autorización de estancia o residencia legal ya no podrá empadronarse. ¿Consecuencia? No podrá acceder a servicios ­básicos de salud o de educación. ¿Otra? Las administraciones públicas no podrán acreditar su población real, que tal vez se incremente sin que aumenten sus recursos.

Inmigrante-3Otro ejemplo: la vigente LOEX reconoce el derecho a la educación para españoles y extranjeros que residan en España aunque no sean titulares de una autorización de residencia, algo que ha admitido el Tribunal Constitucional; sin embargo, la reforma limita el acceso a los menores a la educación infantil y de los mayores de edad a los estudios postobligatorios. “Existe un estrecho vínculo –se lee en el texto de las tres ONG– entre educación e inclusión social. Esta limitación no sólo vulnera un derecho fundamental reconocido a todos, sino que puede conllevar además unas graves consecuencias en la construcción de una sociedad común”.

“Restringir el acceso a la vivienda; a la asistencia sanitaria y prestaciones sociales básicas; a la justicia gratuita, que es un derecho para todos los ciudadanos… son recortes que nos preo­cupan mucho”, asegura María, que añade otros puntos negativos de la reforma, como el endurecimiento de los requisitos para la reagrupación familiar, la situación no solucionada de los menores-mayores, o el aumento del tiempo de ingreso en los Centros de Internamiento para Extranjeros, sin mejorar la situación de éstos. Y otro factor nuclear: el proyecto de Ley endurece “aún más” el régimen sancionador, tanto para el migrante y para el empleador como para la propia sociedad de acogida; además, se sancionará la solidaridad y acogida mediante un nuevo supuesto: promover la permanencia irregular. “Traducido –explica María Segurado–: yo invito a mi primo de Ecuador a venir a España, le dan un visado de tres meses y cuando le caduca decide quedarse. Si mi primo acude a los servicios sociales o a ONG como nosotros, son las organizaciones las que pueden ser sancionadas. La iniciativa ‘Salvemos la hospitalidad’ [impulsada, entre otros, por colectivos eclesiales] fue muy interesante, pero no ha servido”.

Inmigrante-4María Segurado aclara que “nos alegramos” de que se actualice la ley en el contexto de las directivas europeas. La “pena” es la oportunidad que se pierde y el “discurso hipócrita”: “Llevamos mucho tiempo diciendo que la inmigración no es un problema, sino un reto, pero ahora se está mandando un mensaje completamente contradictorio. Si los hijos de extranjeros no van a poder acceder al colegio, ¿qué modelo de integración estás creando? Y es una pena, porque realmente existía un proyecto interesante para construir un modelo propio de ciudadanía integrador. El Gobierno debería pensar más a medio plazo”.

Cáritas, CEAR y Red Acoge preferirían una ley que ataje el “riesgo cada vez más visible” de incremento del racismo y la xenofobia, al utilizar al inmigrante como “chivo expiatorio” de la crisis. Ante esto, el mensaje de la Iglesia es claro: “Defensa de los derechos humanos y solidaridad con todos los que defienden la vulnerabilidad de los emigrantes, su dignidad como personas, como hijos de Dios y como hermanos”. Lo recuerda José Luis Pinilla, SJ, director del Secretariado de la Comisión episcopal de Migraciones. En declaraciones a VN, coincide con la reciente expresión del arzobispo Agostino Marchetto (‘la inmigración es una oportunidad para sentir la Iglesia universal’): “Tan numerosos y diversos inmigrantes aquí –asegura Pinilla– constituyen para la Iglesia una oportunidad, una interpelación, una invitación, una urgencia para dar una respuesta pastoral adecuada… Es un reto para que toda la Iglesia se acredite como lo que es: la casa común en la que todos tienen un lugar, y los pobres, lugar preferente”.

Aún no hay fecha para el siguiente trámite parlamentario, que, por cierto, se está haciendo con carácter de urgencia. ¿Porque somos el único país que queda por aplicar las directivas europeas? “No –aclara María–, pero sería extraño que no lo hayamos hecho cuando el 1 de enero de 2010 España asuma la presidencia de la Unión”.

‘Es por la crisis’: la expresión comodín

Inmigrante-5Una tuerca, una llave inglesa, un inmigrante. Si la economía va bien, necesitamos de todo; en tiempos de crisis, cada cosa en su cajón. Éste es el tipo de mensaje que las ONG temen que cale en la sociedad, debido a iniciativas legislativas como ésta. Cáritas, CEAR, Red Acoge y el resto de organizaciones que se han adherido a su documento consideran “poco oportuno” el momento elegido para acometer la reforma de la LOEX, que cosifica al inmigrante convirtiéndolo en un elemento más o menos necesario en función de las necesidades del mercado. Lo critica también la Coordinadora de ONG de Desarrollo: “Este proyecto de reforma refuerza un modelo utilitarista de gestión de las migraciones que considera a las personas migrantes mera fuerza laboral”. La abogada María Segurado coincide en que “la crisis se ha utilizado como una excusa para sacar adelante este proyecto de Ley”.

Desde la Comisión episcopal de Migraciones, por su parte, se advierte también de la “peligrosa coincidencia entre la crisis y la reforma”. “Los obispos –manifiesta José Luis Pinilla– han declarado que el tratamiento, en lo que afecta a los emigrantes, no puede estar condicionado por el vaivén de situaciones económicas coyunturales. ‘Ante la crisis, comunidades fraternas’ es el título –recuerda este jesuita– de la declaración de la Comisión en la jornada anual de este año”. La crisis de empleo en España se ha cebado con los inmigrantes, que ocupaban los puestos de trabajo que se están perdiendo de manera más sangrante (construcción, servicios, etc.).

Según cifras del 7 de septiembre, de cada 100 personas en edad de trabajar en España, 18 están en paro; son 28 de cada 100 en el caso de los extranjeros.

En el nº 2.676 de Vida Nueva.

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