Jesús Juárez: “La Iglesia ilumina la realidad, no propone soluciones técnicas”

Obispo de El Alto. Secretario General de la Conferencia Episcopal Boliviana

Jesús-Juárez(José Luis Celada) Jesús Juárez Párraga es un salesiano nacido en la localidad murciana de Alquerías hace 66 años. Desde 1994, es obispo de la diócesis boliviana de El Alto y, actualmente, ocupa el cargo de Secretario General de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB). Junto al cardenal Julio Terrazas, presidente de este organismo, es uno de los rostros visibles de la Iglesia católica del país, institución que se ha erigido en “firme defensora de la institucionalidad democrática” y que trata de “iluminar las realidades temporales desde los principios y valores humanos y cristianos”. Una “misión irrenunciable”, aunque no siempre es bien entendida por las autoridades políticas.

¿Cómo están actualmente las relaciones entre el Gobierno de Evo Morales y la Iglesia católica?

Se mantienen dentro de un ámbito general adecuado y de trato cordial ante la opinión pública, a pesar de eventuales ataques que aparecen por parte de autoridades del Poder Ejecutivo y del propio presidente de la República. En estos casos, la Iglesia ha adoptado la política de evaluar respuestas, siempre que se juzgue necesario, y cuando realiza algún pronunciamiento, prioriza una salida serena y que aporte a un discernimiento crítico por parte de la población.

¿Cuál está siendo su papel como Episcopado en la coyuntura que atraviesa el país?

Precisamente, aportar a una visión integral, de mediano y largo alcance, más allá de la coyuntura. En esa línea, la Iglesia católica en Bolivia es firme defensora de la institucionalidad democrática y de los principios y valores humanos y cristianos que están en la base de la identidad del pueblo boliviano.

Simultáneamente, la Iglesia católica en Bolivia ha asumido la invitación surgida de la Conferencia de Aparecida en 2007 y se halla promoviendo, con decisión y una diversidad de materiales de apoyo, el proceso de la Misión Permanente, en sintonía con el fuerte sustrato católico de la población boliviana. Se trata de fortalecer la fe católica en Bolivia con un proceso de formación sistemático en todos sus sectores.

Por otro lado, en línea con la última encíclica, Caritas in veritate, la Iglesia católica continúa su labor social al servicio del “vivir bien” de toda persona y como aspiración y camino al bien común de toda la sociedad.

¿Sigue calando su mensaje en la población, o está influyendo negativamente el descrédito que trata de impulsarse desde sectores de la clase política?

Nuestra experiencia es que los ataques que ha recibido la Iglesia católica han servido, en muchos casos, para acrecentar la identidad, discernimiento crítico y sentido de pertenencia de los católicos en Bolivia. La Iglesia católica está enraizada en la historia y cultura del pueblo, y de ahí que mantenga altos niveles de credibilidad moral y su mensaje siga siendo acogido y valorado en la opinión pública.

Somos conscientes también de que los ataques que provienen de sectores de la clase política pueden crear confusión en algunos sectores de la población.

Misión profética

El cambio de época que avanzaba Aparecida parece que ha traído también a América Latina un perfil de mandatarios que en muchos casos está resultando todo un desafío para la Iglesia. ¿Cómo se dialoga en tales circunstancias y con personajes de perfiles tan definidos?

Desde nuestra experiencia, es fundamental que la Iglesia católica no pierda en ningún momento de vista su misión y vocación fundamental. Como hemos manifestado en varios documentos, la Iglesia católica está llamada a ejercer su misión profética en todo tiempo, independientemente de la coyuntura sociopolítica y fiel al Evangelio de Jesucristo.

La Iglesia católica no propone soluciones técnicas, sino que trata de iluminar las realidades temporales desde los principios y valores humanos y cristianos. Esta misión es irrenunciable.

¿Teme por el futuro de Bolivia?

De ninguna manera. Por un lado, está el mensaje de vida y esperanza que la Iglesia está llamada a entregar a la sociedad y, por otro, las lecciones que recogemos de nuestro pueblo. Si bien hemos vivido momentos críticos y dolorosos en nuestra historia reciente, al final han prevalecido salidas pacíficas y democráticas.

Es cierto que el contexto político intenta instrumentalizar ciertos movimientos y grupos sociales, pero estoy convencido de que en el corazón de la gente hay un deseo de vivir en paz y de buscar caminos de consenso y diálogo para construir una Bolivia mejor. Y la Iglesia católica en Bolivia seguirá contribuyendo a ello con su trabajo y oración.

En el nº 2.674 de Vida Nueva.

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