“Falta compromiso social en las confesiones religiosas”

La Asociación de Teólogos Juan XXIII celebró su 29º Congreso con la mirada puesta en la actual crisis

Trabajadores-taller-costura(Miguel Ángel Malavia) El XXIX Congreso de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII, celebrado en Madrid del 3 al 6 de septiembre, congregó a más de 700 participantes. Tal y como indicaba su lema, El Cristianismo ante la crisis económica, las jornadas estuvieron centradas en el discernimiento sobre el carácter del sistema económico imperante y la postura de las Iglesias cristianas y los diferentes credos religiosos ante sus consecuencias.

En un comunicado emitido tras la clausura del encuentro, a modo de síntesis con las principales conclusiones acordadas, se criticaba “la apatía y la falta de compromiso social de las confesiones religiosas, que se preocupan más por las cuestiones de poder y por seguir defendiendo situaciones de privilegio en el terreno económico y social que por denunciar las injusticias de un sistema que atenaza a los sectores más necesitados”. Sin apuntar a una comunidad religiosa en concreto, sí animaba a todas ellas a que recuperen “sus mejores tradiciones de justicia, igualdad y solidaridad, a través de iniciativas comunes que coadyuven, desde planteamientos éticos responsables, a introducir un cambio radical en el planteamiento social”.

En opinión de los miembros de la Juan XXIII, las causas de la actual crisis económica tienen un responsable concreto y directo: “El sistema capitalista”. Así, “el shock sufrido en el llamado Primer Mundo está haciendo que se tambalee el estado del bienestar alcanzado en las últimas décadas por un pequeño número de países privilegiados, sumiendo al resto del universo en un caos de efectos incalculables”. Es por ello que, según los firmantes del manifiesto, urge “construir un nuevo orden mundial –político, económico, jurídico– alternativo al neoliberalismo”. En esta tarea de reconstrucción moral y ética es en la que deberían estar involucradas las confesiones religiosas, especialmente las cristianas, mayoritarias en nuestro país, tal y como recalcan los teólogos firmantes: “Una situación como ésta hay que contemplarla no sólo desde una óptica económica, sino desde un punto de vista sociológico y, sobre todo, desde una profunda sensibilidad cristiana. Se trata de una realidad de injusticia económica excluyente de los más necesitados y vulnerables de la sociedad, que ya habitaba entre nosotros antes del año 2008 y que ha explotado ahora (…). Han sido truncados los valores cristianos por el enriquecimiento fácil y la ostentación sin límites”.

En el nº 2.674 de Vida Nueva.

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